Indignación

Me pongo en contacto con ustedes para denunciar mi indignación tras la experiencia que he tenido en el Hospital Universitario de Ceuta. Ante todo, aclararles que soy nacido en Ceuta y como tantos otros, residente en Barcelona tras emigrar allí por motivos laborales en los años 60.

Sirvan como referencia mis dos apellidos para garantizar mi absoluta “españolidad”. Paso a detallarles el motivo de mi denuncia ante este medio y tantos otros como me sea posible y considere oportunos, ya que estimo que un hecho de este calado y trascendencia para mi familia no puede quedar en el olvido, por lo que pretendo su máxima difusión.
El 4 de abril, estando pasando unos meses en un apartamento turístico en una urbanización de la cercana a Castillejos, mi pareja se puso de parto y decidimos que nuestro hijo naciera en Ceuta ya que me hacía ilusión que el bebé viniera al mundo en mi ciudad natal y, al pertenecer tanto ella como yo a la mutua Sanitas, era viable esta opción. Tres días después del ingreso y al no llegar parto natural, el equipo de ginecología decidió practicarle una cesárea. Afortunadamente, tuvimos un niño perfectamente sano pero, tras algo más de cuarenta y ocho horas, la ginecóloga de turno decidió dar el alta a mi mujer; yo me opuse puesto que ella apenas se podía mover aún, estaba con tratamiento antibiótico y se sentía muy débil. Manifesté mi disconformidad a la facultativa, a lo que ésta me respondió tras mi insistencia que podía quedarse un día más pero sin régimen alimenticio ni suministro de medicamentos. La buena señora me repitió en dos ocasiones que eso es lo que pasa por venir a parir a un país extranjero, a lo que yo le respondí diciéndole que estaba en mi país, España, y que mi hijo era español (ese mismo día acudí a Comisaría para tramitar el pasaporte español de mi hijo). Además, le hice hincapié en que nadie nos estaba dando nada gratis puesto que mi aseguradora corría con los gastos de la hospitalización, pero la ginecóloga me dijo que a ella le era indiferente puesto que iba a cobrar su sueldo a final de mes de todas formas, insistiéndome en que esas eran las consecuencias por parir en un país extranjero haciendo referencia a la madre de mi hijo, que es marroquí. Añadió, para más inri, que puesto que había acudido al hospital por póliza de seguro sanitario privado, que me hubiera ido a una clínica de sanitas en la Península.
A los pocos días de abandonar el hospital de Ceuta de forma involuntaria y encontrándose mi pareja un poco más recuperada, decidimos acudir a la ciudad de Fez para que su familia pudieran atenderla antes de regresar a Barcelona, pero ha tenido que ingresar en una clínica privada de esta ciudad por estar padeciendo unas fiebres altísimas por una grave infección postquirúrgica, posiblemente fruto de una mala praxis o de un alta hospitalaria precipitada. A día de hoy, sigue hospitalizada y, tras hacerle una resonancia magnética, han detectado un gran abceso de pus de 10 por 3 centímetros, consecuencia de la cesárea que se le practicó en el Hospital Universitario de Ceuta.
Espero que mi esposa se recupere ya que se encuentra muy grave y poder volver a mi “querido país”, en el que hay buenísimos profesionales de todas las especialidades, pero también gente (sí, digo gente por no emplear otro término que pudiera parecer grosero e inapropiado en un escrito) que no merecen ejercer una profesión tan digna como es la medicina.
Ahora, señores míos, sí que me encuentro en un país extranjero donde no entiendo el idioma pero, a diferencia de cuando estábamos en mi país, no me han dicho en ningún momento que soy extranjero ni me han tratado de forma peyorativa. Y por supuesto, ningún facultativo me ha dicho que va a cobrar a final de mes haga lo que haga.
P.D. En la sala de partos el trato con enfermeras y comadronas fue excelente.