El pasado domingo 26 de abril tuvo lugar en la parroquia de San José, la presentación oficial en Ceuta de las religiosas de la Congregación de la Fraternidad. Durante la misa del cuarto domingo de pascua, después de la homilía sobre el buen pastor, el Padre Miguel Tenorio dejó la palabra a las Hermanitas de Jesús. Sor Rosalía, de origen catalán, superiora accidental, la Madre Paloma Pardo Del Cid de Málaga y la hermana María Da Gloria Dos Santos Gomes, de Portugal, dedicaron unas emotivas palabras a los feligreses de San José. Ahora son tres, pero antes de noviembre, se incorporarán otras dos compañeras, una de ellas, la hermana María, procedente de Italia. Las religiosas residen actualmente en la vivienda anexa a la parroquia, que ha sido reformada y adaptada por el obispado a sus necesidades. En su presentación se identificaron como auténticas monjas obreras, amantes del trabajo, de la calle, de lo cotidiano, de la amistad, de encuentros continuos con los feligreses. «Quien no vive para servir no sirve para vivir», famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta que parecen tener estas monjas trabajadoras como lema, pues la hermana Paloma, la más joven, se ofreció públicamente para realizar cualquier trabajo, incluido la limpieza doméstica, para así ayudar a la comunidad. Todo un ejemplo del que deberíamos aprender, pues servir a los demás, es uno de los actos más nobles del ser humano, podemos ser útiles en cualquier circunstancia siempre y cuando estemos dispuestos a ello.
Durante el inicio de la segunda guerra mundial, concretamente el 8 de septiembre de 1939, Magdeleine Huttin iniciaba su profesión religiosa en el noviciado de las Hermanas Blancas en Argel, celebrando la congregación religiosa el año pasado el 75 aniversario. Su fundadora, la Hermana Magdeleine, no era una religiosa más, sino que se convertía en la creadora de algo nuevo, la Fraternidad de las Hermanitas de Jesús. Siguiendo los pasos del Padre Carlos de Foucauld, inició la obra en Argel, marcando la línea de la nueva congregación. Con una sola compañera, la religiosa se trasladó a Touggourt, en el sur de Argelia, y se instalaron cerca de los nómadas, según palabras de ella «sencillamente porque les queremos y quisiéramos demostrárselo gratuitamente, sin esperar ningún tipo de agradecimiento, ningún resultado, ni siquiera de tipo apostólico». Así nació la primera Fraternidad de las hermanitas de Jesús del Padre Foucauld, con la ayuda de sus amigos nómadas, en los que Sor Magdelein tenía una confianza absoluta. Para esta religiosa todos somos viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en nuestros viajes es un amigo honesto y verdadero. Con ellos se forjó una amistad que puso su inequívoco sello en la Fraternidad, pues nunca es largo el camino que conduce a la mesa de un amigo. Por tanto, esta congregación nació como fruto de un encuentro continuo de estas religiosas con los amigos musulmanes argelinos, así como con personas de estamento social, origen y religión diferentes. Sor Magdeleine tenía una fe inquebrantable en la amistad, siempre posible entre todas las personas, a pesar de las barreras que aparentemente las puedan separar. Para la madre fundadora la amistad no depende del espacio ni del tiempo, pues la verdadera amistad se basaba en un profundo respeto a los demás, con una confianza total y una sinceridad absoluta. Para la hermana Magdeleine, Jesús es "el Señor de lo Imposible". En su marcha al desierto, en medio de los nómadas, la religiosa sufrió una grave artritis en el hombro. Sola con otra joven, y sin conocer allí a nadie, parecía una empresa, en principio, destinada al fracaso. Nada de eso, en la actualidad son más de 1300 hermanas las que forman la congregación religiosa, de 66 nacionalidades, presentes en 68 países, repartidas en unas 321 fraternidades, de las cuales, 4 residen actualmente en nuestro país, donde son signo del amor gratuito de Dios a través de la amistad y de la bondad.
Después de oir la presentación en Ceuta de las sucesoras de la Madre Magdeleine, no parece que estas voluntariosas hermanitas de Jesús se vayan a dedicar sólo a la oración y meditación, ni mucho menos. Por su historia, aspecto y condición, en nada que recuerdan a las clásicas religiosas de clausura, al contrario, sin ningún tipo de uniformes, y con mucha naturalidad y espontaneidad, se mostraron felices, humildes, simpáticas y con muchas ganas de agradar y ser útiles, no sólo al Padre Miguel Tenorio, sino a toda la feligresía y barriada de San José. En su presentación quedó claro que la espiritualidad de estas hermanas no es inaccesible, al contrario, es muy cercana, tangible y sencilla. Su centro de acción es la vida cotidiana, tal como la vivió Jesús en Nazaret, humilde carpintero, amigo del Padre y de su pueblo. Incansables seguidoras de Jesús de Nazaret, del que no podrán separarse jamás, estas religiosas dedican sus vidas a los demás en todos los lugares del mundo, siempre en solidaridad con los hermanos más desfavorecidos, compartiendo su vida y destino, buscando el lugar del encuentro con el Padre. Para las Hermanitas de Jesús, la vida del nazareno, además de un modelo para imitar, es una constante inspiración y desafío permanente a lo imposible. Su gran libertad, su fe intensa, su frescor, naturalidad e inconformismo nos hablan de una vida dedicada en plenitud a los más necesitados. Este compromiso y total entrega al prójimo es lo que quieren agradecer a Dios en todos los lugares donde trabajan por y para la Iglesia, y Ceuta no va a ser una excepción. Como decía su fundadora, solo nos queda nuestro deseo que la Fraternidad siga "siendo fiel al designio de Dios sobre ella, fiel a su misión en la Iglesia y en el mundo. Y así podrá ser una respuesta a las necesidades de cada época y a lo que esperan las jóvenes generaciones". Bienvenidas Hermanas.