¿Irracionales?

¿De veras creen que son irracionales? ¿Y creen que todos los integrantes del género humano merecen el calificativo de sapiens?... Mi amigo salió aquel día, como todos los días, a las tres de la tarde del trabajo. Cogió el coche y emprendió el camino de regreso a su casa. Estaba cansado y harto de un trabajo rutinario y monótono en el que llevaba treinta años y que no le aportaba nada, sólo el modesto sueldo que le servía para llegar justos a fin de mes a él y a su mujer. Afortunadamente los hijos ya eran mayores e independientes y la situación era incluso un poco más holgada que cuando eran pequeños.
Aparcó el coche cerca de su casa y anduvo a pie el corto trecho que lo separaba de ella. Lo vio cuando trasteaba con la llave la puerta del portal. Estaba a unos dos metros de él y maullaba mientras se ponía de puntillas sobre sus cuatro patas y estiraba el rabo, al mismo tiempo que restregaba todo el cuerpo con fuerza contra la fachada de la casa.
Lo miraba fijamente con cara de hambre, con unos ojos de intenso color amarillo. Esa mirada le impresionó. Era una mirada que parecía hablarle, como diciéndole:
“Tú vas a tu casa a comer mientras que yo estoy aquí en la calle muerto de hambre y de frío, sin tener nada seguro, siempre envuelto en la aventura diaria de callejear y buscar algo para sobrevivir”.
Le sostuvo la mirada unos segundos, terminó de abrir la puerta y entró. Subió rápidamente los treinta escalones que lo separaban del segundo piso donde estaba su casa. Sacó otra llave (siempre vamos cargados de llaves, pesaríamos bastante menos si no tuviésemos que llevar tantas llaves encima) y abrió la puerta de la casa. Antes de hablar con la mujer, se fue directo al frigorífico, donde sabía que había comida de un par de días atrás que ya no se iban a comer. La echó en una bolsa y bajó de nuevo a la calle.
El gato seguía esperándolo en el mismo sitio donde lo había dejado. Era como si supiera que mi amigo iba a volver con seguridad, como consecuencia de la mirada con la que lo había atravesado unos minutos atrás. Mi amigo le puso la bolsa de comida en la acera y el gato la devoró con prontitud.
Desde entonces, cada día al volver mi amigo del trabajo, el gato siempre lo estaba esperando junto a la puerta de su casa. Al principio le bajaba comida que ya no iban a comer u otros desperdicios, pero después pensó que de vez en cuando también se podía permitir el pequeño lujo de comprar alguna lata de comida para gatos. El animal no hacía ascos a nada y comía sin problemas todo lo que mi amigo le ofrecía.
Un día el gato estaba, como siempre, esperándolo y mi amigo ya venía preparado con la lata de comida. Pero el animal mostró una conducta extraña. No quería comer y daba vueltas alrededor de él, rozándose con fuerza con sus piernas y empujándolo con la cabeza. Parecía como quisiera llevarlo a algún sitio. Así lo interpretó mi amigo.
Cuando el gato se dio cuenta de que lo había entendido, se puso delante de mi amigo guiándolo hacia el lugar adonde quería llevarlo. Llegaron hasta un descampado y en un lugar apartado del mismo, refugiada de posibles peligros y del paso de las personas, había una gata que recientemente había parido a cinco pequeños gatillos.
Sin duda era la compañera “del gato de mi amigo” y este lo había llevado hasta allí para que le ayudara a solventar las necesidades de sobrealimentación que ahora tenía la hembra para poder amamantar a su numerosa prole. Así lo entendió mi amigo y desde ese día, a sus ocupaciones habituales, añadió la de acercarse cada día a aquel descampado para llevar también comida para la gata.
No me dirán ustedes que el comportamiento del gato no fue inteligente y que no supo resolver muy bien el problema de alimentación de su pareja. La historia que les acabo de relatar es un pequeño ejemplo que muestra cómo, en muchas ocasiones, la conducta de los animales no tiene nada de irracional, sino que está perfectamente diseñada hacia la consecución de un objetivo o, como en este caso, a la resolución de un problema. Estoy seguro de que ustedes conocerán muchos más casos.
Y hablando de conductas inteligentes, en Internet he encontrado una clasificación de los diez animales más inteligentes. Discrepo un poco con ella, pero la voy a reproducir a continuación, a ver qué les parece a ustedes. Comenzaré con el que ocupa el número diez hasta llegar al número uno.
10.- El perro. Desde siempre ha sido considerado como el amigo del hombre. Es capaz de aprender 200 palabras y frases y manejar con soltura los números, ya que es capaz de contar desde muy joven a los miembros de su manada.
9.- La abeja. Por su pequeño tamaño y pertenencia a la categoría de los insectos, nadie diría que merece pertenecer a esta clasificación, pero está aquí por méritos propios gracias a su dominio del lenguaje. No sólo avisan a sus compañeras de dónde pueden encontrar alimento sino que le indica el lugar exacto gracias a una danza única en la Naturaleza.
8.- A pesar de su mal aspecto y de su bien ganada fama de guarros, los cerdos son expertos en el arte de la huída y para ello utilizan trucos propios de seres inteligentes. Inclusos algunos estudios les atribuyen cualidades artísticas y afirman que son capaces de pintar.
7.- El caballo. Además de su belleza, de su elegancia y de su docilidad, parece que tienen grandes dotes para aprender, desde que son pequeños hasta que llegan a ancianos.
6.- El mono de la nieve. Es un animal desconocido para la mayoría de nosotros. Vive en condiciones extremas en los bosques helados de Japón gracias a su inteligencia que le permite encontrar aguas termales para calentarse y sobrevivir en condiciones tan adversas.
5.- El cuervo. De aspecto siniestro, su figura puede recordar a un siniestro e inteligente prestamista que utiliza su inteligencia para enriquecerse. Algo similar hace el cuervo, pues usa su inteligencia para robar las despensas de sus compañeras de hábitat.
4.- El pulpo. Además del famoso pulpo Paul, utilizado como oráculo para vaticinar los resultados del último Campeonato del Mundo de Fútbol de Sudáfrica, que con tanto tino pronosticó la victoria de España, parece que los pulpos en general tienen un sistema sensorial muy complejo y desarrollado, el cual utilizan para aprender de cuanto les rodea.
3.- El delfín. Ya sabíamos que el delfín era inteligente, esto no es ninguna novedad, no en vano los humanos (estos sí que son listos) los utilizan en multitud de espectáculos para ganar dinero con ellos. Dicen los expertos que es capaz de sentir empatía (¿podríamos decir cariño?) y de ayudar tanto a los suyos como a la mayoría de las especies. A veces ayudan a los pescadores avisándoles cuando las redes están llenas.
2.- El chimpancé. Los humanos compartimos con él el 98% de nuestro material genético y somos casi idénticos al nacer, superándonos los chimpancés a los seis meses en conocimiento del entorno.
1.- El loro. El honor del primer puesto corresponde a un animal inesperado: el loro. Ya conocíamos algunas de sus capacidades lingüísticas, pero yo no sabía que era capaz de superar una prueba de inteligencia consistente en superar siete obstáculos para conseguir comida. El loro es capaz de hacerlo en un minuto sin apenas esfuerzo.
Dije que yo discrepaba un poco con esta clasificación porque no aparece el gato y después de la historia que conté al principio, creo que se merece con creces formar parte de esta clasificación. De todas formas, como pasa en cualquier clasificación, creo que son todos los que están, pero no están todos los que son.