Se han cumplido 500 años de la creación del Regimiento de Infantería Soria N°9, actualmente de guarnición en la isla de Fuerteventura. Sus brillantes hechos de armas y sus muchas misiones militares, le avalan como una de las unidades militares con más historia y galardones de toda Europa. Lo triste es que, tal como afirmó Carmen Iglesias en la Academia de la Historia y publicó La Voz de Galicia: “los españoles vemos lo nuestro con fatalismo, mientras que los franceses (...) e ingleses (...) están orgullosos de su historia, y nosotros la torpedeamos desde dentro”. Por ello, no puede quedar en el olvido la participación del Regimiento Soria en la Campaña de Ifni.
El 25 de noviembre de 1957, cuando dos días antes los rebeldes habían atacado el territorio de Ifni, salían del cuartel de San Fernando en Sevilla 716 soldados y oficiales del Batallón Expedicionario Soria 9 al mando del comandante Ernesto Martin Bailo, compuesto dicho batallón por cinco compañías. Desde el puerto de Cádiz partían en el crucero ‘Miguel de Cervantes’ con un destino que muchos ignoraban y que no era otro que Sidi Ifni.
Aquella travesía fue de muchas caras serias, pensativas, pero la juventud borraba el pesimismo y hasta había guitarras y cantes de la tierra andaluza. Una travesía llena de mareos y, por supuesto, incomodidades. Finalmente, el 30 de noviembre de 1957, el batallón Soria 9, a través de los ‘Carabos’, pisaba tierra de Ifni y el recibimiento no podía ser más fatalista; las ráfagas de ametralladora y las explosiones de granadas de mano se sentían muy cerca.
A las 10 horas del 7 de diciembre de 1957, un radiograma del Estado Mayor del Gobierno Militar de Ifni ordena que se reanuden los trabajos de la carretera de Sidi Ifni a Tiugsá mientras haya luz solar. Es necesario señalar que ya con anterioridad, el 1 de diciembre, la 2ª y 3ª compañía del batallón estaban dispuestas a partir, pero a las 5 de la tarde de dicho día llegaba la orden de que dichas unidades de la columna quedasen alerta para que al día siguiente, 2 de diciembre, estuvieran preparadas para intervenir.
Así, aquel 7 de diciembre, la 3ª sección de la 1ª compañía, al mando del alférez de complemento Francisco Rojas Navarrete, y un pelotón de ingenieros al mando del teniente José Ripollés Fandos, salieron a cumplir las órdenes recibidas y despejar los obstáculos que los rebeldes habían colocado en la carretera hacia Tiugsá.
Sobre las 15:30 horas del 7 de diciembre, la sección del alférez Rojas Navarrete recibe un fuerte tiroteo y granadas de mortero. Inmediatamente, repelen el ataque, enfrentándose aquel puñado de valientes a más de 300 rebeldes. Por todas partes llovían las balas y las explosiones de las granadas de mortero; el enemigo, al observar que decrecía el fuego desde las posiciones españolas, se envalentona y se lanza sobre aquella sección de infantería. En un alarde de heroísmo, el alférez Rojas Navarrete, pistola en mano, disparando sobre el enemigo, no cesaba de arengar a sus soldados, y llevado de ese espíritu propio de la infantería española, se lanza sobre los atacantes, en cuyo instante era alcanzado por una granada de mortero en el vientre. A pesar de sus graves heridas, no cesaba de alentar a sus hombres hasta que otro impacto le alcanza, esta vez de forma fatal, falleciendo poco después sin que dejara, en ningún momento, de dar ánimo a sus soldados.
El enemigo, que vio la sangría de bajas en la sección, se lanzó sobre aquel puñado de héroes. Llegó un momento en que la lucha era cuerpo a cuerpo, con la bayoneta calada y hasta a culatazos. Aquí es justo destacar la fiereza del entonces cabo y actualmente comandante, Antonio Naranjo León, y los soldados Antonio Ruíz Romero, Jacinto Hidalgo Otenzo y Eusebio Gil Rubillo; este último retiró sobre sus hombros a un compañero herido durante un trayecto de más de dos kilómetros, siendo nombrados todos en la Orden del Batallón como ‘muy distinguidos’, según consta en el diario de operaciones.
