Hoy, día 9 de junio, a las 13,00 horas, se va a celebrar aquí en Ceuta un acto cívico militar en el que la Ciudad Autónoma y las Fuerzas Armadas, representadas por diversas unidades de la guarnición, van a homenajear a un ceutí ejemplar: el  teniente de Infantería   José Luis Morejón Verdú. Se va a imponer su nombre al parque urbano ubicado en Santa Catalina.

Presidirá el acto el  presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas y el teniente general de la misma promoción que el teniente Morejón,  Juan Gómez de Salazar, General Jefe de la Fuerza Terrestre, junto con el comandante general de Ceuta, Javier Sancho Sifre. Asistirán los hermanos del Teniente Morejón: Francisco José, Juan Carlos y Concha, arropados por un nutrido  grupo de compañeros de José Luis de la XXXIV Promoción de la Academia General Militar, a la que pertenecía. También asistirán los jefes de unidad de la guarnición y diversas autoridades civiles y militares.

El teniente  Morejón Verdú murió, en heroico acto de servicio, el 13 de agosto de  1981 en aguas próximas a Cabo Roig, en el término municipal de Orihuela, estando destinado en la COE 31. Aquel día se encontraba realizando, junto con sus subordinados prácticas de submarinismo, cuando una embarcación fuera borda, sin tripulación y a la deriva, se dirigió hacia ellos y hacia unos bañistas que habían en la zona. El teniente Morejón, dado el peligro que entrañaba para cuantos allí se encontraban, intentó hacerse con ella,  cuando un desgraciado golpe de mar le lanzó la embarcación encima produciéndole la muerte. Con todo merecimiento le fue concedida la Medalla del Ejército, máxima distinción militar en tiempos de Paz.

Como tuve ocasión  de escribir en este mismo medio el año pasado,  con motivo del homenaje  que le rindió el Ayuntamiento de Orihuela al Teniente Morejón, a quien todavía recuerdan después de tantos años,  tuve el enorme privilegio de conocerlo personalmente ya que con él, compartí aula en la Academia General Militar y, por ello, conozco de primerísima  mano las enormes virtudes que atesoraba, entre las que sobresalía su gran generosidad.

Precisamente esa enorme generosidad  marcó la diferencia en el trágico suceso que le causó la muerte.  Aquella fatalidad no fue un simple accidente, previsible o evitable;  no fue un hecho fortuito imprevisible o inevitable; ni tampoco  fue producto de una desgraciada casualidad.

Su muerte fue  consecuencia de su personalidad, de su enorme compromiso con el deber y, sobre todo, como he señalado antes,  de su extraordinaria generosidad. Dice el filósofo André Comte-Sponville acerca de la generosidad "es la virtud de dar. No se trata «de atribuir a cada uno lo suyo», como decía Spinoza a propósito de la Justicia, sino de ofrecerle [al prójimo] lo que no es suyo, lo que es nuestro y le falta" En efecto, José Luis en un acto de sublime generosidad ofreció su vida, que era suya, para salvar la de otros que, en su caso, con toda probabilidad la hubieran perdido.

Sin embargo, no solo fue generosidad, que la hubo y mucha; también fue compromiso con el deber así como un enorme derroche de  valentía.

No se trató de  una valentía imprudente, irreflexiva, inconsciente  o, incluso, temeraria. Al contrario, conociendo  a José Luis, estoy profundamente convencido de que su acción fue audaz pero consciente; fue instantánea  pero juiciosa y responsable; fue peligrosa, lo sabía, la asumió y no dudó en emprenderla.  Su extraordinario concepto del deber le conminó a ello. Ese era José Luis. Ese era nuestro compañero y amigo.  Desgraciadamente,  la mar, tan bella unas veces y tan trágica otras, implacablemente se cobró la vida del teniente Morejón a la tempranísima edad de25 años. Todo un ejemplo para nosotros y para las generaciones venideras.

Este  reconocimiento que hace la ciudad de Ceuta a un hijo suyo, es un caso de estricta Justicia porque, consecuentemente con lo expuesto más arriba, es darle a José Luis lo que legítimamente le corresponde, porque, con creces, se hizo acreedor a ello: el aprecio, la gratitud  y el cariño de su ciudad natal, no solo por haber sido un militar ejemplar, que lo fue, sino también un ciudadano modélico, digno hijo de Ceuta.

Se suele pasar por alto que  José Luis intentó proteger la vida, no sólo de sus subordinados, lo que le honra como un extraordinario jefe, sino también, la  de tranquilos bañistas que disfrutaban de  su descanso, lo que le dignifica como un ciudadano ejemplar.

Igualmente, es de Justicia apreciar y reconocer las gestiones del Comandante General de Ceuta Don Javier Sancho Sifre por su dedicación  para hacer posible este acto, y muy especialmente hay que agradecer el acuerdo  del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta, con su Alcalde Presidente Don Juan Vivas a la cabeza, quien desde un principio se mostró dispuesto  al reconocimiento de la Ciudad al teniente Morejón, sobre todo en estos tiempos en los que no parece estar de moda los inmensos valores que adornaban su personalidad. Para orgullo de quiénes lo conocimos, aún sigue vivo en nuestros corazo

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