La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha contabilizado 1.064 inmigrantes muertos y desaparecidos en la denominada Frontera Sur durante 2018, una cifra que supone cuatro veces más que el año anterior y el mismo número que la suma de los últimos cinco años. En Ceuta han sido 20 los desaparecidos y 17 los muertos. En Marruecos, en las proximidades con la ciudad, fueron 18.
Son “cifras horribles” detrás de las que hay personas que vieron sus vidas truncadas en su intento por vulnerar esa frontera. Este "coste altísimo de vidas humanas" es "inaceptable" en una democracia, ha advertido la asociación en su presentación del Informe Frontera Sur 2018, en el que lamenta las políticas “criminales” del Gobierno del PSOE con los inmigrantes, así como la “contaminación” de los partidos políticos tradicionales del discurso xenófobo de la “extrema derecha” de Vox.
En las entradas producidas por Ceuta (2.538) y Melilla, la asociación ha recalcado que se mantienen en “similares niveles” a 2017. “Nos parece de interés reflejar la participación de Marruecos en la detención de personas y la interceptación de embarcaciones, pues ello proporciona una idea más completa del volumen de los flujos migratorios durante 2018. Marruecos, en efecto, este año se ha implicado de forma activa en la interceptación de las pateras que salían de sus costas. Hemos contrastado 201 embarcaciones y 5.609 personas que han sido interceptadas, que con toda seguridad serán muchas más, dada la opacidad del régimen marroquí”, denuncia.
“De hecho, las autoridades marroquíes han abortado entre enero y noviembre -según la declaración de su gendarmería- al menos 76.000 intentos de emigración clandestina, casi todos por vía marítima (pero sin dar ninguna concreción), lo que consideran un récord absoluto y una muestra del alto grado de compromiso del reino en la lucha contra la emigración clandestina”, añade.
En datos, APDHA destaca las entradas por la valla del verano de 2018, poniendo en duda que fueran lo violentos que se denunció e incluso elevando a “supuesto” las agresiones sufridas por agentes de la Guardia Civil destinados en la frontera.
“Lograron saltar la valla un total de 752 personas, destacando el día 26 de julio, con 602 migrantes que lograron pasar de los aproximadamente 1.500 que lo intentaron, y el día 22 de agosto con 116 personas. En el salto del 26 de julio en Ceuta se reflejó con gran difusión en los medios de comunicación el supuesto uso de cal viva, aerosoles e incluso excrementos por parte de las personas migrantes que causaron heridas y/o lesiones respiratorias a diversos agentes de la guardia civil mientras que intentaban impedir el acceso de estas personas hacia territorio ceutí”, concreta en el informe.
Esas informaciones llevarían a una acción “ejemplarizante” por parte del Ministerio de Fernando Grande Marlaska. “El nuevo ministro activó el 22 de agosto el acuerdo de readmisión que España tiene con Marruecos desde 1992. Apenas había sido aplicado hasta entonces a personas originarias de países subsaharianos que accedían a través de la valla (utilizando solo las devoluciones ilegales en la propia valla fronteriza). La devolución de estas 116 personas se realizó de forma colectiva, en 24 horas y justificada por el Gobierno por la falta de solicitud por parte de las personas migrantes de protección internacional”, denuncia la oenegé.
Aquella devolución se publicó en primicia por El Faro, único medio de comunicación que fue testigo de estos hechos y que los grabó. APDHA denuncia esa práctica como las devoluciones que pudieron llevarse a cabo “por la estrecha colaboración que mantiene la Guardia Civil con la Gendarmería marroquí”.
“A todo ello hay que sumar la continuidad de la práctica de las devoluciones en caliente por el actual Gobierno, pese a haberse comprometido a acabar con esa práctica condenada en primera instancia por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Según ha reconocido el Ministerio del Interior en la misma contestación a la senadora Maribel Mora, se practicaron 125 devoluciones en caliente en Melilla tanto en 2017 como en 2018, mientras que en Ceuta fueron 482 en 2017 y 533 en 2018”.
