Creo que fue en septiembre de 2008 cuando tuvo lugar en Ceuta un acontecimiento socio-cultural que muchos calificamos por entonces de feliz idea que hacía augurar expectativas halagüeñas para la Ciudad autónoma y también para Madrid: el hermanamiento que tuvo lugar entre ‘Foro de Madrid, Tercer Milenio’ y ‘Foro-Faro de Ceuta’. El primero, es una asociación cultural constituida en la capital española, que tiene por objetivo promover, fomentar, divulgar y desarrollar proyectos en favor de Madrid, mediante conferencias, visitas culturales, publicaciones, etc. Sus órganos de representación están compuestos por una Asamblea General, una Junta Directiva, su Presidente y otros cargos representativos. El segundo, es un Foro patrocinado por el diario El Faro de Ceuta, que también tiene por finalidad promover y potenciar la cultura a través de dicho medio a modo de un espacio de colaboración de cara al planteamiento, debate y discusión de los distintos temas sociales, culturales y de cualquier otra índole que puedan ser de interés para Ceuta y los lectores.
Por entonces, publiqué un artículo aquí en El Faro informando sobre el evento y haciéndome eco de lo interesante que ello podía resultar tanto para Madrid como para Ceuta. En primer lugar, porque esta última es una ciudad con un nivel cultural bastante óptimo; no en vano es raro el día que no se celebran en Ceuta conferencias, exposiciones, mesas redondas, foros de debate y discusión, presentación de libros y otros actos culturales sobre las variadas ramas del arte y de la cultura. También, porque, como muchas veces he escrito, Ceuta es una ciudad preciosa, con lindas vistas exteriores, con una historia muy rica en acontecimientos históricos, con un inmenso patrimonio histórico-monumental, que está al lado de la Península de la que sólo dista unos 14 kilómetros por vía marítima.
Es cierto que tiene luego por medio el “ancho” Estrecho, que yo llamo,´ con temporales de levante y sus “barbas” crecidas que a veces tanto reparo impone cruzar el “charco”, pero que en 27 años que he estado atravesándolo nuca ocurrió nada. Ceuta ya sabemos que está luego bañada por dos mares: Atlántico y Mediterráneo; es la puerta de entrada y salida de dos continentes: Europa y África; también camino entre dos mundos: Occidental y Oriental; en ella conviven cuatro etnias, religiones y culturas ricas en acontecimientos históricos: cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes, conviviendo entre todos bastante razonablemente; es una ciudad, en fin, muy atractiva para hacer turismo, que siempre he dicho está todavía por descubrir y que debería promoverse y fomentarse haciendo más propaganda para darla más a conocer.
Recuerdo de aquellos años tan bonancibles y de florecimiento comercial, cuando tanta gente visitaba Ceuta por tener entonces el aliciente de encontrar en ella un comercio más asequible, hasta que ingresamos en la Unión Europea como miembro de pleno derecho y se abrió la verja con Gibraltar. Creo que algo fiscalmente habría que hacer para que volviera a ser lo mismo que entonces, ya que la posterior implantación del IPSI a la importación y la nueva normativa aduanera y de contrabando han ido dejando en la práctica casi vacíos de contenido muchos aspectos de su anterior régimen aduanero de Puerto Franco.
A la vez que el hermanamiento de ambos Foros, en las mismas fechas tuvo también lugar el ofrecimiento a la Ciudad de un interesante librito, más bien a modo de folleto, titulado “Ceuta y el conflicto de Perejil”, que se distribuyó entre todos los asistentes, cuyo autor es mi buen amigo el ex Comandante General de Ceuta y General de División en la reserva, don Fernando López de Olmedo y Gómez, que cuando pasó a la reserva también desempeñaba el cargo de Presidente del mismo ‘Foro Madrid, Tercer Milenio’; cuya presentación de su libro tuvo a bien confiarme, sobre el que luego él desarrolló una muy interesante conferencia para explicar cómo sucedieron aquellos acontecimientos el año 2002 en la Isla Perejil, tras haber sido la misma ocupada por tropas marroquíes y después desalojadas por fuerzas españolas al mando del propio General López de Olmedo.
