Aestas alturas de mi vida, con 31 años que tengo ya, de siempre he oído las palabras injusto e inhumano, pero en realidad nunca me paré a pensar o a intentar sentir lo que quieren decir hasta hace unos años. Todo empezó cuando comenzaron a construir el depósito de agua en el Serrallo; yo vivo al lado. Cuando se iniciaron dichas obras nos fastidiaron por completo en todos los sentidos, empezaron a salir grietas por las paredes, por los suelos...
Cuando terminó la obra, mi padre edificó: durante el transcurso de la obra, vino un componente de la empresa del agua a hacer fotos; más tarde esta empresa nos denunció.
Nos mandaron una notificación con una multa; esa multa se pagó y ahí quedó la cosa.
Unos años después, nos vuelven a mandar otra, pero esta vez fue más grave y hubo hasta juicio y todo.
Mi padre, que es una persona analfabeta y encima estaba bajo efectos de medicamentos, ya que semanas antes estuvo ingresa en la UCI, fue al juicio y le preguntaron esto: “¿Está usted de acuerdo con el derribo de su casa?” . Mi padre contestó que sí-. Pero vamos, ¿qué se puede esperar de una persona analfabeta y recién salida del hospital’. Lo que a mi nunca me va a entrar en la cabeza y no logro verle lógica hasta el día de hoy es cómo el juez le ha dictado sentencia a mi padre estando bajo los efectos de medicamentos, porque ninguna persona que esté bien psicológicamente está de acuerdo con dicha barbaridad.
Ahora llevan meses enviándonos notificaciones de desahucio y de que van a derribar.
Llevamos viviendo aquí casi cuarenta años para que ahora no echen así a la calles sin mas, ni que fuéramos ocupas o indocumentados; ni a ésos se les echa de esta manera. También he rellenado tres solicitudes para que me den cita para hablar con el presidente, y hasta el día de hoy sigo esperando.