APDHA pone especial acento en la situación de los magrebíes que cruzan a Ceuta e intentan escapar después a través del puerto. “Los intentos de pasar a la península son cada más más frecuentes por la creciente angustia y desesperación que viven tanto las personas que están en el CETI (cuyos derechos han sido reconocidos en varias sentencias relativas a los solicitantes de asilo) como las que permanecen en estas ciudades clandestinamente. También traemos un ejemplo de ello: en la madrugada de día de Navidad, fueron interceptadas diez pateras que desde Ceuta intentaban llegar a la península con 54 personas marroquíes y argelinas”, concretan.
Especial atención merece la muerte de Omar ‘Susi’ atropellado en el puerto y fallecido al momento. Se han reforzado los controles en el puerto “para impedir que los menores puedan acceder a los distintos barcos que van con destino a la península, incluyendo concertinas, alambre de espino y elevando la altura de la valla del recinto portuario. En octubre de 2018, la asociación PRODEIN volvía a denunciar en sus redes sociales el uso de la violencia habitual hacia los menores”, expone.
Hay una especial crítica hacia la gestión de las administraciones con los menores. Dice APDHA que “siguen sin responsabilizarse de su obligación de protegerlos. No son escasas las declaraciones de los presidentes de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, además de Andalucía, demandando mayor presupuesto para la atención y acogida de los menores, el reparto en otras comunidades autónomas e incluso reclamando la reactivación del convenio con Marruecos de 1992 para la devolución de los menores”.
“El año 2018 es el de la desprotección de la infancia y de una clara manifestación del racismo institucional. Por un lado, por la inacción de los Gobiernos ante el conocimiento de las previsiones en el repunte de llegadas, que han hecho que estos mercadeen sin paños calientes con los derechos de los niños y niñas. Y por otro, porque los tratados internacionales en materia de protección de la infancia, especifican claramente que no debe existir diferenciación por nacionalidad”, añade.
Carga también la asociación contra el uso de la palabra MENA por lo que supone de carga negativa. “Su uso continuado de la palabra MENA para referirse a todos y cada uno de los y las menores no nacidos en países comunitarios es un eufemismo. Está cargado de estereotipos intencionados, que homogeneiza a niños y niñas que viajan sin la compañía de un adulto porque han elegido o se han visto abocados a jugarse la vida para acceder por un punto no habilitado al territorio de cualquier Estado considerado seguro en pro de un futuro que no tienen en sus países de origen”, expone.
La APDHA haciendo una mención específica a sucesos acontecidos en la Frontera Sur que tienen que ver con Ceuta. “En estas décadas hemos vivido situaciones tremendas que tenían como protagonista la vulneración de los derechos humanos y que nos han llenado de vergüenza. Nos vienen a la memoria los sucesos racistas de las murallas de El Ángulo en Ceuta en 1995, o el campamento de triste recuerdo de Calamocarro con 2.000 personas hacinadas en condiciones infrahumanas”, explica.
“En 2005 mataron en ambos lados de las fronteras de Ceuta y Melilla a 14 personas, sin que nunca se haya determinado ninguna responsabilidad. Mientras se fueron levantando los nuevos muros de la vergüenza en las fronteras de Ceuta y Melilla con sus concertinas asesinas en las que el goteo de muertos ha sido continuo. Y el 6 de febrero de 2014 quince personas murieron como resultado directo o indirecto de los disparos de balas de goma y botes de humo de la Guardia Civil sobre personas que intentaban entrar a nado en Ceuta por el Tarajal”, indica.
“La situación lejos de solucionarse se ha ido agravando como resultado de las mismas políticas absolutamente ineficaces, pero que provocan este horror cotidiano. Lo hemos visto este año con la falta de recursos y medios, por el caos y la absoluta imprevisión que ha provocado un trato totalmente indigno e inhumano a las personas que han llegado a nuestras costas”.
Las únicas soluciones para este drama, según aseguran, es el establecimiento de vías legales y seguras para la entrada de los inmigrantes y la reacción de una ciudadanía que no tolere como normal esta “barbarie”, igual que ocurrió con ETA tras varios años de actividad terrorista.
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