Pasan los imperios, la casta, el linaje, la prepotencia y la soberbia de quienes se creen algo y no son nada, a lo más un estornudo que altera a la corte de remilgados y zampabollos; y pasarán doblando las esquinas del destino que les llevará al olvido. Claro que ésta clase de patricias y patricios se ven perpetuándose a sí mismos para dirigir los designios de quienes, por desgracia, les toca soportarlos. No son nada, apenas unos años de gobierno y se creen el todo, el abolengo, el poder,… y no son nada. Otras y otros llegarán al atardecer de cualquier día.
No quieren saber en sus soberbias que son, al igual que yo, que las demás personas, algo fugaz, por muchas veces que se releven asimismo. El status quo (la posición social), que transitoriamente les hace minúsculos dioses de barro con inteligencia para andar por casa, y si el Olimpo que les acoge es doce o trece kilómetros comprimidos, más que cuadrados, ya pueden en sus conciencias limitadas creerse con el don de dar privilegios a quienes hacen de vasallos para mayor gloria de estos diosecillos emperejilados; en cambio si no se les cambia el agua, la discriminación y la exclusión es “la ley”, “su ley”. Teniendo incluso sobre la cabecera de cada sillón presidencial, de mayor a menor grado de autoridad absoluta, un juego de varas para medir con cicatería o con largueza, a quien le conceden y a quien no unos cientos o miles de euros, según el pedigrí que cronometra aplausos y besamanos.
Una vez más, la Comisión Islámica de Melilla se ha quedado sin ninguna subvención, porque según el vicepresidente segundo de la Ciudad Autónoma de Melilla, también nuestra Ciudad: “no puede haber una subvención a la CIM si no hay una colaboración con la Ciudad Autónoma”. Todo ello porque la anterior CIM rompió las relaciones con la Administración Local, no sé si eso es exactamente así o no, tampoco tengo por qué dudar de lo que dice todo un político local de altura, lo que sí sé es que esta nueva dirección de la CMI ha pedido, una y otra vez el diálogo con la Administración Local, sin tener respuesta hasta ahora. ¿Esperan sus Excelencias, e Ilustrísimas que hagan como penitencia el camino de ida y vuelta al Ayuntamiento o Palacio de la Asamblea, de rodillas mientras son flagelados entre gritos de perdón?.
Desde luego no fue lo más indicado esa ruptura unilateral, ¡pero hombre!, disculpe Ilustrísima por el tuteo, me arrepiento muy, mucho, ¿qué más pueden hacer?, ¿correr a boinazos a la anterior ejecutiva todos los domingos alrededor del Ayuntamiento? Lo lógico es recibirlos, hablar y llegar a acuerdos que, una vez firmados, sepan ¿qué clase de colaboración se establece?, mientras tanto hagan lo justo y si fiscalizan háganlo con todo quisqui. Siento que me haya dado por hablar de esto mis queridos mandamases.