“Hay que dar paso a otro para que se reanude la confianza en la institución”

En un descanso del homenaje de ayer, José Luis Torres concedió una entrevista a ‘El Faro’ para hablar de su etapa en Ceuta, de los motivos de su dimisión y de la última estadística de criminalidad. –Más de cien compañeros en su despedida. Estará satisfecho...
–Por supuesto. Me ha sorprendido la cantidad de gente que ha venido. Sé que tengo muy buenos amigos pero no pensaba que vendría tanta gente porque está uno condicionado con los precios y las circunstancias. Me ha dado mucha alegría.
–¿Qué tiene que decirle a los compañeros que han venido a despedirle?
–Pues les agradezco la presencia. Sobre el balance, hay que decir que parece que el trabajo que se ha hecho se desvirtúa con las últimas noticias sobre criminalidad. Eso no se ajusta a la realidad. Ahora, con 600 funcionarios, de los 300 que había cuando llegué, afloran muchos más delitos que de no ser así no estarían en la estadística, como el tráfico de drogas, delitos de documentos o incluso el nuevo delito de seguridad vial. Aflorar uno de ellos penaliza exactamente lo mismo que un asesinato. Cuenta igual en la estadística.
–¿Cuáles son los motivos de su dimisión?
–Motivos personales.
–¿No ha recibido presiones por parte de alguien para que dimitiera?
–No. Es una decisión personal. Hay que tener en cuenta que son más de seis años aquí y que con más de cuatro o cinco años en un puesto directivo empieza el declive. En esa situación y aunque uno aguanta lo que tenga que aguantar porque va en el sueldo, si eres un estorbo para la propia institución y ya se producen ataques a la misma, es mejor abandonar, dar paso a otro y que se reanude la confianza en la institución, que se lo merece.
–¿A qué tipo de ataques se refiere?
–Me refiero a situaciones como por ejemplo los incendios de coches. No es un problema de que haya un jefe superior u otro, no tiene que ver con el hecho de que se resuelvan o no, son de muy difícil investigación. Entonces que todos los días nos estemos machacando con los incendios de coches cuando hacemos todos los intentos para tratar de erradicarlos... Estamos trabajando, no yo, sino la gente, que se machaca en eso... Me pregunto: nosotros todavía hemos hecho algún detenido, ¿y otros cuerpos policiales, qué detenidos han hecho? Sin embargo, siempre van dirigidos a los mismos. Quizás yo no he sabido transmitir la dificultad del problema, y no es que sea ignorante y haya dicho hace seis meses que empieza el problema, ya hace mucho tiempo que estábamos dedicándonos a ello. Pero o no ha habido suerte en ese sentido o no hemos sabido dar con la clave, quizás hay intereses económicos por medio. No lo sé.
–¿Tienen que ver con su dimisión este tipo de ataques?
–Bueno, vamos a ver, ahora el que viene es técnico en Policía Científica y seguramente va a saber poner más cosas en orden y, a lo mejor, sacarlas adelante. A mí se me habían agotado las ideas para poder llegar ahí.
–¿Ha tenido la oportunidad de hablar con el nuevo jefe superior?
–Por supuesto, nos conocemos hace muchos años, incluso hemos trabajado juntos.
–¿Puede especificarme qué asuntos han tratado?
–La situación de la institución, del personal y de los puestos de trabajo. Éramos inspectores: yo estaba en Homicidio y él en Policía Científica en la Brigada de Madrid, e íbamos en asuntos de homicidios juntos. Lo mismo que tenía en mi ordenador se lo he dejado para él. Si él quiere que lo borre, si no, ahí lo tiene.
–La última estadística indica que la criminalidad ha crecido un 20 por ciento en el último trimestre. ¿Qué lectura hace de este dato?
