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¡Estoy harto de los idiotas!

Es curioso que a mí… que personalmente me aburre bastante la monótona repetición de la vida diaria, quiera en primer lugar pedir perdón por el titulo que he escrito. Pero… es que en verdad… Yo… personalmente… ¡Estoy harto de los idiotas!. Porque esta es la indignación que siento cuando escucho cosas como que algo superior, origen nuestro, no existe y que, solo existe la nada antes y después de nosotros. Y después…estos… ¡Idiotas!, se embelesan en su propia soberbia y ensoberbecidos en su propia estulticia, son capaces de creer en mundos de ultratumba o lo que es peor, en que el chamanismo es real. Porque, no sé si lo saben, pero hay muchos idotas que confían plenamente en estas ideas dándoles realidad personal. Es decir, que piensan que lo que no ven es para ellos como sino existiese y luego…creen en estupideces que tampoco existen. Personalmente creo que ese sin fin de… ¡idiotas!, son simplemente una aberración de la inteligencia humana. Como también creo que aquello de que ¡Tanto tienes, tanto vales!, no es cierto.
Por ello, el motivo de este escrito es contestar a más de un idiota, que intenta interpretar la dimisión del Papa Benedicto VI, el próximo día 28 de febrero (por cierto, día de cumpleaños de muchas gentes), de forma insidiosa, cuando esto no debe ser así. Se va por los motivos que el señala y…¡Nada más!. También quiero expresar en estas líneas mi absoluta admiración a Juan Pablo II, persona que me sobrecogió y que me enseño de forma ejemplar la calidad de una persona excepcional. Que gran verdad dijo Aristóteles, cuando decía que la grandeza de los hombres se reconoce por como terminan sus días. Y…por ello…¡Gracias Juan Pablo II, porque tú increíble ejemplo me acompañara hasta el fin de mis días!. Pero nadie más, que el que en su día murió, debe morir en la cruz. Y… ¡Gracias Benedicto VI, porque también tu ejemplo es magnifico para todos los creyentes? Porque ambos a vuestra manera, sois increíbles para todos los seres inteligentes de este mundo habitado.
Por eso, me exaspera escuchar y leer lo que algunos imbéciles dándoselas de inteligentes nos están diciendo y escribiendo. Mas que nada, porque con estos hechos cuestionan como merito bastardo la idea de la creencia en algo superior que tantos tenemos. Y de esta manera siembran dudas e insidias, intentando desmerecer actitudes e instituciones en las que se basan muchas de nuestras convicciones. Buscan con ello llamar la atención sobre sus mediocres subjetividades, demostrándonos que la idea de un ser superior es solo para los tontos. A mí… y personalmente, han llegado a hartarme esta legión de imbéciles, hasta el punto de que por ello, y…solo para ellos, escribo estas líneas casi insultantes. Porque…¡Estoy hastiado de los idiotas que solo pretenden hacer daño!.
Y estoy hastiado, porque siempre y cuando casualmente debatimos sobre estos temas, algunos de esos… ¡Idiotas!... me preguntan: ¡Demuéstrame la existencia de ese ser superior de forma material!. Es decir, que exigen que les explique conforme a las leyes de la materia lo inmaterial de la que ignorantes y como idiotas que son, también participan. Y por tanto, en su ignorancia lo exigen impúdicamente a sabiendas de la incapacidad de demostrar la existencia de algo que se libera de sus pesadas leyes materiales. Intentan con ello pasarme la carga de la prueba a mi persona y a mi forma de pensar. Yo… desde luego, inconformista como soy, por alguna razón, se la paso a ellos y siempre les digo… ¡Contestamente antes tú a esta pregunta!... ¿Cómo puede surgir algo de la nada?. Porque si alguno de ellos me contesta consecuentemente y de forma lógica, es posible que el titulo de este escrito lo cambiase inmediatamente pidiendo perdón a los idiotas. Pero la realidad es que nadie ha respondido todavía a esta pregunta… simplemente cambian de tema y… ¡Nada más! Y con ello, yo me callo la siguiente pregunta que pretende la explicación de que como puede existir una relación material entre el universo y la vida inteligente de la que estamos tan orgullosos. Porque…no nos engañemos… ¡La cantidad de espacio que necesita el ilimitado universo para haber surgido de nada!