Aquel gran soldado y héroe de cuatro guerras que era el gobernador del África Occidental Española, el general Mariano Gómez-Zamalloa y Quirce, conocido como el ‘héroe de Pingarrón’, con más de 19 heridas de metralla en su cuerpo y un caudal de humanidad, supo reconocer el valor de los héroes del Soria 9, enviando una carta al comandante jefe del batallón que así decía: “con verdadera admiración y en justo reconocimiento a la brillante actuación de este batallón, quiero hacerle expresión de mi felicitación por el ejemplar comportamiento de esa unidad, al soportar con abnegación las fatigas y el cansancio de las continuas operaciones. La misma actuación del alférez Rojas Navarrete constituye, por sí sola, una gloriosa página para sumar al ya brillante historial de ese regimiento y a cuantas operaciones han intervenido unidades de ese batallón, que han puesto de manifiesto ese espíritu combativo y la alta moral que anima a todos los soldados en la defensa de España y el honor de nuestro ejército. Esta felicitación quiero que se haga extensiva a todos sus subordinados. Con el mayor afecto le saluda su buen amigo. Mariano Gómez-Zamalloa y Quirce”.
El diario ‘La Provincia’ publicó un amplio reportaje sobre las efemérides del Regimiento Soria Nº 9 con motivo de sus 500 años de existencia, pero para nada apareció la gesta de este batallón expedicionario en tierras de Ifni, en aquella guerra ‘ignorada’, pero en modo alguno silenciada, y estimo que es de justicia que las generaciones que no conocieron aquellos meses de guerra, sepan la sangre, sudor y lágrimas que costó a nuestros ejércitos y el alto precio que pagó este glorioso regimiento que, según los documentos de la 3ª Sección de Estado Mayor de la Capitanía General de Canarias, en el apartado de ‘bajas’ fue:
Muertos: 22. Los nombres de estos héroes son: alférez Francisco Rojas Navarrete, sargento Manuel Torres Vides, cabo Antonio Bernal Moreno, cabo Pedro Romero Moreno, cabo Manuel Díaz Real, soldado José García Acosta, soldado Alfonso Gordillo Barrera, soldado José González Burguillo, soldado Antonio González Suárez, soldado Félix Hans Yanes, soldado José López Costilla, soldado Manuel Luque Fernández, soldado Antonio Navarro Cabrera, soldado José Navarro Rodríguez, soldado Manuel Rico Fernández, soldado Antonio Gil Sánchez, soldado Manuel Barros Barros, soldado José Gómez Vioque, soldado Miguel González Colorado, soldado Antonio Jiménez Gallego, soldado Félix Gómez Cordobés y soldado Ildefonso León Marcheño.
En cuanto a los heridos del batallón Soria 9, enviados al Hospital Militar de Las Palmas de Gran Canaria, según los mismos documentos, ascienden a 26 y fueron los siguientes: soldado Antonio Jiménez de la Fe, cabo Manuel Carrasco Rodríguez, cabo Miguel Macías Fernández, soldado Carlos Gómez Zarra, soldado Pedro Martín García, soldado Ángel Gil Menéndez, soldado José Antonio Moreno García, soldado Julián Martín de Soto, soldado Rafael Guisado Castro, soldado Manuel Gil Botero, soldado Antonio Gómez Cima, soldado Francisco Rivas Vasco, soldado Guillermo Garrido Gil y soldado Matías Gracia Rosales.
Este fue el tributo del Batallón Expedicionario Soria 9 en la Campaña de Ifni 1957/1958. Es de justicia que en este 500 aniversario del Regimiento Soria, recordemos emotivamente aquel batallón expedicionario, en un merecido homenaje a quienes con honor y en cumplimiento del sagrado deber, dejaron sangre, sudor y lágrimas para orgullo de la infantería española, gloriosa arma que así definía un ilustre francés: “la infantería española es una de las creaciones inmortales de la humanidad en la historia. Durante siglo y medio, Europa aprendió las ordenanzas de la infantería española” (Morel Fatio).
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