Opinión

La huelga sin huelga de estudiantes ceutíes y la languidez del pensamiento crítico

El 12 de noviembre en la ciudad de Ceuta, muchos profesores tuvimos que asistir a aulas con más ausencias de lo normal. ¿Por qué? Huelga decir que ese día se convocó una huelga. Cuando uno hace algo, tiene una razón, unos motivos por los que hacer lo que hace. Ahondemos en los motivos por los que el alumnado ceutí hizo huelga.

Para ello nada mejor que hacer una lectura al manifiesto presentado por los convocantes, el sindicato de estudiantes. La primera sorpresa, Ceuta no figura en el listado de ciudades donde hay convocatoria de manifestación o concentración. ¿Lo habrán consultado los arreadores del evento? Ha debido haber incitadores porque ha habido muchos estudiantes ausentes. Un caso, esta mañana al ir a nadar a la piscina, un profesor de un ciclo formativo que siempre tiene multitud de alumnas y alumnos, hubo de retirarse, ausencia total. He compartido con compañeros de otros centros y la huelga no huelga ha sido el denominador común de la mañana.

Esos alumnos son hijos e hijas, ¿tampoco sus progenitores han realizado la consulta? Porque entiendo que muchos son menores y que, ante ello, necesitan del consentimiento familiar, ¿o no?

Y ahora, leyendo el manifiesto, me encuentro con lo siguiente: “Hacemos un llamamiento a celebrar asambleas y comités de estudiantes en todos los institutos y universidades para manifestar nuestro apoyo a las familias trabajadoras y la juventud de Valencia, y para hacer visible nuestro repudio a los responsables que han permitido estas muertes y esta destrucción con su desidia”. Pues bien, no ha habido tales asambleas ni comités, ni concentración, ni reivindicación, ni nada que indique que han cumplido con el propósito de la convocatoria. Si los estudiantes ceutíes sin haber sido convocados hubieran realizado asambleas para analizar lo que se tacha en el manifiesto de “crimen social”, hubiera sido una acción bienvenida, pero no lo hicieron. Aborrecible.

¿Qué nos queda? Evaluar que no fue más que el borreguismo y la pereza lo que incitó a estos jóvenes adolescentes a quedarse en casa durmiendo o jugando a la play, o, a los más osados, a estudiar para el examen del día siguiente.

Jean Paul Sartre dice en su libro El existencialismo es un humanismo que cuando elegimos algo, lo hacemos con la responsabilidad de que ese acto afecta a toda la humanidad. Cuando se elige quedarse en la cama en lugar de ir a una asamblea, estamos eligiendo lo que esos políticos corruptos desean, la ineptitud del votante mediocre.

No es que pretendamos un sistema educativo basado en la meritocracia (se pasa de curso suspendiendo), pero este tipo de acciones son innombrables. Es la segunda huelga que secundan los alumnos ceutíes este curso sin haber reparado en intentar responder a una pregunta básica para vivir: ¿por qué hago lo que hago? Con ello tenemos ciudadanos ideales para no cuestionarse ¿por qué voto lo que voto?

¡Adelante!, seguro que fueron muy solidarios con su conducta y que consiguieron reparar ese “crimen social”.

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