El próximo día 30 se celebra San Fernando, Patrón del Arma de Ingenieros, al que todos los años dedico un artículo. Y este año, con varios días de antelación por escribir sólo los lunes, voy a hacer un breve relato histórico y singular, plenamente relacionado con el Arma, a la que por haber hecho la antigua “mili” en Transmisiones tengo especial afecto y un grato recuerdo. Y el mejor homenaje que un civil puede rendir al Cuerpo donde sirvió, es recordar su paso por él poniendo en valor los excelentes y eficaces servicios que los Ingenieros militares realizan.
Por eso hoy me voy a referir a las Transmisiones con las que Franco se comunicaba; porque pienso que los 40 años que ejerció como Jefe del Estado, lo hiciera bien o mal, con sus virtudes y defectos y con sus partidarios y detractores, fue un dilatado período de tiempo que, quiérase o no, forma parte de la memoria histórica de España que no se le debe ocultar a las nuevas generaciones. Pero no me refiero a la historia ficticia, inventada y politizada, sino a la Historia real (con mayúscula), como ciencia y con proyección cultural, como la que hace más de dos mil años enseñaban Polibio y Cicerón: “Fuente de la verdad, fiel reflejo de los hechos realmente acontecidos”; o como la definió nuestro inmortal Cervantes en El Quijote: “Madre de la verdad, testimonio del pasado, que nos avisa del presente y advierte sobre el porvenir”.
Lo que voy a exponer, tiene el valor de ser información de primera mano, obtenida personalmente (tengo escrito un libro titulado la “Historia de la Escolta de Franco” que creo es único en la materia), o que me facilitaron otras personas directamente relacionadas. Y se trata de informar de las Transmisiones con las que Franco se comunicaba durante la Guerra Civil 1936-1939 y después. Comenzó conectándose a la Red de teléfonos en sus desplazamientos por carretera de forma tan rudimentaria como que las primeras veces tenía que hacerlo mediante trepadores, trepolines y alargaderas, debiendo parar su Caravana de vehículos en marcha cada vez que necesitaba comunicarse. Un celador de líneas trepaba por un poste de teléfono, en la “Jícara” puenteaba la línea telefónica y con una alargadera llevaban luego el teléfono al coche de Franco. El “Tren de Campaña”, en el que viajaba a los distintos teatros de operaciones, estaba formado por una Caravana de rulós, integrada por coche-dormitorio, coche-despacho, coche-sala de operaciones y coche-radio provisto de teléfonos, centrales “Negrillas”, persianas, banderas, radios de campaña, emisoras de radio MK-II, etc. Estas últimas procedían de la captura en el mar de un barco ruso cargado de aparatos de radio, que le fueron confiscados y luego distribuidos al Ejército, y Algunas de estas MK-II se destinaron a las Transmisiones del Jefe del Estado, al que dieron un excelente resultado.
Finalizada la guerra, en 1940 Franco organizó su Casa Militar, creando su Escolta o Regimiento de la Guardia; y, consciente de la enorme importancia y suma transcendencia que las comunicaciones tienen, después creó la 9ª Unidad de Transmisiones, mediante la Orden nº 333, de 30-11-1949 que, entre otras cosas, disponía: “Año X (…) Artículo 5º. Dando cumplimiento a las instrucciones recibidas para la Organización del Regimiento, a partir de mañana, 1º de diciembre, queda constituida, al mando del Capitán Don Eustaquio Zamora Vázquez, la 9ª Unidad de Transmisiones, formando parte del 4º Grupo (Motorizado de Transmisiones) de la 2ª Agrupación. Esta 9ª Unidad se dividirá en dos Secciones: Una Radio-Óptica y otra de Teléfonos y Teletipos, con arreglo a la plantilla establecida, y tendrá a su cargo el mantenimiento de las comunicaciones telegráficas, radio-ópticas y demás establecidas o que se establezcan, sirviendo su personal las Centrales de la Residencia y de los distintos Acuartelamientos de estas Fuerzas. En las salidas y desplazamientos se adaptarán a las órdenes e instrucciones que a tal efecto se tienen dadas…”. Durante la guerra sucedió que el Regimiento de Transmisiones de El Pardo, del que formaba parte el citado Capitán Zamora, se había pasado al llamado “bando nacional”. Franco supo que era experto en Transmisiones, confiriéndole el mando de la 9ª Unidad recién creada. Luego, la mandó brevemente el Capitán de Ingenieros Antonio Toribio González. Y desde 1966 el de igual empleo y Arma, Diego Bernárdez Franco, éste, junto con mi tío, José Caballero Higuero, también Capitán de Ingenieros, fueron los dos mejores militares que conocí durante mi estancia en el Ejército. Ambos muy competentes, excelentes personas y perfectos caballeros.
Según en vida me dejó constancia el que luego fuera Coronel Diego Bernárdez Franco (recientemente fallecido), tras la creación de la 9ª Unidad de Transmisiones, ésta fue ya provista de material moderno. Con autorización del Presidente de los EE.UU., a la Caravana se le pudo dotar de equipos de la Casa “Motorola”, cuya Central de 100 watios se ubicó en el Torreón Radio de El Pardo, cubriéndose los enlaces sin necesidad ya de conectarse a los postes de Telefónica y sin que la Caravana tuviera que pararse en marcha, pudiéndose Franco comunicar también desde Madrid por el sistema de UHF, ya que se disponía de repetidores y antenas en la Torre de Madrid que él utilizaba con prioridad sobre otras redes de usuarios, aunque no estaba cubierta la necesidad de enlace por cualquier carretera, ya que faltaban transceptores en las Bandas HF, UHF, VHF-1 y VHF-2. Posteriormente, Juan de la Cierva, en sus talleres de “inventos” de Alcobendas, ideó un sistema que en cualquier trayecto por carretera la Caravana automáticamente elegía el transceptor idóneo para enlazar en el espectro. Después, cuando se incorporaron a la Caravana oficial los coches “Roll Royce”, ya no se necesitó de este sistema.
