Los resultados de las pruebas realizadas a los
intoxicados en la cafetería del Hospital Universitario han sido negativos, es decir, que no se ha podido tener una confirmación microbiológica del brote detectado hace unos 15 días en este establecimiento. El Servicio de Medicina Preventiva ha descartado que se trate de una enfermedad de declaración obligatoria y ni mucho menos una epidemia, aunque sí ha determinado que se trató de un brote puesto que hubo una agrupación de casos con un nexo epidemiológico común como fue tomar un alimento en un lugar coincidente.
Una vez concluida la investigación, el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria en Ceuta (Ingesa) elevó a siete los afectados por la diarrea, un brote autolimitado en el que el periodo de incubación tampoco cuadra con la bacteria campylobacter.
Los afectados fueron cuatro sanitarios, dos usuarias y un empleado de cafetería
Los siete intoxicados son cuatro trabajadores sanitarios, dos usuarias y un trabajador de la cafetería en concreto y, aunque dicen que hubo otros casos, nadie más acudió a declarar. Tanto los cultivos como el screening molecular de las muestras clínicas han sido todos negativos, según los datos de la institución sanitaria, y, por tanto, como conclusión no se puede decir si la contaminación provino de la materia prima o se contaminó en el proceso de elaboración. Si hubiese salido un positivo en algún cocinero, los indicios habrían apuntado a una mala manipulación del producto, sin embargo, los informes recogen que las pruebas practicadas a los intoxicados arrojaron resultados negativos.
En cuanto al análisis de los hígados que los intoxicados consumieron en la cafetería, ambos cultivos dieron negativo y, pese a que una de las dos fue positiva por serología, eso solo apuntaba a que podría haber habido campylobacter o no.
Las medidas en las que se incide son la higiene, no guardar comida y los controles pertinentes
Las medidas en las que incidió el Servicio de Medicina Preventiva tras este brote que considera puntual son la higiene, no guardar ninguna comida, el lavado de manos y realizar los controles correspondientes. En definitiva, todas aquellas que pueden exigir las autoridades sanitarias a una cocina como la del Hospital en la que, como destacaron desde Ingesa, lleva años funcionando sin que ocurra nada.
Nada ha trascendido acerca de que vaya a recaer sobre la adjudicataria del servicio de la cafetería del Hospital Universitario alguna penalización por este suceso.
Por su parte, el Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, como enlace con Madrid, notifica el brote.
La cafetería del Hospital Universitario funcionó a pleno rendimiento a partir de junio de 2012 ante la demanda de los trabajadores, usuarios y familiares de pacientes que en aquel momento carecían de algún lugar donde ya no almorzar, sino simplemente tomar un café. Durante un tiempo las máquinas expendedoras suplieron este vacío hasta que, finalmente, Ingesa adjudicó el servicio a la empresa que en la actualidad continúa ofreciendo el servicio.
Su inauguración coincidió con la puesta en marcha del comedor. Sus instalaciones se ubican, como en aquel momento, en el edificio 7 del complejo hospitalario.
Un servicio como el que aúna a la cafetería y el comedor son esenciales en el acompañamiento a la estructura del propio Hospital e importante para quienes pasan varias horas en sus dependencias