Categorías: Opinión

Historia de Pesca en Ceuta (III)

El marisqueo
Una práctica casi desaparecida de Ceuta es el marisqueo. Siempre fue una de mis grandes hobby. Esta afición me viene de muy pequeño, cuando en casa de mis abuelos veía que mi tío Jesús, en compañía de su primo Cayetano López y el cuñado de éste, Antonio González, llegaban al Patio de la Ramblilla cargados de erizos, otros días, lapas y, otros, mejillones.... Deseaba crecer para poder hacer lo mismo y nunca olvidaré el día que mi tío me llevó a su casa en la calle Simoa número ocho, nos hicimos de un par de formones y una bolsa y me llevó al bello roquedo que hay tras la playa de San Amaro. Era una bella tarde de verano, por el año 1950. Mi inexperiencia no fue óbice para disfrutar de aquella hermosa tarde junto a mi querido tío Jesús. Pocas lapas y mejillones fueron arrancadas de  las piedras por mi formón, pero mi tío, en este terreno era autosuficiente y el solo se bastó para que la mariscada fuera fructífera.
Era típico en Ceuta -hasta bien entrada la década de los sesenta-, la presencia de los mariscadores  visitando los bares de tapeo, ofreciendo marisco listo para consumir. Provisto de una cesta de caña y un caballete, con los brazos en jarra -al estilo de los “cenacheros” de Málaga-, iban ofreciendo el producto. Recuerdo que en Ceuta eran dos señores, los dedicados a este menester. Siempre vestían chaquetilla blanca y ofrecían; gambas, “cañaillas”, percebes, cangrejos reales, nécoras, huevas y lomos de bonito, camarones, solían llevar también  ristras de jurelitos secos, etcétera. Su zona de venta se relacionaba con el entorno de los bares de aquella época como; Casa Julián, Casa Rejano, Vicentino, La Campana, Sede Social de Caza y Pesca, Bar Niza, La Vinícola y Cafetería de Florentino. La misma zona que lo hacían los dos músicos, uno con la batería y el otro con el acordeón que hacían las delicias  de transeúntes y clientes de los bares. Entrañable recuerdo de dos estampas muy ceutíes y que desgraciadamente hemos perdido.  
Los chavales de Plaza de África solíamos ir a mariscar a la “Goraza” o “Coraza”, que son las piedras que se hallan en la parte del poniente del Mirador de la Carretera Nueva. Este mirador que era patrimonio del pueblo, hoy está ocupado por el restaurante del Club Natación Caballa. Ya podrían nuestras autoridades, gestionar el tema de forma que este entrañable lugar sea devuelto al pueblo ceutí, de manera que disfrute como yo tuve la suerte de hacer en mi juventud de algo tan nuestro.
Volviendo a la “Coraza”, he de decir que en mi niñez, he pasado ratos inolvidables en ese rincón de mi barrio. Era muy rico en “bulgaos”, “cañaillas de piedra”, lapas y cangrejos “pelúos”, que con un alambre y un trozo de pescado, lográbamos que salieran de sus cuevas, para atraparlos. El inconveniente era que si te descuidabas y te agarraba con una de sus pinzas, el mordisco era tremendo.
También llevábamos salabares que cebábamos con media sardina y atrapábamos camarones. Esta pesca con salabares, era más fructífera en las escolleras del Muelle de Pescadores, porque además de los sabrosos camarones, también “entraban al aro” centollos y algunas castañuelas.
Los domingos de verano, solía acompañar a mi padre y tío Jesús a la “corriente” -Foso Real-, a coger almejas. Eran muy abundantes y variadas. Había concha fina, coquinas, corrucos, chirlas, etcétera. Tanto mi padre como mi tío, traían el bote del “Nuevo Lobo” más la pala y el rastrillo de expandir el hielo y eso lo utilizaban para extraer la riqueza que por entonces existía en ese lugar. Yo era joven y si por entonces no era práctico en ese tipo de marisqueo. Aquellas vivencias junto a mis dos maestros tan queridos, me sirvieron como escuela para años mas tarde, ir enseñando a todos mis primos.