En cuanto a los enlaces por Radio, durante los desplazamientos de Franco fuera de Madrid y en las vacaciones de verano al Palacio de Meirás en La Coruña, Palacio de Ayete en San Sebastián, Palacio de Pedralbes en Barcelona, por Navidad en la finca que su consuegro el Conde de Arguillo tenía en Mancha Real (Jaén); a lugares de caza y pesca, como Ciudad Real, Montes de El Pardo, o por mar cuando embarcaba en el yate “Azor”, en ríos de Asturias donde pescaba el salmón, etc, el Coche de Radio se desplazaba por la costa acompañando al yate o a la Caravana, para asegurar el enlace entre el barco y la costa, y desde allí por la Red Telefónica con Madrid o cualquier punto de España. En los años de 1970 se hicieron pruebas con el radioteléfono B-70 de pantallas parabólicas y se dotó al Coche Radio de este medio de transmisión, para lo que fue adaptado y modernizado en unos talleres de Torrejón para hacerlo más funcional. En el Acuartelamiento de El Pardo, se disponía también de una Central telefónica fija de 100 líneas, que facilitaba las comunicaciones con el interior y la Casa Militar. Estaba ubicada en un cuarto en el pasillo de acceso al Patio de Batallas del Regimiento de la Guardia y era atendida las 24 horas por personal de la 9ª Unidad. También se utilizaban aparatos AN/PRC-6 y AN/PRC-10. Y se disponía de un servicio de Red eléctrica interior del Acuartelamiento y Palacio, de servicios de Megafonía; de Cine (incluido el NO-DO) para el personal de la Escolta, sus familiares y habitantes de El Pardo autorizados; el Torreón de Radio, con varias emisoras, sala de clases de Morse, taller de reparaciones, almacén de equipos electrónicos, gabinete fotográfico, oficinas, etc.
Un servicio especial y de extraordinaria importancia histórica, que de Capitán fue dirigido por el que después fuera Coronel Bernárdez Franco con personal de la 9ª Unidad de Transmisiones, fue el realizado para dar corriente eléctrica con mayor potencia, sacada del aparato de Rayos X, durante toda la noche, a fin de poder realizar la grave operación quirúrgica practicada a Franco a vida o muerte en noviembre de 1975 en el Botiquín del Acuartelamiento, así como la iluminación necesaria para tan delicada operación, alumbrando con un potente “flexo” improvisado. Conocí personalmente aquel rudimentario Botiquín, y lo mismo yo que todos cuantos por él pasaran, nadie alcanzaría a comprender cómo por los Servicios Médicos que intervinieron a Franco, por sus familiares y políticos relevantes de aquella época, se permitió que todo un Jefe de Estado español, por ser tan austero, prefiriera ser operado en un lugar tan modesto e inapropiado, que carecía hasta de los más elementales medios técnicos y material quirúrgico, ante tan grave intervención a la que le sometieron, que por momentos le hacía desangrarse, pues ni siquiera disponía de quirófano, que también hubo que improvisar a prisa y corriendo para el caso.
En el Torreón de Radio había instaladas estaciones de Radio de la marca C-11/R-210, que con una antena dipolo se podía enlazar con cualquier punto de España. Para las salidas de Franco se contaba con una emisora AN/GRC-9 y un llamado “Maletín radiotelegráfico” de reserva, que había sido capturado a los “maquis” en Asturias; de parecidas características había otro “Maletín” en el Almacén, y una estación Marconi de HF para las salidas cortas. Otra emisora de Radio casi perdida en el Almacén, pero de incalculable valor histórico, era la que había sido regalada por el Presidente Perón a Franco, aunque se tenía más bien como vieja reliquia emblemática de tan histórico origen. Como material radiotelefónico se tenían los AN/PRC-6 y AN/PRC-10. Y un radioteléfono Marconi B-20.001, conocido por “El lagarto”, porque su caja de baquelita era del mismo color que dicho reptil, al que por su antigüedad y obsolecencia le aguardaba el mismo destino que a la especie animal a extinguir, que ya sólo quedan algunos en Canarias.
Desde el Torreón de Radio se mantenían las comunicaciones en radiotelegrafía con la Caravana de Franco en sus salidas a cualquier lugar. Las comunicaciones estaban encomendadas a expertos Operadores, todos Radiotelegrafistas muy cualificados y excelentes profesionales. Y también ellos realizaban la especial misión de confeccionar a diario un Boletín de Escuchas, para controlar las emisiones extranjeras, sobre todo, de los países entonces llamados del “Telón de Acero” que emitían programas en castellano para España y países hispanoamericanos dando noticias internacionales sobre acontecimientos políticos, económicos o de cualquier otra naturaleza que fueran de importancia, así como los estados de opinión que difundían sobre el Régimen de Franco. Este “Boletín de Escuchas” constaba de dos pates, la de hojas amarillas, en las que se recogía todo lo que en el extranjero se decía sobre España por muy duro que fuera; y la de hojas blancas, con los acontecimientos extranjeros más relevantes. Al principio, las noticias se captaban directamente a oído, pero más tarde se hacía ya mediante la grabación de las emisiones en un magnetófono, del que luego se reproducían las más importantes. El Boletín estaba destinado al propio Jefe del Estado, que si algún día por algún motivo justificado se retrasaba su entrega, solía recabarlo con bastante interés. Algún día escribiré con más detalles sobre esto último.
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