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¡Crónica de un arcaísmo político: el PSPC!

Hay grupos que contemplan con desvergonzada satisfacción, o con estúpida indiferencia la marcha y los problemas de nuestras cosas de ciudad. Es quizás a ellos a quienes se les debe reivindicar con mayor fuerza el respeto a las elementales leyes de la cohesión social que siempre debe regir en el trato entre los ciudadanos. ¡Es la necesaria convivencia la que las impone!. Sin embargo, estos grupos, pretenden ser figuras emblemáticas por sí mismos. Únicos y capaces de lograr uniones entre fuerzas tanto sindicales como políticas. Y no debemos ignorar, que sus actos repercuten de alguna manera en todo el cuerpo social. Nadie puede engañarse, su existencia no es una entelequia. Son personajes reales que habitan entre nosotros y en nuestra ciudad.
Uno de ellos, quizás el mas ostentoso por sus palabras y mensajes, pertenece a un partido localista que muchas veces confunde con su labor sindical. Este incansable agente provocador busca, como sea, imponernos su personal autocracia reaccionaria. Con este objetivo, con sus soflamas y pretendidas denuncias intenta quemar y machacar todos días, sin convencer a nadie. Y son ideas y denuncias que jamás pueden ser aceptadas en un estado demócrata y de derecho, amante de las libertades publicas, como lo es actualmente España. Pero, sobre todo, debemos tener una idea clara, el localismo del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta (PSPC) (como todos los localismos en genera)l, es una idea que si en su momento fue una idea moderna, actualmente es una idea falsa. ¡Luego esta ilegitimizado por la propia historia democrática!
Sin embargo, y disconforme con todo no cejan en su labor visionaria, exponiendo sus diferencias personales de orden doctrinal o de cualquier otra índole. Alcanzando en ocasiones el insulto a todo lo establecido constitucionalmente y que tanto nuestra Asamblea como la Delegación de Gobierno, mantienen. ¡Y no debemos olvidar, que la Asamblea y la Delegación, son las únicas instituciones verdaderamente legitimizadas por las urnas para ello. No obstante, y para mantener su cruzada personal, cualquier pretexto es bueno, para que en un desenvergonzado localismo recurrente, más cercano a un independentismo nacionalista que a otra cosa, aparezcan, casi todos los días en los medios de comunicación ceutíes, denunciando pretendidos e inexistentes escándalos morales e intelectuales.
Nuestro impulsivo y arcaico grupo localista, dándoselas de único, último y verdadero proletariado que queda, intenta erigirse como el único grupo capaz de solventar los problemas de lo que consideran una sociedad con dificultades. Intentan extender, de esta manera sobre la conciencia de los demás, sus personales ideas. Ideas, ya superadas por el paso del tiempo y por la lógica evolución social. Para ello, buscando la docilidad silenciosa de algunos ceutíes, pretenden asumir en sus manos todo el poder de las instituciones. Tanto, administrativas como políticas o en su caso, hasta las sociales. En consecuencia, atacan sin descanso a todas las legítimas instituciones, pensando que este es el mejor camino para alcanzar sus pretensiones.
Ceuta, no es solo un concepto político sino cultural. Es decir, que su sociedad se basa en unas creencias, una historia y una cultura. Por ello, el tema central de nosotros, los ceutíes, siempre ha sido nuestro cariño a nuestra ciudad. Inseparable del sentido de españolidad y de la defensa de la diversidad de sus costumbres, tradiciones culturales y religiosas propias, que mantenemos todos los diferentes grupos que cada día, cuando recorremos las calles de nuestra ciudad nos encontramos. No existe, por tanto para nosotros ¡Nada más alejado de las verdaderas intenciones que pintan los manuales revolucionarios de algunos voceros interesados! Por ello, es normal que cuando se expresan sus amenazantes ideas, a la mayoría simplemente nos produzca estupefacción, indignación y aburrimiento. ¡Quizás, en el fondo lo único que pretenden es alcanzar un escaño para poder obtener algún tipo de subvención económica que les permita mantener su arcaica opción política
Y la cura a esta enfermedad social, es fácil. ¡Tan solo se precisa enumerar algunas de las lecciones históricas, que su paso dejó en nuestro Ayuntamiento!. Simplemente esto (¡No se necesita más!), nos permitirá prever lo que sin lugar a duda, ocurriría en el porvenir inmediato de nuestra ciudad si gente de esta absurda ideología alcanzasen la Asamblea de Ceuta. ¡Y ese claro futuro, no creo que nadie lo desee para nuestra ciudad!.

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