Las sirenas de las ambulancias se han escuchado a primera hora de la tarde de este viernes en la
playa del Chorrillo de Ceuta, pero esta vez estaba todo controlado. La razón de los sonidos no era otra que la puesta en marcha de un
simulacro de ejercicio de salvamento que ha llevado a cabo
la empresa Marsave, adjudicataria del contrato de socorrismo. Una intervención que tenía como objetivo principal ver el tiempo de respuesta del equipo de salvamento ante una situación determinada, en este caso un buzo que había sufrido un síncope en el mar. Álvaro Muela, técnico de
Protección Civil y Emergencias, ha indicado que este tiempo de respuesta va encaminado a la implantación del Plan de Seguridad de Playas, “que todos los años se renueva por parte del director general de Gobernación”.
Asimismo, el responsable de servicio en Ceuta, Rachid Lahasen, ha comentado en qué ha consistido el simulacro, que ha comenzado con el lanzamiento de un bote de humo al mar para indicar dónde se encontraba el buzo al que había que atender. Una vez puesto en marcha, han comenzado a funcionar los diferentes operativos implicados, como por ejemplo el miembro del puesto de socorrismo en la playa, que se ha lanzado al agua para llegar hasta la persona afectada. Mientras tanto, una enfermera y otro socorrista se encargan de esperar en la orilla de la playa para poder intervenir al herido lo antes posible. Una vez el nadador ha llegado al buzo ha aparecido también una moto acuática con una lima, una superficie en la que poder colocar a la persona afectada y poder transportarla a la playa. Cuando el nadador y la moto de agua ha comenzado un operativo que debe estar muy coordinado para tardar el menor espacio de tiempo posible. Una vez subido a la lima, le han quitado el traje de buzo y las aletas y lo han dejado libre. Pero la cosa se complicaba, porque el herido había entrado en parada cardiorrespiratoria.
Avisados ya todos los protagonistas de este escenario, una ambulancia ha hecho acto de presencia para que, una vez hubiera llegado a la orilla pueda ser transportado directamente al hospital. Pero mientras tanto, el buzo aun en la moto de agua estaba siendo atendido con RCP durante su transporte hasta la arena ya que cada segundo es vital. Ya en la orilla, el equipo terrestre ha sido el encargado de tomar cartas en el asunto y lo ha asegurado y tratado para llevar a cabo el transporte hasta el
Hospital Universitario de Ceuta. Pero esto no acaba aquí, ya que existe un protocolo dentro del Ingesa cuando hay un buzo implicado, ya que para la descompresión del cuerpo hay que hacer las paradas pertinentes antes de completar la subida a la superficie. Por esta razón y para que no se produzca ningún tipo de daño mayor, en una subida acelerada desde grandes profundiadades el afectado debería ser trasladado a una cámara hiperbárica como la que quiere tener la Ciudad. Por último, el director general de Gobernación, Alfonso Conejo, ha valorado la importancia de la implicación de todos los agentes participantes en este tipo de actuaciones. “Tienen que estar coordinados distintos servicios para el fin último, el tener uno de los mejores servicios de Protección y Emergencias del territorio nacional”, ha declarado Conejo, que ha continuado indicando que la idiosincrasia de Ceuta es muy particular ya que en algunos aspectos “es parecida a otras circunstancias que se pueda dar en otras zonas, pero también tienen su especialidades”.
En este sentido ha engrandecido la labor realizada por los operarios implicados en este tipo de circunstancias comentando que “ya se ha demostrado en otras ocasiones que han llegado a salvar vidas en momentos clave, por eso hay que estar preparados para cuando ocurre una emergencia, tenerlo todo protocolizado y preparado”. “Es una labor por la que la ciudadanía puede estar orgullosa de los servicios de emergencia que tenemos o de las empresas que se ocupan de llevarlo a cabo”, ha finalizado. En esta ocasión no había ninguna vida en juego, pero con este tipo de simulacros se tiene debidamente preparados a los profesionales para poder actuar en cualquier momento y que no haya nada que lamentar.