La desmemoria colectiva trae que personas que marcaron un antes y un después en un lugar dado, caigan en el olvido. Quizás en Ceuta haya quien no lo recuerde o, simplemente, no le suene en absoluto. Por ello, la familia del deportista Manuel Carmona quiso rendir una especie de homenaje. Este caballa falleció el 22 de junio de 1998, cuando practicaba lo que más le gustaba, el
Manuel Carmona fue un deportista vinculado con el atletismo. Él comenzó a los 30 años, allá por la década de los 80. Ya antes hizo fútbol, donde participó en distintos equipos de la ciudad, y piragüismo. El interés por el deporte siempre lo llevó en la sangre, pero donde sí hizo más hincapié fue en la gimnasia.
Sus trofeos lo delata, puesto que se hizo con alguno que otro a título local. “Mi padre ganó varias veces la San Silvestre y la carrera al Monte Hacho”, explica Francisco Javier. Por aquella época no eran muchas las competiciones que se llevaban a cabo en la ciudad. Por todo ello, el nombre de este caballa se hizo sonado, conocido en la zona. Fue de los que abrió paso a las siguientes generaciones. Incluso, ya una vez retirado, entrenó a los más jóvenes que se adentraban en el Atletismo.
Su pasión la llevó hasta el último momento, cuando, por circunstancias de la vida, Carmona se encontraba corriendo y un desvanecimiento le apagó el aliento. No se pudo hacer nada por él. Su vida quedó en un punto y final.
Si Manuel Carmona fue precursor en la década de los 80, su mujer Joaquina Ruiz también marcó un antes y un después. Ruiz rompió los moldes de la época, aún teñida un poco de esos colores blanco y negro. Ella se adentró en la afición de su marido y de la misma manera participó en las competiciones.
“Mi madre se sometió a los comentario de los vecinos, quienes la reprochaban por el simple hecho de ser mujer y practicar deporte”, comenta Francisco Javier. De todos modos, Joaquina fue a contracorriente y participó en las competiciones. Igualmente se hizo con trofeos, pese a ser la primera fémina por aquel entonces.
La familia de Francisco Javier Carmona Ruiz ha seguido la estela de Manuel y Joaquina. El deporte parece que lo llevan en la sangre. Ejemplo de ello se puede apreciar en sus dos hijas, Eva y Raquel Carmona. Ambas se aventuraron con el atletismo, el cual les han dado muchas alegrías. De igual modo, los hay quienes practican el ciclismo y la natación.
Dos décadas, un lustro y un año desde que tuviera lugar la muerte de Manuel Carmona. Aún se le recuerda. Pero con el deseo de que esa llama se avive para que el nombre del atleta continúe incrustado en el ADN de la ciudad autónoma. Sin duda, la familia lo seguirá llevando en el corazón.
Las hijas de Francisco Javier Carmona han seguido los mismos pasos que su abuelo Manuel. En este caso, ellas se adentraron en el Atletismo desde niñas. En la pasada Nocturna de San Juan, Raquel (18 años) se hizo con el primer puesto en su categoría. Eva (21), también cosechó el oro en la carrera de Los Fuertes que se celebró el pasado mes de mayo. Muestra de ello es el esfuerzo continuo de estas jóvenes que intentan dejar el pabellón bien alto y con sed incansable de seguir participando en próximas competiciones. Sea la distancia de 20 kilómetros o inferior a los 10, estas chicas apuestan por el atletismo, el deporte con el que brilló su abuelo décadas antes.
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