Ceuta está rodeada de mar. Por sus costas transitan cada año centenares de tortugas, que encuentran en los voluntarios del CECAM unas manos a las que aferrarse cuando las cosas se ponen difíciles.
El Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos trabaja de manera desinteresada. Les mueve su amor por los animales y por el mar. Una labor que podría ser mucho mayor si contasen con esas instalaciones que tanto añoran y que no terminan de llegar. Entretanto, se apañan como pueden, sumando cerca de mil rescates en sus más de veinte años de existencia.
Afirman, que les encantaría poder trabajar también ayudando a otras especies, pero con las instalaciones actuales es realmente imposible trabajar para recuperar un delfín, por ejemplo. Por ahora, solo pueden ayudar a su rescate. Unos cuantos metros cuadrados en el Muelle Alfau propiedad de CentoSub en los que conviven arreos de la mar, trajes de buceo y grandes tortugas. Según la época del año, hay más, menos o ninguna. Gran parte de ellas son rescatadas por los buzos de la Almadraba, con los que colaboran estrechamente desde hace años.
Si tienen a su cuidado ejemplares, los miembros de CECAM se entregan: “Cuando llegan a las instalaciones, lo primero es desparasitarlas con agua dulce. Luego, las introducimos en agua salada y dejamos que vayan soltando todos esos plásticos que traen en el interior”, explica Manuel Vera, uno de los fundadores de este gran proyecto comenzado entre tres amigos amantes del medio marino (Manuel Vera, Juan Carlos Rivas y Álvaro García).
Tapones, trozos de botellas y una larga lista más de trozos de basura plástica que van tragando mientras transitan por unos mares plagados de residuos nocivos para los animales que los habitan.
Una vez el veterinario diagnostica su situación, las tortugas reciben las atenciones necesarias el tiempo que haga falta, día, tarde, noche; hasta que se encuentran recuperadas y listas para volver al mar, con un microchip para reconocerlas si alguna vez vuelven por Ceuta, o un GPS en el caso de ser especies curiosas o que portan huevos.
Ceuta es la ciudad donde más tortugas aparecen por kilómetro cuadrado en sus costas, aunque parece que aún no hay conciencia sobre la dimensión e importancia de estas especies para la riqueza y biodiversidad marina de nuestra ciudad.
En el Mediterráneo las más frecuentes son la tortuga boba (Caretta caretta), que es la más común por la zona. También está la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), que suele ser de grandes dimensiones y, normalmente, se libera directamente; y la tortuga verde (Chelonia mydas), que es poco habitual, aunque alguna ha aparecido en los últimos años.
Normalmente, los problemas que suelen presentar las tortugas rescatadas son sobre todo parásitos externos, problemas de flotabilidad, de ahogabilidad o de aspiración de aire por las redes de pesca y algunos traumatismos. En caso de sufrir lesiones graves son llevadas a la Península. Al menos, hasta que cuenten con esas esperadas nuevas instalaciones con las que sueñan, llenando la agenda de proyectos para cuando sean una realidad.
Unas infraestructuras proyectadas y que, según indican, cuentan con la adjudicación de una ayuda del Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia de la Unión Europea para solucionar el problema de gestión y aplicación inmediata en Ceuta a la hora de encontrar un animal marino varado vivo, así como de la información oportuna para resolver con agilidad los procedimientos de rescate y logística de transporte y reintroducción en el mar.
Algunas de las acciones que se contemplan en este proyecto son: La preparación de tanques de aguas diarios, alimentación de los animales con la dieta adecuada, acondicionamiento del agua, realización de pruebas veterinarias y eutanasia si fuera necesario. Aislamiento de animales, manipulación por personal formado, realización de test de enfermedades animales. Divulgación en centros educativos y asociaciones la labor del centro, así como protocolos de actuación en casos de varamientos a la población en general. Jornadas formativas y jornadas de puertas abiertas en el centro. Y reintroducir a las especies marinas de la forma menos traumática para el animal y difundir este acontecimiento mediático, que suele despertar un animal marino.
A la espera de que todo esto, por fin, en el CECAM siguen trabajando diariamente, desinteresadamente y, mucha veces, incluso, sacando dinero de sus bolsillos, para dar abrigo a aquellos animales que lo necesiten al estar en nuestras costas.