Porque estos… ¡Idiotas! Me dicen con boca grande, voz profunda y seguros en sus convicciones… ¡Es que yo, estoy buscando la verdad objetiva de las cosas!, olvidándose de que esa es la búsqueda de los simples, ya que no reconocen que la buscan llenos de sus subjetividades y perjuicios personales. Es más… ¡Son capaces de aceptar la idea del vacío, idea que en si misma es la más repugnante para la propia materia de la que participan y desde luego para la vida inteligente! Luego… ¡No buscan la verdad! Solo una verdad que satisfaga sus limitaciones personales. A veces, su explicación es casi infantil… ¡Es que en el fondo todo es relativo! Y yo, personalmente no creo en el relativismo, es decir en aquello que no es frío ni caliente sino que todo depende de nuestros intereses personales del momento. Porque no nos engañemos si algo es relativo, la teoría del relativismo es relativa y por tanto… ¡Falsa en sí misma!
Pero es que… estos… ¡Idiotas!... ignoran que la idea de Dios es el bien común necesario más importante que tenemos las personas en la convicción de nuestra dignidad como personas individuales y únicas. ¡Que no somos genero, ni especie!. E ignoran, que sin su concepto, la vida que tenemos de libertad de voluntad y que ahora disfrutamos no hubiera sido posible. Porque esa idea de Dios, a la que hemos dado todas nuestras carencias y virtudes es necesaria para todos. Es más son el reflejo de nuestro propio espíritu, el eco de nuestros pensamientos y deseos, que nos enseña y muestran el camino de seguir adelante en libertad. ¡Porque no son solo las cosas materiales las que nos dan las dichas y los pesares!.
Mas, actualmente, estamos en un mundo donde solo se busca la información como halago al reconocimiento de nuestra erudición, nunca como entendimiento. Porque no nos engañemos…Quien más lee y lo mantiene en su memoria, no necesita discurrir sobre ello. Solo con decir a los demás lo leído como un papagayo, basta para satisfacer su vanidad de erudición. Olvidan que con ello, se deshabitúan de la magnifica sensación del saber por ellos mismos. ¡Eso que llamamos sabiduría y que se basa en la experiencia personal de rumiar nuestros pensamientos!. Quizás… esta sea una de las causas de la multiplicación exponencial de los idiotas que nos rodean. Por eso, cuando los escucho siempre pienso… ¡Ya estoy hablando con otro idiota! Y de verdad, me preocupa… porque a los diez minutos de hablar perdiendo el tiempo con un imbecil, dudo ya de quien de los dos es más imbecil.
Por cierto, yo soy gente del libro y por ello escribo bajo la subjetividad de mis creencias. ¡Yo soy católico!. Y todas las gentes del libro, sabemos quienes somos. Por eso, creemos en algo superior a nosotros. Y creemos en la existencia de esa lámpara amiga, que como signo del significado ilumina nuestro camino en la distancia, señalándonos que la dignidad en el andar es importante para alcanzar con orgullo nuestro final.
De esta manera, y aún a pesar de los innumerables idiotas que nos rodean, quienes… incapaces de superar la ley de la gravedad y la de la reciprocidad jurídica nos dicen aquello de que ¡Dios no existe…que solo existe la nada!!, no dejo de pensar y reconocer su mentecatez personal. Consecuentemente, al menos yo en mi fuero interno, creo que no tengo que respetar su idea como ellos tampoco respetan la nuestra. Y aunque la reciprocidad es fundamental en la sociedad de derechos en igualdad de todos… ellos… ¡Los idiotas!...No respetan la nuestra, luego… yo tampoco estoy obligado a respetar la de ellos. Es más creo que ya es tiempo de que las gentes del libro, es decir, aquellos que creemos en algo más que en la ley de gravedad, salgamos de nuestro cobarde silencio, diciendo claramente de forma inteligente en que creemos, y que además lo hacemos de forma reflexiva. O que, por otra parte, esos idiotas que tanto nos rodean, nos demuestren de la misma forma reflexiva que nosotros hacemos, que su creencia en la absurda nada de la que al parecer creen que han surgido… ¡Hasta ellos mismos!... es cierta.
Y ya, para terminar, quiero expresar mi respeto y admiración como católico a Benedicto VI, por su obra, valentía y decisión en su apostolado.

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