Primer día de apertura en la frontera del Tarajal. Ceuta se ha despertado con tranquilidad y, como principal noticia, en las inmediaciones del paso fronterizo se aprecia que las personas entran y salen a cuentagotas. Apenas hay colas coches, ni de gente. Los curiosos que han querido conocer en persona cómo estaba la zona en las primeras horas, se han paseado con sus vehículos apenas unos minutos para, posteriormente, dar una vuelta a la rotonda y regresar hacia la ciudad.
Dos años y dos meses han tardado en abrirse las puertas que dan acceso al país vecino tras vivir una pandemia y una crisis migratoria de la que, justo en estos días, se cumple el primer aniversario. Ahora quienes desean cruzar al otro lado, cargan con su pesar a causa de esta larga espera. No olvidan todo lo que han vivido en este tiempo, pero se muestran alegres porque ahora parece que se ha esfumado.
“Esto ha sido muy fuerte, aquí no tengo apenas a nadie porque están al otro lado”
Uno de ellos es Ali Khazmaji, quien restaba los días en el calendario para que llegara esta fecha. Desde que escuchó los primeros rumores sobre una próxima apertura, siempre ha estado atento para que esas especulaciones se convirtieran en certeza. “Esto ha sido muy fuerte, aquí no tengo apenas a nadie porque mis familiares están al otro lado”, expresa Khazmaji refiriéndose a sus seres queridos. Ahora pasará unos días con los suyos en la ciudad de Tetuán.
Es el caso de este hombre, que se reunirá con sus allegados, pero otros cruzan el Tarajal simplemente para regularizar documentos que ya no están en vigor. Hossain, que va conduciendo su coche, dice que apenas estará unas horas en Marruecos para “cambiar la carta verde”.
En principio, todos esperan no encontrarse ningún inconveniente para poder llegar al otro lado, pero la realidad demuestra que esto no es así y claro ejemplo es lo que le ha ocurrido a Akrouh Benzian en esta mañana de martes. Ella contaba con que fluyese con normalidad la inspección de su documentación, pero se ha encontrado con el inconveniente de no tener la tercera dosis de la vacunación covid.
Y es que se trata de uno de los requisitos sanitarios indispensables que solicita Marruecos, ya que la pauta completa es de dos dosis y este país la da por caducada cuando han pasado más de cuatro meses desde la segunda. Sin embargo, en el territorio español este lapso de tiempo es mayor, de nueve meses.
“Mentalmente se ha sufrido mucho porque parece que hemos estado como un jilguero en una jaula”
Benzian ha querido llegar hasta Marruecos para poder dar de baja su carta verde, pero tendrá que esperar hasta que cumpla con lo que se le exige. Y no solo ello, sino que también se le ha pedido una PCR para cerciorar que no está infectada por covid. “La prueba me cuesta 95 euros y tendría que hacerme una al entrar y al salir. Esto no me lo puedo permitir”, comenta. Su bolsillo no alcanza estos costes, aún más contando con cuatro hijos a su cargo. Las barreras comienzan a entorpecer a los ciudadanos.
Cada persona que circula tiene una historia, una vida que contar. La ilusión vuelve a recobrarse en la frontera del Tarajal. Julio Camilo Estepo, natural de Bogotá, ha cruzado por la parte de Marruecos tras emprender un largo viaje desde los Estados Unidos. Su destino está en Marbella, donde lo espera un amigo.
Él ha llegado hasta Ceuta y comenta que “el ambiente se siente como que la gente aún se está despertado y es ahora cuando se está dando cuenta de lo que está ocurriendo”. Todo relajado por el momento, lo que le ha permitido no tener que esperar apenas y hacer todos los trámites con agilidad.
Por su parte, la flota de taxis trabaja desde esta misma noche para desplazar hasta la frontera a muchos usuarios. Algunos se han estrenado esta misma mañana y otros llevan varias vueltas. “Los compañeros me comentan que la situación está tranquila, a parte del morbo de ayer por la noche que hubo mucha gente”, comenta Mohamed Musa, quien además está de acuerdo con esta percepción.
En los autobuses igualmente se comprueba algo similar. Los hay que llegan al Tarajal con un número considerable de pasajeros y otros en los que impera la soledad. Parece que será cuestión de días que se recobre un mayor fluido.
“Los compañeros me comentan que la situación está tranquila, a parte del morbo de ayer por la noche que hubo mucha gente”
Este es primer día y aún se está con la resaca de una noche, sobre todo festiva, en la que se ha celebrado la apertura con aplausos y vítores. Este hecho histórico da paso a una nueva etapa. Atrás queda una en la que “mentalmente se ha sufrido mucho porque parece que hemos estado como un jilguero en una jaula”, expresa Abdeselam Mohamed.
La dureza da paso a un nuevo ciclo de cierta tranquilidad. La apertura ha llegado para quedarse tras casi 800 días de cierre a cal y canto. España y Marruecos lo festejan y aún más los que llevaban tiempo esperando este día.
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