El 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus, una enfermedad que supone la segunda causa de muerte en España, la primera en mujeres. La primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda causa de demencia. Unas 120.000 personas se ven afectadas cada año en España por un ictus, el 35% en edad laboral. El ictus provoca la muerte o discapacidad grave en el 50% de los casos. Una de cada seis personas tendrá un ictus en su vida y el 90% son prevenibles.
El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ceuta se sumaba ayer a la celebración de este día y recordaban que los farmacéuticos pueden ejercer una labor fundamental en la educación sanitaria y prevención del ictus, así como en la actuación urgente para saber detectarlo. Asimismo, juegan un papel muy importante en la adherencia a los tratamientos y seguimiento de hábitos de vida de sus clientes que ya lo han sufrido para evitar un segundo ictus.
La importancia de la rapidez en la detección de los síntomas iniciales de esta patología así como en contactar con los sistemas de emergencias médicas 112 para empezar a actuar con la mayor celeridad posible es clave.
Así, el Ministerio de Sanidad recordaba que hay síntomas ante los que no hay que esperar. Tampoco ahora, en estos meses de pandemia por COVID-19. Esos síntomas son la pérdida de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, boca torcida, dificultades para hablar o entender, pérdida brusca de visión, cefalea brusca muy intensa, parcial o total, sensación de vértigo intenso o caídas bruscas inexplicables, si se acompañan de cualquiera de los otros síntomas.
De ahí que para el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos la colaboración entre médicos y farmacéuticos sea imprescindible para mejorar la salud y la calidad de vida de pacientes y ciudadanos en general.
“Los médicos detectarán tus factores de riesgo y te harán recomendaciones para tratarlos y hacer una adecuada prevención. Pero desde la farmacia, los farmacéuticos también pueden asesorar a los ciudadanos sobre factores de riesgo y prevenir así es alteración de la circulación que compromete la llegada de sangre al cerebro”, que sería, en definitiva, un ictus, insistía en sus redes sociales el Colegio de Farmacéuticos de Ceuta.
Sin embargo, durante la pandemia muchas personas han cogido miedo a acudir a urgencias o pedir asistencia sanitaria, lo que puede ser fatal en una patología tan tiempo-dependiente como esta, máxime cuando se ha comprobado que el COVID-19 es un factor de riesgo.
Cada minuto cuenta y más cuando se trata de salvar una vida. Reconocer un ictus a tiempo es crucial, y mucho más en tiempos de coronavirus, para minimizar las consecuencias de una enfermedad que nos recuerda que, definitivamente, prevenir es muchísimo mejor curar. Solo con pedirle a esa persona que sonría, que conteste a alguna pregunta o que levante ambos brazos puede detectarse.