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Inflación y guerra, la tormenta perfecta que encarece el carro de la compra

La invasión de Rusia a Ucrania impacta en España. Además del dolor que hiela la piel tras ver los cuerpos sin vida de personas que escapaban del terror de la guerra, las bombas impactando en los edificios o las más de 2,5 millones de personas, según cifras de el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que han abandonado sus casas para dejarlo todo atrás en busca de un lugar seguro; los daños colaterales de todo esto ya se pueden sentir en los bolsillos de los consumidores. No solo aquí en España, sino que también en el resto de Europa, así como en cualquier otra parte del globo terráqueo como Ceuta.
El alza del precio de algunos de los productos ya se puede apreciar con tan solo acudir al supermercado. Cada vez la lista de la compra asciende más y más. Lo que antes costaba dos euros, ahora son tres.

“Nos encontramos con las estanterías casi vacías a partir de las doce de la mañana”

Alimentos de uso cotidiano se han convertido en bienes preciados. Un ejemplo de ello es el aceite de girasol. “El precio se ha doblado de una semana a otra. Antes, la garrafa de 5 litros costaba ocho euros y ahora está a 14”, explica Umaima Mohammed, dependienta de uno de los comercios de Ceuta. Además, admite que “en los próximos días el precio seguirá aumentando”. El coste de este producto se ha disparado por la nubes, pero ella, sorprendida, confiesa que “a la gente no le importa pagar ese precio”. Asimismo, añade que en otros productos donde se usa el aceite, también subió su coste. “El atún ascendió más o menos un 20%”, afirma.
Esto que ocurre ahora con el aceite de girasol, nos recuerda a los comienzos de la pandemia de la COVID-19 cuando la ciudadanía compró de manera compulsiva el papel higiénico. Clarividentes son las palabras de Diana González, cajera de supermercados Covirán en Ceuta. “Normalmente, la mercancía nos llega los martes y los jueves. La reponemos por la noche y ya por la mañana, a eso de las doce o doce y media, nos encontramos con que las estanterías están casi vacías”. La psicosis se ha apoderado, pensando que se quedarán sin ninguna de estas botellas. Ante lo ocurrido se ha tomado la medida de racionar el aceite. Por ejemplo, los usuarios que asisten a este supermercado solo se pueden llevar a casa tres botellas . En otros lados, una. Eso depende de la normativa de la cadena de supermercados.

“La cosecha mundial da para que Ucrania tenga un parón en sus explotaciones agrarias”

Ante todo esto, Umaima no concibe lo que está ocurriendo. “No debemos ser egoístas, tenemos que pensar en los demás. Nos estamos metiendo en un túnel del que solo miramos en línea recta o no hacia los lados. Esto no puede ser porque el aceite estará, no se va a agotar de un día para otro”, sentencia esta joven dependienta.
El encarecimiento del aceite de girasol guarda relación con la crisis bélica entre Ucrania y Rusia. “Ucrania es uno de los mayores productores de este aceite. Ahora mismo viene casi todo de esa zona, ya que el porcentaje importado es de un 60%. Es decir, unas 500.000 toneladas anuales que llegan a nuestro país”, confirma el responsable de Ganadería y Olivar de Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), Arturo Hernangómez.
Del país báltico, considerado como el “granero de Europa”, no solo nos llega el aceite de girasol, sino que también recibimos los cereales. “Nosotros compramos bastante grano a Ucrania, pero también a Rusia; aunque más al primero”, dice uno de los servicios técnicos de Asaja. Además, ocurre que ahora es el momento de las importaciones del maíz ucranio. El 22,2% proviene de esa zona. “Esto nos causa un daño considerable, nos deja colgados en nuestras previsiones”, añade.

“No podemos pagar por trabajar. Al menos tenemos que cubrir lo que cuesta ese trabajo”

De Brasil es la siguiente cosecha que llegará a España. “Un 29% nos llega de ese país”, confiesa este técnico. Además, esta persona no desaprovecha esta charla con El Faro de Ceuta para recordar que “la sequía también es otro factor clave para que las cosechas de este año se vean reducidas”. A la crisis actual se le suma la sequía que acecha a nuestro país, así como “las complicaciones en los puertos para cargar o la pandemia de la COVID-19”. Una amalgama de causas que ha dinamitado este “mundo globalizado”.
Incertidumbre por el futuro, pero este servicio técnico de Asaja ve un halo de luz y esperanza. “Maíz, girasol y trigo hay en el mundo. Si esta campaña se queda paralizada, no tiene porqué haber desabastecimiento en Europa. Ahora mismo, la cosecha mundial da para que Ucrania tenga un parón en sus explotaciones agrarias”, manifiesta. Esto sirve a modo de respiro, pero “lo malo es si el conflicto se alarga durante mucho tiempo”. Es decir, años.

