Hipocresía y cobardía en torno al Tarajal

El 18 de junio de 2009, José Antonio Carracao era asesor del delegado del Gobierno, José Fernández Chacón. Aquel día unos policías nacionales denunciaban en este periódico los intentos de corrupción que estaban sufriendo en el paso del Biutz. Fue una denuncia seria, pública, señalando a las personas que intentaban mermar su acción policial en un lugar mantenido caóticamente por las administraciones. ¿Saben qué hizo la Delegación en la que Carracao trabajaba de asesor? Anunciar, 24 horas después de desayunarse la denuncia en El Faro, que se abriría una investigación. ¿Y saben qué pasó con aquella investigación? Que se archivó. Los agentes se marcharon a Madrid, lugar del que procedían, con cara de asombro por cómo se había actuado tras una denuncia de este calado, valiente, en la que había agentes que, por vez primera, daban la cara.
Fíjense la historia. Cuatro años después, tenemos al ex asesor, reconvertido en secretario general del PSOE, compareciendo ante los medios de comunicación para, de forma cobarde o pueril (elijan el calificativo), denunciar “la corrupción” que hay en el Tarajal para, a preguntas de los periodistas después de que no diera datos sobre esa corrupción, matizar que es una cuestión “que se debe abordar con el máximo de las seriedades y las rigurosidades”, por lo que su partido no puede “hablar sin tener una prueba fehaciente” y que las harán públicas cuando esa información que han recibido “de forma oficiosa” sea fruto de una investigación. “Un partido con seriedad no se pronuncia en público sobre situaciones oficiosas”.
Toma. Así trabaja un partido serio, tirando la piedra y escondiendo la mano, hablando de asuntos tan graves como la corrupción (el presunto lo deja en el camino) sin acudir, antes que a los periodistas, a la Fiscalía para que intervenga partiendo de los datos que dice tener el señor Carracao.  Por cierto, también podía haberle transmitido esos datos de corrupción al jefe superior de la Policía, Pedro Luis Mélida, al que tuvo bien cerca en el alumbrado oficial de ayer noche. Es tener ganas de hacer algo por Ceuta, nada más (¿no se le llena siempre a usted la boca con esas cantinelas?), porque a don Pedro no le faltan arrestos para destinar a sus grupos de investigación a estos menesteres.
Es tan grave el atrevimiento escenificado ayer por el líder socialista, que ha superado cualquier actuación irresponsable acometida hasta la fecha. Carracao tiene una historia, y esa historia sí viene marcada por unos policías que salieron a la palestra para hablar en condiciones del panorama con el que se habían topado en el Biutz y que se toparon con un desprecio absoluto y una ausencia de interés por parte de la Administración de la que él formaba parte. Salvaron la papeleta con un archivo, sin investigar lo que ahora pretende ‘vendernos’ este cada vez más sorprendente PSOE.
Carracao calló entonces, ni siquiera el PSOE de aquellos años dio una rueda de prensa para apoyar a estos policías, y ahora viene con el cuento de hablar irresponsablemente de datos que supuestamente él conoce sin ponerlos antes en manos de la Fiscalía, a la que ya conoce demasiado. Su atrevimiento es tal que habla incluso de investigación. ¿Pero pretende usted que el ciudadano confíe en políticos metidos a detectives? Seamos más serios.
Lo que el PSOE ha pretendido es aprovechar la tensión focalizada en el Tarajal para sacar tajada. Lo hace hablando alegremente de corruptelas y denunciando la ilegalidad de naves y el caos fronterizo. ¿Pero usted dónde estaba en esos años en los que cobraba un buen sueldo de la Delegación del Gobierno?, ¿años marcados por quejas empresariales (las mismas de ahora), de avalanchas e incluso de muertes? No, eso no le interesa al líder socialista. Más le interesa organizar pantomimas ridículas o llevarse a un amigote para que le fotografíe mirando la escalera derribada del Tarajal (la foto de este editorial ha sido distribuida por el propio partido).
¿Pero quiere saber lo que pasa allí?Podía haber ido cualquiera de estos días o el mismo sábado, cuando estaban derribando la escalera en cuestión no para ofrecernos un insultante posado sino para hablar con la gente, para empaparse de sus problemas... vaya, hombre, que no le va a pasar nada. Y vaya también cualquier mañana al Tarajal, pase por las mismas naves y calles que llevan años abandonadas. Ahora y antes, cuando usted era el asesor. No hace tanto.