Me gustaba tanto coger almejas, que recuerdo que una mañana estando en la pequeña playa del CAS, Don Juan Bravo, que había estado reparando el regulador de sus botellas de aire comprimido, me dijo si tenía inconveniente en probarlas, dado que se tenía que marchar. De inmediato me hice con un saco de arpillera y fui directo al lugar de la “corriente” que sabía eran más abundante. A la hora aproximadamente regresé con más de medio saco lleno de conchas fina y corrucos. Estando en ello, pasó por el lugar, los QUECUTESA”, empresa de fotografías, muy vinculada al CAS y que formaban los señores; Querol, Cuellar y Tete. Como siempre llevaban la máquina predispuesta, tomaron una instantánea de aquel momento.
Esta afición no ha menguado con los años, En la última etapa de mi vida en Ceuta, en primavera solía ir algún sábado o domingo a Cala Mocarro o Punta Blanca, a coger erizos -Strongilocentrotus franciscanus-, que consumía con mi mujer y con mi  hija Rosa Mari en la misma playa. También nos llevábamos un envase de mermelada vacío, que llenábamos con la hueva de este sabroso equinoideo. Estas huevas enriquecen notablemente el sabor de un arroz a la marinera.
La ciudad en la que vivo, Algeciras, sus costas es muy rica en lapas. Hay más y más grandes que en Ceuta. Hasta hace un par de años, he practicado la actividad de “lapero” en la costa de San García con muy buenos resultados. ¡¡¡Ah!!! pero siempre respetando la patella ferruginea. Mis años en la Concejalía antes y Consejería después de Medio Ambiente en Ceuta, me sirvieron para cargarme de responsabilidad sobre el Medio que nos rodea -por algo fui el primer funcionario adscrito a esa Consejería-. La lapa ferruginea es endémica del Mediterráneo occidental y está en peligro de extinción. Últimamente un proyecto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC-, ha logrado su reproducción a través de fecundación artificial. Este proyecto se lleva a cabo en las Islas Chafarinas con resultados óptimos y abre un mundo de esperanza para la salvación total de este espécimen tan ceutí.
Algo que no hice jamás en Ceuta, lo hice en Algeciras, ir a coger ortigas. La ortiga es una anémona -anémona sulcata-, con tentáculos urticantes y no muy popular como alimento. En mi niñez, recuerdo de su consumo en una vivienda del patio donde me crié. Aquella señora tenía fama de prepararla muy bien. Se llamaba Ángela y estaba casada con un hermano de mi abuela paterna. También la consumían en el “Patio de los Boguitas” y en algunas casas más, siempre de familias relacionadas con la mar. Poco a poco, esa costumbre fue desapareciendo a la vez que aquellas familias marineras. La verdad es que en Ceuta nunca fueron muy populares. Siempre fue un alimento inusual y poco frecuente fuera de la zona “caballa”, la comprendida entre los Puentes del Cristo y Almina. El pueblo ceutí no se ha caracterizado jamás por mantener las tradiciones y costumbres. De hecho el consumo de lapas, erizos u ortigas, ha desaparecido como seña de identidad nuestra, al contrario que en la provincia de Cádiz, donde estos tres productos del mar, son santo y seña de su cocina. Si existe algún producto con puro sabor a mar, es indudable que es la ortiga.
Otra afición que adquirí en Algeciras, es la pesca del berberecho. Este bivalvo de la familia de los moluscos conocido como Cerastoderma Edule, es un rico manjar preparado al vapor. Provisto de mi rastrillo y mi bolsa de red y acompañado por mi mujer y mi nieto José Manuel, hasta hace tres años, algunos días me dirigía a la Playa del Rinconcillo, concretamente a la desembocadura del Río Palmones. La presencia de esta bivalvo es tan abundante, que sin gran esfuerzo te puedes hacer de varias decenas de kilos. La última vez que fui a pescarlos, me traje a casa unos  buenos puñados.  Para mi era un placer sentarme al día siguiente, rodeado de mi familia, todos prestos a devorar las cuatro o cinco fuentes que mi esposa había preparado.