Nunca vi un acto cultural en Ceuta que tuviera tanta audiencia como aquél, hasta el punto de haber tenido que seguir la conferencia desde la calle numeroso público debido a la falta de aforo, a pesar de las amplias dimensiones que tiene el Salón del Trono de la Ciudad donde el acto tuvo lugar. Tras la conferencia, tardaría luego más de una hora el autor en atender al numeroso público que formando una larga fila esperaron para saludarle y llevarse cada uno su libro por él firmado, porque fue persona muy querida y muy homenajeada en Ceuta cuando por razones de edad tuvo que cesar en el puesto. A la presentación del libro y a la conferencia, asistieron las primeras autoridades civiles y militares, el editor de El Faro y personal de ambos Foros.
Aquel librito es un documento auténtico de extraordinario valor histórico, porque ha sido escrito por un testigo de excepción que vio y vivió aquellos acontecimientos a pie del lugar donde los sucesos acontecieron y desde la cercanía y la interioridad del relevante puesto militar que entonces el General desempeñaba. Hay que tener en cuenta que fue el propio autor del libro quien recibiera todas las órdenes e instrucciones relacionadas con el conflicto y que a través de él se impartieron las órdenes para el desarrollo de la operación de desalojo de los marroquíes.
En el libro, también se ve claramente el exquisito trato y la caballerosidad con que su autor se refiere a los ocupantes marroquíes del islote Perejil, a los que incluso llega a tratar de “compañeros”, habiendo dado él estrictas órdenes, para que los marroquíes expulsados fueran tratados con la debida consideración y trato digno, facilitándoles alimentos, reconocimiento médico y asistencia sanitaria hasta ser devueltos a Marruecos. A la vez que al referirse al país vecino lo hace en términos desenfadados y amistosos, sin el más mínimo resentimiento ni la menor animadversión, sino todo lo contrario, ya que el autor se pronuncia de forma decidida y resuelta a favor de mantener con el país vecino recíprocas relaciones de amistad y buena vecindad, por ser aspectos que benefician e interesan por igual a ambas partes.
Tiene también el libro el valor de enseñarnos cómo debe escribirse la auténtica historia, aquella a la que hace más de 2.000 años se refirieron Polibio y Cicerón como fuente de la verdad, que debe ser escrita como “fiel reflejo de la realidad de los hechos acontecidos”; o como nos dice Cervantes en El Quijote: “La historia es madre de la verdad, testimonio del pasado, que nos avisa del presente y nos advierte sobre el porvenir”. Por eso el libro es una pequeña historia diferente a otras historias que hoy suelen escribirse, en las que en demasiados casos se desvirtúan y tergiversan los hechos reales suplantándolos por otros distintos que causen mayor impacto de cara a vender más ejemplares, pero que luego no se corresponden con la realidad. Por el contrario, en el caso que nos ocupa, el autor fue la figura clave relacionada con los mismos hechos relatados, que además no sólo los siguió desde Ceuta, sino que también los vivió personalmente desplazándose al propio islote, conociendo ‘in situ’ el problema de cara a arbitrar las posibles soluciones desde el punto de vista operativo, lo que confiere al libro un mayor valor y una más fiable autenticidad.
Siempre que tengo ocasión recuerdo que con la cultura se interrelaciona más la gente, nos hacemos sociables como Aristóteles nos dejó dicho, se reducen distancias, se eliminan barreras, se ponen más cerca ilusiones y anhelos y se hacen más iguales las personas hasta el punto de hacerlas más “persona” todavía. La cultura y los libros, vienen a ser como el motor que más mueve a los pueblos y a los individuos. El escritor José Caballero Bonal dice que, “cuando se lee un libro, por lo menos, no se siente uno solo”; y el libro “Ceuta y el conflicto de Perejil” nos enseña, además, cultura que es de Ceuta y su entorno.
