Anoche escuché “gritidos” a la altura de la Almadraba; también me informaron que gentes del Príncipe se percataron de los mismos quejidos de socorro.
Con gran solidaridad salieron en sus vehículos ligeros y fueron a informar de las inquietantes frases de SOS que se estaban escuchando a los vigilantes de seguridad que hay en la zona fronteriza con Marruecos que, con toda la rapidez posible, fueron a informar de los hechos a la Guardia Civil que, con su forma de actuar, lo pusieron en conocimiento de la Central Operativa de Servicios.
Todo iba bien, ya que en las inmediaciones se encontraban los sacrificados hombres de la mar en su respectiva embarcación reglamentaria jugándose la vida, ya que las condiciones climáticas no era muy propicias para la navegación, cosa que dejaron de un lado para poder hacer una buena acción humanitaria y rescatar de la mar a esos súbditos marroquíes que se expusieron a una malísima travesía a nado, para intentar llegar a nuestra querida España.
Mientras tanto, la Marina marroquí hizo la visión con gafas de madera sin graduar, y dejaron al libre albedrío del Altísimo a sus hombres que deben de cuidar de ellos.
¡Dejadez, falta de ganas, instinto de conservación o supervisores de un flujo constante de personas por ambos espigones!
Son interrogantes que muchos tenemos en nuestras palabras cotidianas y que nuestras autoridades no son capaces de poner en lo alto de la mesa en las reuniones que, dicen, tienen continuamente.
¿Seguimos bajo el paraguas de la visión del Reino Alauita o somos la “puta de turno”?
En fin ,llegó el día y los pobres súbditos marroquíes están vivos gracias a los valientes Guardias Civiles del Servicio Marítimo y la infraestructura que se tiene de vigilancia de ambos lugares preferidos por nuestros practicantes a la natación del vecino país Marruecos.