–Cuando se habla de estadística de criminalidad no se está hablando de la incidencia delictiva del Cuerpo Nacional de Policía, sino de toda la ciudad. Nosotros tenemos las competencias de seguridad ciudadana y todo el mundo nos asume la responsabilidad de esa estadística de criminalidad. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que yo cuando hablaba hace unos meses de la problemática que estaba generando la crisis con los temas de los culeros, el tráfico de drogas o los inmigrantes que quieren pasar a la península con documentos falsos, me decían que ya estaba otra vez con el tema de la crisis. Ahora ya todo el mundo habla de la crisis. Si vemos también que la Guardia Civil ha multiplicado por tres o por cuatro sus resultados del año anterior en el puerto, lo que es un delito aflorado porque hay actividad policial, o los nuestros mismos lo han aflorado esos delitos porque antes éramos 300 y ahora 600, resulta que eso cuenta exactamente igual que un homicidio o un robo en una vivienda. Es cierto que en los dos o tres primeros meses ha subido un poco el número de robos en domicilios, como se publicó en prensa ayer –por el pasado martes–, que parece que la noticia va con incidencia a la toma de posesión. Han subido un 68 por ciento, en tres meses de 17 a 26. En estas cifras tan pequeñas cualquier variación es un porcentaje mayor. El año pasado una agresión sexual, este año cinco, es un 400 por ciento. Sin embargo, 200 de tráfico de droga por 400 significa solo un 100 por ciento de aumento... Además, hay que tener en cuenta que casi el 50 por ciento de los delitos que cuentan en esa estadística lo ha aflorado la actividad policial, como tráfico de drogas, falsificación de documentos, contra la seguridad vial, conducir sin permiso o bajo los efectos del alcohol. Si la Policía no trabajara, como parece indicar esa estadística, seríamos cojonudos porque había muchísimos menos delitos, y dirían que la Policía es muy buena, cuando estaría dejando pasar la droga por el puerto, dejando pasar a los inmigrantes y no parando a un borracho conduciendo. ¿Para qué, para que no le cuente como delito?
–Entonces, me dice que el aumento de delitos en la estadística puede significar también que la Policía está haciendo mejor su labor y está aflorando delitos...
–Totalmente. Le pongo un ejemplo: en 2005 hubo 58 asuntos de tráfico de droga, en 2011 algo más de 580. Eso penaliza la estadística, está subiendo un mil por ciento. Sin embargo, la realidad es que eso se produce porque hay más trabajo de la Policía, porque al ciudadano si no lo coges no se entera. No hay ni inseguridad subjetiva ni nada, ellos no se enteran, al revés, vive estupendamente porque además alguno puede pillar de ese negocio. Otro ejemplo: aquí se hacían al año 30 ó 40 actas por la ley 1/92 de droga, ahora se hacen 1.400. ¿Qué significa eso? Más trabajo, que la Policía está en la calle y está haciendo un trabajo de prevención, porque está pillando una papelina de droga o una pastilla de hachís, pero está cacheando al individuo para evitar que lleve armas, que lleve cuchillos, que provoque que tenga la presencia policial en el cogote. Sin embargo eso a nosotros nos penaliza.
–¿Considera que el delincuente ha sentido la presión policial “en el cogote” en los últimos tiempos?
–Creo que sí, y los resultados creo que están ahí. Se habla mucho de los tiroteos del Príncipe y de los homicidios, pero prácticamente, quitando el último, de Tarek, que seguimos investigando y un homicidio no se resuelve de la noche a la mañana, los demás están todos resueltos y los individuos en prisión. Y muchos condenados. Creo que el trabajo está ahí, y no debido a mí, sino a los que están ahí –se refiere a los policías–.
–¿Cómo ha sido la relación con los sindicatos en estos siete años?
–Muy bien. Yo entiendo la crítica, a todo el mundo le molesta, pero cuando es constructiva es beneficioso para todos. Lo que ha estado dentro de mis posibilidades lo he intentado solucionar, y eso significa que mejoramos las condiciones. No olvidemos que yo he podido ser jefe superior, pero también soy funcionario. Por ello, si me dicen que necesitan una Jefatura Superior nueva, pues entiendo que es verdad, y el primer beneficiado voy a ser yo, que voy a tener un sitio en condiciones para trabajar.
–Y un despacho mejor...
–No, a mí me da igual, porque teniendo a los demás contentos yo ya estoy contento, porque me plantean menos problemas. Hemos intentado avanzar, pero donde no hemos podido, pues no hemos podido. Salvo excepciones, la crítica ha sido sincera y constructiva.