Hay muy pocas felicidades que sean eterna, y un día apareció por casa mi primo Manolo, acompañado de su esposa y su hijo Fran. El día anterior habíamos ido a pescar y disponíamos de un buen stock de berberechos, y él, haciendo valer su condición de funcionario de la Inspección Pesquera, me hizo saber que el marisqueo sólo lo pueden capturar los mariscadores profesionales, que acrediten tener al día la expedición de sus carnes; y que además hay que examinar que la zona de producción de moluscos en ciernes se encuentre libre de toxinas y acta pata la recolección y el consumo humano. Aquel pequeño discurso oficialista y engranado en la Administración, bien pudiera ser lo correcto; sin embargo,  para mí significaba algo más que una norma más en un ajado boletín oficial, significaba  largar amarras con todos los recuerdos de mi infancia, junto a mis padres, a mis tíos y mis primos, en aquel bote cabecero del “Nuevo Lobo”…Significaba decir adiós definitivamente a la niñez…  Y he de deciros que  he dejado de ir a mariscar tan rico manjar, aunque a veces me dan ganas de coger de nuevo el rastrillo cuando en los supermercados, veo que una bolsita de un kilo, cuesta seis euros.
Y, ¿por qué?, yo me pregunto y a la vez os pregunto, ¿por qué la vida no puede transcurrir con la sencillez y la originalidad con que transcurría en las horas de nuestra infancia?… ¿Por qué?  ¿Por qué  no pueden volver y no marcharse jamás las  horas amables, placenteras, doradas, sin tiempo, de la niñez… ¿Por qué…?  
Rastro (CP) Fig.9.- Pertenece al grupo de artes varios. Es un instrumento formado por un triángulo isósceles, cuyos lasos son de madera  y cuya base es de hierro dentada, llevando además fija  una bolsa de red. Rastréase á mano con este arte por las playas arenosas en la disposición que indica el número 1 de la figura 81, cogiendo con las manos los lados mayores del triángulo y llevándolo verticales en el agua, retrocediendo de espalda á la playa á medida que se rastrea, y ayudándose en la faena con un trapo ó cuerda que lleva amarrado el instrumento en los citados lados y que se espalda por la espalda o cintura.
A medida que se camina sobre los fondos de la playa, el marisco –almejas finas, coquinas, chirlas, etc.-, se va introduciendo en el copo. Y así también, se pescan, principalmente,  peces como lenguados, rodaballos y otros peces planos. CARTILLA DE PESCA. Ángel Pardo y Puzo.
Rastro (DHAPN) Fig.10, 15.- La significación de esta voz entendida generalmente en nuestro castellano  denota el resultado, que un cuerpo movido según  su gravedad  específica, imprime  ó dexa en ciertas superficies por donde pasa.  
Nuestros pescadores  en el dialecto particular adoptado ó reducido de las acciones de las cosas ó de sus efectos, apropiaron el nombre  de semejante resultado á la causa ó instrumento  de que procede, y desde luego tradicionalmente  conviniéron  en que con la palabra Rastro se significaban varios armazones  de distintas hechuras, compuestas de diversos materiales,  las cuales arrastradas sobre las playas extraen  las diferentes especies de mariscos y otros peces, que se crían en ellas, y ocultan en la arena.
Pero los Rastros son tantos, y entre sí  tan diversos, que exigen bastante extensión, y harían molesto este artículo, si  por otra parte no conociésemos , que para la pesca de ciertos peces llanos como Lenguados, Rodaballos, y otros que se quedan escondidos en los arenales al baxar  la marea, como asimismo  las conchas que nacen y se crían en ellos, son instrumentos adecuados, y no es posible dejar de explicarlos  por el efecto que producen con utilidad  de los pescadores; á pesar de que difieren notablemente  las aplicaciones  según los tiempos, parages y peces.
