Según han informado los medios de comunicación locales, una delegación de autoridades de la Ciudad Autónoma tiene previsto viajar en los próximos días a Madrid para entrevistarse con responsables del Ministerio de Medio Ambiente. En la cartera llevan la solicitud de cofinanciación de la gestión de la Estación Depuradora de Aguas Residuales y la ampliación de la desaladora con un quinto módulo. Sobre este asunto se ha comentado en esta última semana que no está garantizada su financiación debido a la profunda crisis económica que afecta a nuestro país. Con independencia de los problemas presupuestarios, en estos delicados momentos que vivimos estamos obligados a revisar muchas de las inversiones que se anunciaron cuando el dinero no faltaba en las arcas estatales. Es hora de reflexionar sobre la justificación de las inversiones anunciadas por el Gobierno y estudiar si son prescindibles o no.
Si se abordara con rigor la necesidad de implantar un quinto módulo en la planta desalinizadora de Ceuta llegaríamos a la conclusión de que tal inversión, superior a los veinte millones de euros, no es necesaria a día de hoy.
Incluso cuando se trato en este asunto en el marco de la constitución del Comité de Autoridades Competentes encargado de la redacción del Plan Hidrográfico de Ceuta, -acto que tuvo lugar en la sede de la Delegación del Gobierno en nuestra ciudad, allá por finales del julio del año pasado-, el director técnico de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) declaró que en las actuales circunstancias no había problemas de abastecimiento y que este nuevo quinto módulo tan solo sería necesario si se dieran unas condiciones extremas de sequía que llevara a que los embalses se secaran completamente. Se da además la circunstancia de que las mejoras en la red de distribución ha conseguido una sustancial reducción de 10.000 m3/día en los niveles de pérdidas en la red de distribución del agua. Este dato fue dado a conocer hace pocas semanas por el Consejero de Fomento y Medio Ambiente, que dijo textualmente que esta disminución en las pérdidas en la red era equivalente a dos módulos de la planta desaladora.
Lo comentado por el responsable del área ambiental de nuestra ciudad viene a darnos la razón a quienes denunciábamos lo erróneo de compensar las desorbitadas pérdidas en la red, -cifrada en un 60 % en el año 2009-, con continuas ampliaciones de la planta desalinizadora. Ahora que las inversiones en la renovación de la red de distribución han dado los resultados previsibles se demuestra el nefasto planteamiento en la política hídrica de los responsables políticos de la Ciudad Autónoma, que fue apoyada de manera irresponsable por el Ministerio de Medio Ambiente en la segunda etapa del gobierno socialista.
Una postura muy distinta a la defendida por la ex Ministra del Medio Ambiente, Cristina Narbona, que se opuso a este disparate y puso en marcha una ambiciosa actuación de mejora de la red de distribución. Por la información que han transmitido los responsables de la Ciudad Autónoma de Ceuta, la demanda actual de agua se ha reducido a 23.000 m3/día. Para responder a esta demanda la ciudad cuenta con la planta desaladora, cuya capacidad es de 21.400 m3/día, los embalses del Renegado y el Infierno, así como los manantiales de Benzú y la toma del arroyo de las bombas. Antes de esta sustancial disminución de las pérdidas de la red de distribución la demanda de agua potable se satisfacía en un 70 % por la desaladora, un 25 % por los embalses y el 5 % restante por los manantiales. A día de hoy la desaladora cubre el 93 % de la demanda, por tanto, las otras fuentes de suministro han quedado claramente relegadas, cuando no desaprovechadas. Esto explica que en los últimos años han sido varias las ocasiones en las que se ha superado el umbral de capacidad de los embalses requiriendo, por motivos de seguridad, realizar operaciones de desaguado.
Resulta cuanto menos difícil de entender que se mantenga la intención de instalar un nuevo módulo en la planta desalinizadora cuando se antoja a todas luces innecesaria su construcción. Además del alto coste económico de la inversión, superior a los veinte millones de euros, se añaden razones de coste ecológico. La desalinización es un proceso caro en términos económicos (0,60 euros/m3) y ecológicos, debido al alto consumo energético que conlleva y los vertidos de salmuera que afectan de manera directa a los ecosistemas marinos. El propio director técnico de la CHG, el Sr. Juan Saura, declaró en su última visita a Ceuta que lo adecuado era utilizar el agua de los embalses, que es mucho más barata. Aunque a continuación declaró que la instalación del quinto modulo de la desaladora supondría que ésta tendría la capacidad de abastecer el 100 % del agua necesaria en la ciudad. ¿Ven la contradicción?. Si la desaladora se bastaría ella solita para cubrir más del 100 % de la demanda de agua, ¿Qué hacemos con el agua de los embalses y los manantiales?¿Tirarla al mar? ¿Nos gastamos 20 millones de euros con lo que está cayendo en un quinto modulo para mantenerlo parado?. Lo cierto es que no sólo está injustificada una ampliación de la desaladora, sino que las actuales instalaciones están sobredimensionadas a las necesidades reales de Ceuta. Y esta situación puede hacerse más patente si se continúa con las inversiones en la renovación de la red de distribución.
Todo esto nos lleva a plantearnos algunos otros interrogantes. Si la diferencia a día de hoy entre la demanda (23.000 m3/día) y la capacidad actual de la planta desalinizadora (21.400 m3/día) es tan sólo de unos 1.500 m3/día, ¿Qué se están haciendo entonces con los 13.500 m3/día que captamos de los manantiales de Benzú?¿Y con los aproximadamente dos millones de metros cúbicos de agua de los embalses?¿Se están realizando paradas técnicas programadas en la planta desalinizadora?. A espera de obtener respuesta a estas interesantes cuestiones, todo parece indicar que la instalación de un quinto modulo en la planta desalinizadora de Ceuta no está justificado, se mire como se mire. Esto no quita que haya otras necesidades de inversión en el ciclo integral de agua. El dinero previsto para esta actuación habría que destinarlo a la optimización de la red de distribución y, sobre todo, a las urgentes actuaciones que requiere la red de saneamiento.