Inflación por las nubes

Ayer se conocía el dato de la inflación durante el mes de febrero. Los dígitos llegaron hasta el 7,6%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Este repunte viene dado por el encarecimiento de la electricidad y los combustibles, entre otros. Repostar el coche ahora sale más caro que hace unos meses. En algunos puntos de España ya se llega a pagar hasta dos euros el litro.
A lo ya anterior explicado, los alimentos también se ven afectados por esta subida drástica. Productos como la leche, carne o el café sufren estas consecuencias. Los presagios eran buenos cuando se empezó a creer en esa luz al final del túnel con respecto a la pandemia de la COVID-19. Pero nadie se esperó que en la madrugada del 24 de febrero, Rusia invadiera Ucrania.
“Hay una alarma muy grande porque una inflación desbocada, como la de ahora, es una seria amenaza para la economía. Esto nos pone en el disparadero”, piensa el presidente del Centro Comercial Abierto de Ceuta, Juan Torres. Encima, “si baja el consumo, hay menos ingresos, menos empleo y las empresas contratan menos. Esto nos mete en una vorágine que no queremos ninguno”. Por el momento, dice el presidente que lo que hace el comercio de esta ciudad es no trasladar estas consecuencias a los precios finales. Al menos por el momento.
“Para frenar esto, se supone que las medidas principales las tiene que tomar la Unión Europea, el Gobierno de España, así como el de nuestra ciudad. Todo esto requiere un esfuerzo y un trabajo de los gobiernos y de los agentes sociales, como son los sindicatos de las empresas. Y por ello nos ponemos a su disposición para que cuenta con los comerciantes”, afirma Torres.
Pero detrás de esa subida en el precio final de los productos está el incremento de las mercancías, las materias primas, así como del transporte. Los ciudadanos lo sufren, al igual que lo padecen los intermediarios de esta cadena de producción. Todos y todas están envueltos en esta maraña. La Plataforma en Defensa del Sector del Transporte de Mercancías ha anunciado un paro indefinido a partir del próximo lunes 14 de marzo. “No podemos cobrar por un viaje 500 euros y pagar 700. No podemos pagar por trabajar. Al menos tenemos que cubrir lo que cuesta ese trabajo”. Esa es nuestra realidad y esto no es nada nuevo, sino que ya lo hablamos con el Comité Nacional de Transporte (CNT) porque no se nos puede contratar a pérdidas”, dice el portavoz de la Plataforma, Manuel González.
Esto acarreará sus consecuencias, ya que al no llegar a un acuerdo y extender este devenir en el tiempo, “veremos como en cuestión de días, las estanterías de los supermercados estarán desabastecidas”, confirma. La gran mayoría de los productos se mueve por carreteras. “Esto no es por nuestro gusto, ya que somos los primeros interesados en trabajar y no tener que perder el tiempo con una administración. Lo que pedimos es que si nos cuesta el transporte, cada kilómetro, un euro; pues que no se pueda contratar por debajo de eso porque habría pérdidas. Y esto aboca a la quiebra de las medianas empresas”, confirma González.
En toda esta tormenta, la crisis de Ucrania parece ser que “no guarda relación” con lo que se avecina a partir del próximo lunes. La reflexión que hace Manuel de esto es que “veo tintes de especulación, algo preocupante, porque en 2008 el barril de brent llegó a costar 140 dolares y el litro de gasoil, como máximo, se puso en uno con treinta. Hoy con un barril a 118 dolares, no es posible que paguemos el gasoil casi a dos euros. Por algún sitio se nos está escapando algo”, reflexiona.
La incertidumbre está servida en todo lo que acontece. Los hechos históricos se suceden casi a diario. El desabastecimiento prematuro del aceite, quizás deje entrever lo que puede provocar esta huelga de transportistas. La guerra de Rusia con Ucrania continúa ensañándose con la vida de los civiles. Todo esto ha conformado una tormenta perfecta que traerá consecuencias de logística, encarecimiento de los productos, así como el daño colateral del bolsillo de la ciudadanía.

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