Tener conocimiento de secretos de los demás te pone en situación ventajosa, eso es una evidencia, pero si la información te hace poderoso también te puede hacer el centro de la diana de aquellos que se sienten amenazados, y no hay nada como el miedo a perderlo todo para hacer a las personas el elemento más peligroso que campea por la Tierra…
Denzel Washington encarna a un exagente de la CIA renegado que lleva años vendiendo secretos y ahora está en apuros, perseguido por un supuesto grupo terrorista; en un gesto de desesperada huída se refugia en la embajada estadounidense de Ciudad del Cabo y de allí acaba en un piso franco para ser protegido y también interrogado de forma poco amistosa por el país al que traicionó (siempre supuestamente en películas de vericuetos intrincados como esta). Ryan Reynolds (Buried, Linterna Verde) es el pobre novato con potencial encargado de hacer de “anfitrión” de tan peligroso sujeto. Este se verá superado por los acontecimientos vertiginosos y altamente violentos que van a arrastrarlo como una ola, que diría la recordada folclórica, e irá descubriendo, giro tras giro (demasiados giros por definición suelen dar como resultado mareo, y en esta historia uno llega a no saber y tampoco importarle, quién es el bueno y quién el malo) a la vez que el espectador el quid del asunto.
Los que aprecien una buena pelea, bien coreografiada, aquí tienen motivos de entretenimiento, y los fans de las persecuciones se van a sentir como marranito en un charco, al igual que Denzel Washington interpretando un personaje ambiguo y oscuro (nunca mejor dicho, puesto que sigue siendo el heredero del trono negro que dejó Sydney Portier en Hollywood). Su trabajo, con nervio y templanza por igual, desprende personalidad, especialmente en los momentos escasos de calma e intercambio de miradas y conversaciones con Reynolds, que también da la talla en su trabajo transmitiendo la ansiedad de un personaje muy sobrepasado pero con carácter (cliché en toda regla).
Más allá de la carismática centralización del interés por parte de los protagonistas, la producción se revela agradable de visionar, disculpando ratos de guión atolondrado que se aturde a sí mismo y la clara falta de emoción en el transcurso de los cantados acontecimientos. No son pocos peros, además de la pena que da quedarse a medias entre el thriller político con quilates y la cinta de acción salvaje e impactante. Pero lo poco que tiene de ambos palos es suficiente como para decir que escoltan la buena labor de reparto para lograr mantenernos entretenidos sin mucho más el tiempo que estemos sentados en las butacas. ¿Suficiente en la época de aparición de los pesos pesados del año en la cartelera, pero a la vez necesitados de mayor número de producciones salvables? Que cada uno juzgue.
Puntuación: 5
corleonne76@yahoo.es