Trasladarse a una VPO en Loma Colmenar fue el inicio de una pesadilla que ya suma cinco años para un hombre y su familia que solo piden vivir dignamente en Ceuta . Asegura haber sido víctima de un “realojo fraudulento”, tras haber sido desalojado de una “chabola chalé”, como así la denomina, propiedad del Ministerio de Defensa que fue demolida frente a sus ojos y frente a los ojos de sus hijos, todos menores. Una situación que le ha desgastado física y psicológicamente.
“Bueno, el proceso empezó cuando las autoridades de la Ciudad, en todo su conjunto, un día se presentaron en una calle, la cortaron, y decidieron derribar unas casas. Entre esas casas estaba viviendo yo en una, que me ha costado dinero, que pensaba que pertenecía a otro organismo y resulta que pasó al Ayuntamiento”, cuenta.
El hombre insiste en que las autoridades lo presionaron y amedrentado dentro de la casa donde vivía. Lo hicieron, según él, cortando los servicios básicos: el agua y la electricidad para que así firmara un contrato que databa del 16 de agosto de 2016.
Lo siguiente que cuenta es que “prepararon la grúa y todo tipo de funcionarios, todo tipo de policías, un destacamento grande, un aterrizaje grande de todo tipo de personal. Entonces me metieron en la chabola y empezaron a amedrentarme diciéndome que o colaboras o sales y te damos la casa, o te vas a quedar sin casa, porque estaban repartiendo estas famosas casas”.
A raíz de este episodio, la más pequeña de sus hijas pasó un largo tiempo quejándose de un dolor en el abdomen, que achacaba al hecho de recordar el momento en que veía cómo la grúa derribaba la vivienda donde nació.
Esto ocurrió exactamente el 14 de septiembre de ese año. Y todo, absolutamente todo, lo tiene documentado en su ordenador, en un archivo de 225 páginas en las que cuenta lo que le ha sucedido, además de tener las comunicaciones que ha intercambiado con el Ayuntamiento, esperando una solución a su problema.
“Ese día, en media jornada, los señores funcionarios de la Ciudad consiguieron hacernos firmar los contratos, mandarnos a pagar el banco, la fianza en el banco, mandarnos a tratar con la empresa del agua, la empresa de la luz, derribaron la chabola, nos trasladaron nuestros trastos hasta aquí”.
Antes de firmar, el hombre insistía en saber más y en ver la vivienda en la que se instalaría con su familia. Algo que no pudo lograr. Entonces firmó un documento que en ese momento no sabía si era de compra o de cesión, “presionado por las autoridades”, insiste. Ese sería el comienzo de un calvario que hoy en 2021 continúa, entre otras cosas, por culpa de un patio de luces que está en medio de su vivienda.
“Abrí la puerta y lo primero que me encontré es una cosa que le llaman patio, patio de luces, ojo patio, zona común y yo le llamé desde entonces el patio de la oscuridad porque no me ha traído ninguna luz, todo oscuro me ha traído este patio, y desde entonces son cinco años liado con el patio, con lo que pasa en el patio”, recuerda con pesar.
Al ver la situación, desde el principio se negó a vivir en ese lugar y se lo comunicó a las autoridades. Y como primer acto de protesta, entre otros posteriores, tomó la decisión de prohibirle a su propia familia el uso del patio, pero sin dejar de limpiarlo de manera constante pues asegura que ni las autoridades ni la empresa administradora se preocupan de su limpieza y otros vecinos arrojan todo tipo de restos.
Además, para evitar la caída de agua sucia al patio, como resultado del baldeo de las terrazas de arriba, tuvo que encargarse y correr con los gastos de la instalación de una red de tuberías para canalizar el líquido hasta el sifón del patio.
El hombre se refiere a esta vivienda como “la jaula que me han alquilado” y cuestiona su diseño. Aunque reconoce que existen otros problemas que lo afectan tanto a él como a su familia, como la humedad y la filtración de agua de lluvia a través de las paredes que los obreros de una empresa de construcción se lo atribuyeron a la condensación, el mayor drama se centra en el patio y en sentirse estafado.
Para colmo de males una gaviota quedó atrapada en el patio y a pesar de haberse comunicado al 112 para pedir que enviaran a alguien para sacarla, en principio no fue posible, aunque tras un segundo intento la liberación ocurrió. Pero el temor es que vuelva a pasar, incluso con peores consecuencias.
“Las autoridades me han engañado y me han dado una jaula con patio de luz, y ese patio luz yo estoy condenado a estar vigilándolo, devolviendo las cosas, limpiándolo y vamos sufriendo”. El hombre insiste en que lo “engañaron”, lo “forzaron” y lo “presionaron” y que en su caso hubo “abuso de autoridad”, pero que no cuenta con los medios para solucionar su situación y la de su familia.
El hombre solicitó una permuta de la casa que le adjudicaron en régimen de alquiler, por un piso en régimen de compra justo donde derribaron la vivienda en donde vivía, pero se lo negaron. “Yo, por mi cuenta, he intentado abandonar esta casa, he buscado por toda Ceuta, pero yo no tengo medios para hacer frente a una casa que valga la pena, yo no he podido hacerle frente a esos precios, entonces ya me he resignado aguantando y las autoridades no me solucionan el problema, teniendo una casa vacía que me correspondía a mí”.
Transcurridos cinco años, le sigue pidiendo a Dios que le dé fuerzas para poder hacerle frente a la situación. Mientras tanto se siente atrapado en un callejón sin salido buscando una solución a su problema.
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