Todo comenzó con un resfriado. Poco después, en la noche del 30 de marzo, trasladaban a Mohamed Mohamed Benyaya en ambulancia al
Hospital. A primera hora de la mañana siguiente su familia recibía la llamada que confirmó los peores pronósticos: había dado positivo por COVID-19. Y nunca pudo volver a casa. Ya padecía problemas de corazón, y
su muerte elevó a 102 las víctimas mortales por coronavirus desde el inicio de la pandemia en Ceuta. Su hija pequeña, Nadia, sigue hablando de él con nostalgia. De su padre recuerda a “un caballa puro” que pasó cerca de 25 años como empleado en el Cashdiplo. Ahora, la pérdida de Mohamed deja en su familia un enorme vacío. Vacío, y silencio.
“La música era su vida, aprendió por su cuenta a base de estudiar y curiosear”
“La música era su vida”, afirma Nadia en declaraciones a El Faro. Y es que lo que más amaba Mohamed, además de a los suyos, era la música. Lo que a su familia más llegó a fascinar es que todo lo que sabía de este arte lo aprendía por su cuenta, a base de “trastear, estudiar y curiosear”. Los instrumentos de cuerda eran su ‘perdición’, pues manejaba desde la guitarra hasta el violín, pasando por el laúd y también el banjo. Así creaba sus propios sonidos, que regalaba a quienes estaban cerca de él y ahora le recuerdan “siempre con una guitarra en las manos”.
Nadia, que le recordaba en declaraciones a este periódico, es la menor de tres hermanos. Ella también dio positivo por
coronavirus cuando las autoridades sanitarias hicieron un cribado entre los contactos de su padre, una vez confirmado su diagnóstico. Ahora, la madre de todos ellos y mujer de Mohamed, de 65 años, vive con su único hijo varón mientras intenta “recomponerse” por haber perdido a quien fue su compañero de vida.
Esta es la historia de un ceutí al que su familia siempre recordará como una fuente inagotable de “apoyo”. Ahora, sus hijos tendrán que vencer por sí mismos el dolor de perder a un ser querido y convertirse, a su vez, en un oasis de consuelo para su madre. Y aunque despedirse de un padre siempre es difícil, las melodías que regaló sonarán de por vida en la memoria de quienes le conocieron.