En su variada diversidad sirven unos para rastrear dentro del agua sobre playas ó arenales: otros fuera de ella en las playas mismas: y otros finalmente para rascar, arrancar ó roer de las peñas los mariscos pegados a ellas, y así á este tenor.
Armado con efecto con efecto del modo referido, los pescadores empuñan el Rastro con las dos manos que afirman en los palos, y echando a la espalda la faxa, andan hacía atrás  por las playas con agua á las rodillas, arrastrando semejante máquina, y procediendo  con movimientos alternativos para remover la arena  ó cieno, y que –el marisco- los peces al querer huir entren en el saco o bolsa  de la red.
Esta es una pesca de las más fatigosas, puesto que los que ejercen  sobre estar todo el día  metidos en agua, necesitan ser hombres muy robustos  por el continuo esfuerzo que exîge el manejo del Rastro en la forma que manifiesta la Fig.9 y Fig.10, cuyo pescador A. desempeña semejante duro trabajo. El pescador B. extrae el marisco que fue recogiendo  el saco de su Rastro, y algunos  lenguados y rodaballos, que suelen entrar freqüentemente.
Pero como el marisco suele salir mezclado con piedrecillas  y fragmentos de conchas, se ve  otro pescador C. con una criba en la mano (que todos tienen á propósito) limpiar y escoger el que ha cogido, y que debe de llevar a la  venta pública.  DICCIONARIO DE LOS ARTES DE  LA PESCA NACIONAL. Comisario Real  de Guerra de Marina, D.Antonio Sañez Reguart.
RASTRO  MANUAL (A pie) Fig.11, 12.- Es aquel que se manipula andando por la orillas de ríos, caños, etc., contra la dirección  de la marea o de espalda, metidos en el agua hasta la cintura.  El arte consiste en un armazón rectangular con enrejado de acero inoxidable, separadas entre sí por una distancia que va en función  de la especie a capturar. Puede llevar los dientes soldados a una pletina en bisel, o bien de forma semicircular  con un copo.
El mariscador se sujeta el rastro a su cintura, asiendo firmemente el mango con las dos manos, y comienza a caminar hacia atrás, metido en el agua hasta la mitad del cuerpo. Realiza con el palo ligeros movimientos, ascendentes y descendentes, para que la pletina o los dientes no queden clavados en el fondo. Fig.11 y Fig.12.
RASTRO ARRASTRADO (Desde embarcación) Fig.13.- Se denomina Arrastrado cuando el arrastre se realiza con maquinilla movida por el motor principal de la embarcación. La maniobra de fondeo y arrastrado del arte es igual que en el arrastre manual.  Una vez que el barco se encuentra en el caladero, el Rezón o Gavilan se fondea por pro o popa del pesquero, según la faena se realice manualmente o con maquinilla, quedando señalizado por una bolla. A continuación se navega a la zona de trabajo, a remo o con motor, para calar los rastros, bien por popa o por proa del buque.   Según su capacidad se puede calar de 1 a 6 rastros.
Finalmente, se comienza a Halar  el cabo del rezón o la Garga del gavilán con el torno (de mano, o mano y pie) o maquinilla. Así se produce el arrastre y el desplazamiento del barco hacía el rezón o gavilán y el avance de él o los rastros en el fondo.
RASTRO REMOLCADO (Desde embarcación) Fig.14.- A diferencia del Arrastrado,  el rastro se larga por popa y la acción mecánica  de arañar los fondos limpios se consigue con la misma marcha del barco y no cobrando cabo del rezón o garga del gavilán. Cada lance de arrastre suele durar una medía hora.  LAS ARTES DE PESCA EN EL LITORAL GADITANO. Diputación Provincial de Cádiz. Hemos de significar que,  los dibujos de redes y pesqueros  de este libro ,fue realizado por D.Juan José Carreiras Romero, y la dirección de este histórico y necesario trabajo  de recopilación de artes y embarcaciones pesqueras,  por nuestro entrañable amigo, D. Jesús Padillo Rivademar.

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