Tres agentes de distintas unidades de la
Policía Local han sufrido durante este verano la quema o el intento de calcinar los vehículos particulares que utilizan cuando no están trabajando en las inmediaciones de la
barriada de La Libertad. Este tipo de represalias registra repuntes, pero ahora se producen tras un periodo de “relativa tranquilidad”, según han lamentado fuentes policiales. La administración local contaba antes con una partida presupuestaria para compensar a los agentes que eran víctimas de atentados contra sus propiedades, pero actualmente ha desaparecido, según han lamentado fuentes sindicales, por lo que su resarcimiento dependen de la cobertura que les presten los seguros que tengan contratados. Los tres últimos ataques se han producido contra automóviles privados de otros tantos funcionarios de la Unidad de Intervención Rápida (UIR) y de Tráfico. Compañeros de los perjudicados han explicado que se trata de agentes “ejemplares” en el desarrollo de sus funciones y “estrictos” en el cumplimiento de las normativas que tienen encomendado hacer respetar, por lo que “parece evidente que no se trata de casualidades el que hayan quemado o intentado calcinar sus coches privados”.
Un trabajador de Amgevicesa evita el último intento
El caso más reciente se produjo este mismo fin de semana junto a los bloques de Solís, donde un trabajador de
Amgevicesa adscrito a servicios de custodia del centro de menores Mediterráneo
impidió con un extintor la propagación de las llamas causadas en un coche del que ni siquiera es titular el policía al que iba dirigida la supuesta “venganza”, sino de un familiar, aunque es el agente el que lo utiliza a diario. El empleado que sofocó las
llamas ha contado a El Faro que el ataque ocurrió cerca de las 6:45 de la mañana de este sábado, justo cuando salía de su turno y ya había llegado el compañero que le hacía el relevo. En ese momento se percató de la presencia de dos individuos en la zona, uno de los cuales salió corriendo. “Mi curiosidad y mis sospechas me llevaron a mirar entre los vehículos estacionados junto a la fachada del mismo centro y vi que una llamarada salía del capó de un coche negro”, por lo que fue a buscar un extintor y apagó él mismo el conato de incendio.