Las infraestructuras de Aena en el helipuerto de Ceuta se han convertido en instalaciones básicas para controlar la pandemia del coronavirus y salvar vidas, un valor clave derivado de las excepciones del estado de alarma hasta el punto de convertirse en un cordón umbilical con la Península que salva vidas a diario.
Ceuta está sometida a las restricciones derivadas de la orden ministerial que cerraba los territorios para controlar la pandemia. En consecuencia, el helipuerto de Aena está desde el 17 de marzo cerrado al tráfico salvo excepciones que salvan vidas y para las que está preparado en todo momento.
En Ceuta, su helipuerto atiende a diario el traslado de pacientes oncológicos que deben seguir su tratamiento en Algeciras. Operaciones que se suma a los vuelos ambulancia, evacuaciones de urgencia de enfermos en cualquier momento y día.
Así, las instalaciones de Aena se antojan esenciales para la vida y para consolidar la vertebración del territorio, acercando los servicios de la Península a la ciudad autónoma pese a la distancia. Las cifras hablan por sí solas.
Desde el 16 de marzo hasta el 30 de abril en el helipuerto de Ceuta se gestionaron un total de 192 movimientos, dentro de las excepcionalidades contempladas en la orden ministerial.
156 de esos vuelos permitieron el desplazamiento de enfermos oncológicos a través de conexiones diarias con el helipuerto de Algeciras, una operativa realizada por la compañía Hélity y a la que se suman los 36 vuelos ambulancia del Ingesa registrados hasta el último día de abril y operados por la UTE Hélity-Eliance.
Un trabajo que ha necesitado del funcionamiento de la propia instalación propiedad de Aena y de todos sus profesionales en estos momentos. Las excepciones a la prohibición de conexiones aéreas con Ceuta tienen forman de cordón umbilical. Nunca una excepción resultó tan relevante.