Ilias, crónica de una muerte anunciada

Una muerte más... Un menor de 14 años que a nadie importa y que mañana sólo será un recuerdo sórdido de una nueva muerte que apuntar en la emigración de África a la próspera y rica Europa...

Una muerta más, pero que en este caso ya estaba anunciada que se iba a producir, y que sólo restaba ponerle el día y la hora, porque el escenario ya estaba montado de ante mano desde hacía tiempo: la explanada de embarque de la estación marítima del puerto de Ceuta. Así de claro estaban las cosas y, sin embargo, las indolentes autoridades de nuestra ciudad continúan mirando «pa otra parte», porque mirar de frente les asusta y en su incompetencia manifiesta no saben cómo solucionar este problema de los MENA en el puerto.

De tal manera, que no llegamos a comprender que con tantas fuerzas militares y de orden público estatales y locales -Ejercito, Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local y Policía Portuaria- no puedan atajar la emigración de los menores en la frontera y en los muelles de embarque del puerto.

No decimos que no quieran, y que pongan todo su empeño en evitar la llegada de estos niños-muchachos a Ceuta, para tratar de alcanzar la otra orilla del Estrecho; sin embargo, los resultados peores no pueden ser, a la vista está; y, en pequeños grupos -que cualquiera que se asome al puerto puede columbrar- estos niños emigrantes de Marruecos tratan de subirse a los camiones que pasan a Algeciras, sin que al parecer nadie se los impida... Y, tanto va el cántaro a la fuente, y tanto van estos niños magrebíes a los camiones, que la fatalidad estaba servida de antemano para que la tragedia se produjera a las primeras de cambio cuando se dieran las circunstancias apropiadas...

Y, uno se pregunta, o podemos preguntarnos: ¿cómo es posible que cualquiera de nosotros hagamos una lectura correcta del problema de los MENA; y, nuestras concienzudas autoridades con sus complejos y organizados aparatos de fuerzas policiales y militares, no puedan controlar el paso fronterizo y los andenes y muelles del puerto y sus zonas de embarques?

Y, si bien, pudiera ser que el problema hubiese llegado de improviso desbordando la capacidad de reacción de las autoridades; pero esto no es así, porque el problema como hemos denunciado en estas mismas páginas en ocho capítulos -«Abdelaziz o la búsqueda de la identidad»- se allega desde los años 70 del siglo pasado.

De tal modo, que no hay excusa para que no se pongan los cimientos para que el problema de los MENA pueda ser solucionado en tiempo y manera, y no se produzcan más muertes innecesarias, que llene de luto a nuestra capital y a las familias del otro lado de la frontera del muchacho que acaba de perder la vida.

La obligación de las autoridades de nuestra ciudad, sin lugar a dudas, es dar prioridad a esta problemática de la emigración de los menores marroquíes que tratan de buscar un mejor futuro en nuestro país, ignorando: que inician un camino lleno de peligros, que más que oportunidades, van a encontrar el camino abierto a la delincuencia y a las mafias organizadas...

Porque, estos adolescentes tienen primero que estudiar, y prepararse para el mundo del trabajo con programas de ayudas en sus países de origen: sea Marruecos u otros países colindantes de África y Oriente Medio. Programas desarrollados entre estos países -prioritariamente Marruecos-, España y la Unión Europea; donde se programe las ayudas al desarrollo, y puedan venir a realizar su trabajo en las mejores condiciones laborales conforme a nuestras leyes sociales; sin el abuso, que de manera manifiesta, ahora se da en la economía sumergida de los trabajadores emigrantes sin papeles, que les garantice unas condiciones laborales dignas y alejadas de la explotación, que se suele dar en este colectivo surgido de la emigración...

Y, ahora, después de lo ocurrido, el ejecutivo del Sr. Vivas lanza un S.O.S. de socorro al Gobierno de la nación, solicitando ayuda urgente para poder solucionar este problema irresoluble de los aproximadamente 400 muchachos magrebíes que deambulan por nuestra ciudad en espera de encontrar la ocasión para embarcar en cualquier buque que les conduzca a Europa.

Y, en el cable urgente lanzado por Vivas, no tienen a bien recordar el despilfarro y el gasto de los caudales públicos, que de manera irresponsable han cometido ejecutando unas obras de remodelación de la “gran vía” -Avenida Sánchez Prado, antigua calle Misericordia- y de Jáudenes. Pues es menester que lo recuerden, porque no se puede -mejor no se debe, porque poder, como se ha visto, si se puede- que los dineros de los impuestos de los ciudadanos se empleen en obras de lujo y decoración totalmente innecesarias; cuando columbramos que existen otros graves problemas que acucian a la ciudad y que es menester resolverlo sin perder más tiempo; porque lo que está en juego no es embellecer de manera superflua una calle, sino el mismo futuro de Ceuta...