Con razón y acierto el autor incluye también a Ceuta, aun encontrándose el islote del que el conflicto trajo causa fuera de los límites de esta ciudad. Y ello, según claramente se colige de la lectura del propio libro, no es sino fruto del cariño que el General López de Olmedo sintió -y todavía siente- por esta ciudad. Y también por eso, el autor refiere en el libro que, tanto él como los que actuaron en Perejil, en todo momento tuvieron la impresión de que defendiendo aquel pequeño islote estaban también defendiendo a Ceuta y velando por la seguridad de los ceutíes, que precisamente ese fue una de los aspectos de la operación que más le preocupó desde su puesto de mando para el hipotético caso en que la situación hubiera evolucionado a peor: que no se llegara a producir ni una sola baja entre la población ceutí.
Pero, entrando sobre las expectativas de aquel hermanamiento de ambos Foros, siendo tan mediáticos y representativos de un selecto público muy dado a los intercambios socio-culturales, por un lado, con Ceuta tan bien situada geoestratégicamente, rodeada de un entorno geográfico en el que la naturaleza parece haberse recreado en ella para hacerla tan atrayente y sugestiva, como lo prueba el hecho de que tan codiciada haya sido a lo largo de la historia por numerosas civilizaciones y culturas; ciudad de corte occidental, abierta al mundo, con tan rico patrimonio histórico-arquitectónico-cultural, con una idiosincrasia de sus gentes de talante afable, acogedor y hospitalario, pues llama la atención que, aun siendo Ceuta generalmente conocida por referencias a su condición española y de la españolidad de sus gentes, pero creo que pocos conocen luego de sus excelencias, sus bondades y propias peculiaridades, que son muchas.
Y estando también tan implicado ‘Foro Madrid, Tercer Milenio’, un prestigioso grupo de personas solventes, buena parte de ellos del mundo empresarial que viven en Madrid, “rompeolas” de España, donde van a parar diariamente miles de ciudadanos de numerosos confines y la más diversa procedencias; con mucha gente interesada en conocer Ceuta, como se palpaba en el ambiente en el curso de los contactos que se mantuvieron entre los pertenecientes a ambos Foros y durante la cena de hermandad con que a los colaboradores nos obsequiaron, que en la mesa donde me tocó estaban el Vicepresidente de Foro Madrid y otros directivos, pues a todos se les veía contentos y muy entusiasmados por encontrarse en Ceuta y por la gran acogida aquí se les había dispensado, incluso haciendo planes para programar próximas visitas combinadas con viajes a Marruecos, etc, que todo ello sumado hacía esperar que todo cuajara y llegara a buen finito de cara a las relaciones de mutuos intercambios de interés para ambas partes, que después parecen no haber prosperado.
Tras finalizar el hermanamiento y la visita, en principio aparecieron en El Faro algunos artículos de colaboradores del Foro ceutí, tratando de convertir en realidad lo que hasta entonces había sido sólo un diseño de futuro supuestamente prometedor, pero que luego apenas se conocieron otras iniciativas, sobre todo, por parte de ‘Foro Madrid, Tercer Milenio’, pareciendo como si todo empezara a declinar a partir del momento que el General López de Olmedo dejó de ostentar la Presidencia de Foro Madrid, aunque a él me consta que continúa interesándose mucho por el diario acontecer en Ceuta, donde le tocó vivir un período tan atrayente de su vida militar.
Y es que Ceuta, como los que en ella hemos estado destinados muchos años, bien sabemos que es una ciudad con mucho arraigo castrense, donde siempre se ha dado esa entrañable simbiosis que se da entre pueblo y ejército, porque a lo largo de su historia los ceutíes han necesitado a los militares para su protección y defensa, al igual que los militares siempre han necesitado del pueblo ceutí el respaldo, el apoyo y el aliento que siempre en Ceuta reciben.
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