Las incertidumbres no nos detienen

Hace pocos días se publicaban los datos del paro registrado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Pese a la complicada situación en la que nos encontramos, a causa de la pandemia y su segunda oleada, y a las incertidumbres, el empleo mantiene su recuperación. Si observamos los datos, vemos que el paro desciende globalmente en 26.326 personas respecto al mes anterior. Esta cifra es muy importante si se tiene en cuenta que es la primera vez que el desempleo desciende en el mes de septiembre, desde 2007. Por Comunidades Autónomas, también el descenso es casi generalizado, con las excepciones, aunque con cifras muy pequeñas de incremento del paro, de Asturias, Extremadura y Cantabria, y algo más en las Islas Baleares (lógico si pensamos en el parón del turismo).

Incorporando los últimos datos conocidos y difundidos por el SEPE a la serie histórica que estamos usando para este estudio, obtenemos una gráfica en la que se sigue observando un claro cambio de tendencia a partir de mayo de 2020. La serie sigue tomando la forma de una v invertida, que indicaría que el paro está volviendo a descender a nivel general y en casi todos los sectores. Destaca el descenso en el sector servicios, que es el más importante en nuestra economía, situándose en una cifra de paro de 2.657.234 personas (13.367 menos que el mes anterior), cantidad muy parecida a las que predecíamos en nuestro modelo al incorporar los datos de abril de 2020 (2.759.884 parados).

Hay un dato al que apenas se hace mención en los análisis del desempleo. Se trata del paro registrado en los trabajadores emigrantes. Con los datos de septiembre en la mano, vemos que el mismo ha aumentado en 4.614 personas respecto al mes anterior, fundamentalmente entre personas menores de 25 años y mayores de 45, y dentro de estos colectivos, destacando el paro femenino. Por sectores, donde más aumenta es en el sector servicios, al ser desplazados claramente por trabajadores nacionales, aunque disminuyendo en todos los demás, sobre todo en la agricultura, que suele ser un trabajo más penoso. Si sabemos interpretar estos datos y los ponemos en comparación con los datos del paro total, la conclusión es clara. Los trabajadores emigrantes no nos quitan ningún trabajo. Es más, son los que acceden a los trabajos más penosos (campo, hogar o cuidados personales, por ejemplo), y en los servicios están siendo desplazados por trabajadores nacionales, en estos momentos de crisis y de extrema necesidad. Dentro de este colectivo, las mujeres emigrantes son las que peor parte se llevan, tanto las de mayor edad, como las más jóvenes.

Los datos anteriores sitúan el paro en 3.776.485 personas, que son 530.000 más que en febrero, antes del coronavirus, y 697.000 más que hace un año. Pero este dato es muy importante, pues supone una disminución del paro en servicios de 13.367 personas, 9.503 en agricultura, 8.095 en industria y 7.682 en construcción. Es decir, pese a la pandemia, la actividad económica intenta mantenerse, siempre con la ayuda de las medidas de choque impulsadas desde el gobierno, a través de distintos mecanismos, como los ERTE. Incorporando los datos de afiliación media de septiembre de 2020, vemos que esta se incrementa en 84.013 personas, que es también el mejor dato registrado en un mes de septiembre desde 2007. Esta recuperación de la afiliación se concentra en el régimen general, que se incrementa en 85.068 personas, impulsado por el sistema especial agrario.

Estas cifras son muy esperanzadoras, pues denotan resiliencia, por un lado, y vitalidad, por otro, tanto de nuestra economía en general, como de nuestras gentes en particular. También son la evidencia de que el go-bierno está haciendo bien las cosas y está procurando no dejar a nadie atrás, llegando a acuerdos importantes con los agentes sociales y los empresarios. De la misma forma, también evidencian que las predicciones que hacíamos en el estudio que se inició al comenzar la pandemia, fueron acertadas. De hecho, hace ya tres meses que la curva de evolución del desempleo, tanto a nivel general, como por sectores, comenzó a descender. De seguir así, en poco menos de un año nos habremos situado en niveles pre-COVID. Es lo que sostuvimos des-de el primer momento, al ver los resultados de las estimaciones de nuestros modelos estadísticos.

Tal y como establecíamos en nuestra hipótesis de trabajo a la hora de abordar esta investigación, y hemos explicado en artículos anteriores, lo más probable será que los modelos estadísticos que elabore-mos con datos más actualizados nos vuelvan a confirmar que estamos situados en una senda de descenso del desempleo, parecida a lo que predecían con los datos anteriores a la crisis. Esto nos confirmaría que la actuación de este gobierno progresista de coalición, pese a todos sus fallos, ha logrado frenar uno de los efectos más letales de esta pandemia, a saber, la para-lización y hundimiento de nuestra economía.

Somos conscientes de que hay muchas incertidumbres en nuestro devenir más inmedia-to. Fundamentalmente por los efectos de esta segunda ola de contagiados de coronavirus. También sabemos que somos el país que tiene los peores datos respecto al porcentaje de contagios y muertes por la pandemia. Y que, dentro de nuestro país, la Comunidad que aca-para más del 35% de los peores datos, Madrid, está gobernada por siniestros personajes, con actitudes y comportamientos irresponsable y corrosivos, que prefieren echar un pulso al Go-bierno de España, en lugar de al coronavirus. La historia pondrá a cada uno en su sitio.

Pero, de momento, las incertidumbres no nos detienen. Resistimos y abordamos nuestro futuro dando de nosotros mismos, en un porcentaje bastante alto de la población, lo mejor que tenemos, a saber, nuestra entrega, nuestra solidaridad y nuestra capacidad de resistencia. Que ninguna miserable maquinación nos impida ver esta realidad.

(1) José Aureliano Martín Segura. Profesor Titular del Departamento de Organización de Empresas II y miembro del Grupo de Investigación Innovación, Sostenibilidad y Desarrollo Empresarial (ISDE) de la Universidad de Granada y miembro correspondiente del Instituto de Estudios Ceutíes.