Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor

Hace años que la Virgen María habló para estas tierras. No es una novedad, pues el Cielo nos habla siempre, y a cada uno según el deseo de estar a la escucha, atentos a lo que nos quieran decir desde las Alturas. Una vez fui testigo de cómo Ella hablaba dentro de un contexto en el que se refería a Ceuta: “¡Esas tierras… Cuánta conversión!”. El análisis que podríamos hacer es que la Virgen nos anunciaba que en la ciudad mucha gente cambiaría su corazón duro, de piedra, por un corazón bondadoso y comprometido con el más necesitado. En otra ocasión, y a otra persona con carismas especiales, decía en la ciudad: “Yo araré esta tierra con surcos muy profundos”. Medité mucho el significado y por fin pregunté a la persona que había recibido estas revelaciones. Quiero entender que los ceutíes seríamos revestidos de una espiritualidad seria y verdadera. Una Madre que se preocupa hasta el extremo por Sus hijos ceutíes. Todo un lujo, aunque a algunos les cueste trabajo asimilarlo. Pienso que son profecías muy propias para recordar y meditar en Navidad, por eso lo traigo a colación. Aquí en Ceuta, cuando llega la Navidad, reina la alegría a raudales, por todas partes. La sociedad se impregna de una espiritualidad muy especial. La paz se instala en los corazones de los ceutíes, y la gente sale a la calle para transmitir esa llamita que pasa de unos a otros convertida en sonrisa, amabilidad y educación, buenos modales… Hay una voz que se oye en cada corazón, y que habla de algo Nuevo, Grande y Poderoso producido en el mundo entero, en estas fechas. Es el Mesías del Señor, que irrumpe en nuestro espíritu, y que lo inunda todo de fuego amoroso, que nos llama a una verdadera conversión, hacia una santidad ilimitada. No obstante, el verdadero significado no es conocido por muchos en su exacta dimensión, pues “Mi Pueblo se muere por falta de conocimiento”. En un día tan especial, vamos a oír los susurros de una Madre, que quiere ser de todos, y nos enseña lo que allí en Belén ocurrió, porque Ella había aceptado ser la Madre del Emmanuel. Disponeos a escuchar en profundo silencio y respeto lo que Ella nos transmite:

“Hijitos Míos. Un gran silencio envuelve al mundo. La oscuridad lo cubre todo. Los corazones están despiertos mientras oran y esperan. Una sensación de confiada esperanza abre de par en par las puertas del espíritu, cerradas por el odio y el egoísmo. Las fuerzas del Infierno se sienten de improviso anuladas, porque llega una nueva fuerza de amor y de vida. ¡Mirad fijamente al Cielo!, en la espesa tiniebla se enciende una enorme Luz. En este silencio que nos rodea se oyen ahora armoniosos cantos que llegan de más allá de las estrellas. ¡Y se acerca la Luz! Es la NOCHE SANTA. También la pobre gruta donde estamos Mi amado esposo José y Yo, es envuelta en una increíble Luz, ya que está a punto de que suceda el mayor acontecimiento de la Historia. ¡Ya está aquí! La Madre Virgen os da a Su Hijo, que nace pobre e indefenso. Tembloroso y necesitado de todo, que gime tierno como un corderillo, y en Su pequeño cuerpo está impreso la mansedumbre y la misericordia. La vida del hombre toma un nuevo sentido, después de esta NOCHE SANTA. El Niño que nace es Hombre como vosotros, y es Dios con vosotros. Es el Emmanuel que anunciaron los Profetas durante siglos. Él es el Corazón del mundo, el Hermano de todos. Nuestro Amigo. Nuestro Maestro. Nuestro Dios y Señor. Él es la Victoria sobre la derrota. Él es el Bálsamo que cura a los que están llagados de egoísmo, de odio y de otros pecados. Él es la Luz que resplandece ante tanta tiniebla. Él  es la esperanza de este mundo que vive en el error. Yo soy la Madre que llora cuando rechazan al Hijo y Le cierran las puertas. No temáis, que Dios está con vosotros, pues hoy ha nacido el Salvador. La tierra está convertida en un inmenso desierto. Hay una enorme desesperación. Pero cuando lo aceptéis a Él sin límites, vuestra vida se convertirá en una tierra fértil y sana. Aunque Mi adversario, el Maligno, parece dominar al mundo con su veneno mortal, Mi Inmaculado Corazón triunfará. Aunque viváis el sufrimiento, la soterrada esclavitud, la injusticia, los peligros de guerras infames, sin sentido, que ya son imparables y una violencia extrema que avanza, y no hay muros, ni palabras que puedan hacerla retroceder, Yo os traigo en esta NOCHE SANTA el mensaje que os regala Mi Inmaculado Corazón, de esperanza y consuelo. “No tengáis miedo. Dios está con vosotros”. Yo dije SÍ humildemente, para que la venida  del Mesías se produjese, y ahora Mi Hijo Jesús prepara Su Segunda Venida Gloriosa, por medio de Mi Anuncio Profético. Aunque estáis expuestos a tantos peligros, “No temáis, hijos Míos”. Mi Inmaculado Corazón triunfará y sentiréis en vuestros corazones el Reino de Amor y Paz. Y con este conocimiento que os transmito para las fiestas navideñas, podréis disfrutar de unos días maravillosos, relejados y tranquilos”.

Y la Virgen María se dirige a los sacerdotes, Sus hijos predilectos, para decirles:”Vivid esta NOCHE SANTA dentro de Mi Corazón Inmaculado, que es un jardín de belleza sin igual, donde pasar horas en silencio y oración. Mi esposo José y Yo os estamos esperando. Fueron para Mí aquellos momentos de Su Venida, de una inefable alegría y éxtasis. Me olvidé del cansancio ante el largo camino recorrido hasta llegar a la cueva, andando desde Nazaret a Belén. Y de la fatiga que sentí, llamando a tanta puerta que nunca se abrió. Me olvidé en Mi nada, y de que pisaba los pies en la Tierra. Y cuando tuve en Mis brazos a Dios, hecho milagrosamente Mi Hijo, perdí conciencia de la realidad, y Me vi en el Cielo por unos momentos, obnubilada por tanta emoción. Recordad en este día de Navidad a Mi esposo José, que hizo de un lugar inhóspito, aquella mísera gruta que encontramos, un sitio digno, de familia, con su amoroso trabajo. ¡Venid, hijos Míos, a besar los piececitos de Mi Niño en esta NOCHE SANTA!, y adoradle en silencio, recogidos, concentrados en el milagro que aquella Noche ocurrió. Los pastores vieron llegar del Cielo aquella Luz inmensa, anunciadora de la Buena Nueva. Los Ángeles cantaban alegres y gozosos, trayendo al mundo el conocimiento de la Verdad: “Hoy os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Imitadnos a todos Nosotros, y anunciad vosotros al mundo que Jesús nació, pues el Cielo os invita a ello; y abrid vuestras almas, para escuchar la voz de Dios. Abrid de par en par todas las puertas a Cristo que viene. No cerréis la Voz del Cielo… Y el desierto en que se encuentra el mundo, se abrirá al rocío Celestial que llama a la puerta con suavidad, así con vuestra ayuda, el Reino de Amor y Paz entrará en todas las almas.

Tomado de “A los sacerdotes, hijos predilectos de la Santísima Virgen”, don Stefano Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano.