Hechos, no palabras

Han pasado ya tres días del suceso acaecido el pasado miércoles día 24, me refiero al atraco sufrido, a punta de pistola, a un conductor de la Empresa de Autobuses Hadú-Almadraba, ocurrido en la Bda. Juan Carlos I y todo ha vuelto a la normalidad.

Ya nadie se acuerda del hecho. Y todavía mi familia y yo estamos esperando (y creo que así nos vamos a quedar) a que los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones de vecinos y las autoridades con competencia en materia de seguridad ciudadana se pronuncien sobre el grave acto que se llevó a cabo y en el cual se puso en riesgo la vida de una persona cuyo único delito fue estar trabajando honradamente en el lugar y hora equivocados. Cierto es que pueda parecer, como ya es una noticia habitual, que como no hubo heridos, ni el botín fue muy importante y todo quedó en un “susto” (el psicológico es obvio), el hecho no revista la gravedad que verdaderamente tuvo. ¿Qué hubiera pasado si mi hermano se hubiese resistido o el atracador puesto nervioso y apretado el gatillo? La respuesta todos la sabemos. Hoy estarían todas las instituciones, empresa, asociaciones, sindicatos y partidos políticos poniendo el grito en el cielo y, por supuesto, alegando de que algo así ya se veía venir. Pero ya sería demasiado tarde. La mejor forma de evitar los delitos es la PREVENCIÓN. Estos hechos, no por ser ya cada vez más habituales en nuestra ciudad, se les debe dar la importancia que le corresponde. Cierto es que los caballas somos un pueblo inmovilista y que sólo nos preocupamos de las cosas cuando verdaderamente nos afectan (creo que este es mi caso y por ello me siento legitimado para escribir este artículo), pero no sólo lo escribo por un trabajador concreto, sino por todas las personas que diariamente salen de sus casas a ganarse la vida honradamente. Ante este tipo de hechos solo cabe una respuesta: HECHOS. Las palabras se las lleva el viento. Basta ya de análisis de la situación, de valoraciones, de estadísticas y de proyectos futuros a poner en marcha. Estamos hablando de un bien jurídico superior que es la vida de las personas. No estamos hablando de las destitución de directores de instituto, ni de la filtración de las listas de viviendas de VPO, ni de la composición del nuevo Gobierno local (por poner algunos ejemplos de noticias de actualidad) que yo no digo que no sean importantes para las personas afectadas, pero creo que no son comparables. Nada tengo en contra la empresa de autobuses, pero creo que ésta debe poner los medios necesarios y que estén a su alcance para proteger a sus trabajadores y por ende, la de los usuarios que utilizan este servicio, pues no debemos olvidar que esta empresa presta un servicio público. Me da igual quien/es haya/n sido el/los autor/es del hecho (más temprano que tarde nos vamos a enterar), no voy a malgastar ni un segundo en descalificarlos. En este aspecto doy todo mi apoyo a los miembros del CNP que son los encargados de llevar a cabo el esclarecimiento del hecho. ¿Importa verdaderamente quién lo hizo? Creo que no, opino que es más relevante el hecho en sí. De no haber sido éstos habrían sido otros. Pienso que la vida de una persona está por encima de intereses empresariales, partidistas, sindicales e incluso policiales. ¿Dónde están esas personas que tantos golpes se dan en el pecho para salir a protestar por hechos menos relevantes? ¿Dónde está la presión de la opinión pública para solicitar más seguridad? No me corresponde a mí decir qué medidas deben tomar la empresa, sindicatos, asociaciones vecinales, partidos políticos o los responsables en medidas de seguridad. Pero no considero que sea suficiente la decisión de que los autobuses no entren en la barriada a unas determinadas horas. Opino que hay que hacer algo más. No podemos quedarnos de brazos cruzados cuando podríamos haber puesto remedio. El miércoles mi hermano tuvo suerte. ¿Tendrá la misma suerte el próximo trabajador? HECHOS, NO PALABRAS.