Hay mucho, mucho más, amor que odio

El angelus de la tarde ha espirado el Espíritu de Dios en el Santuario de Santa María de África durante cuatro días ya, estamos inmersos en pleno ecuador de la novena, y ya es tiempo de reflexiones.

El aliento de Dios lo ha preparado todo para que nuestros corazones con la llamada del Dios vivo se conviertan en sagrarios de gloria por una verdad que descubre nuestra razón de ser. La hermandad se ha preparado para este encuentro, este ratito entre hermanos, ha esperado un año sintiendo en cofrade, ha soñado en sus adentros con esos días, los que hermana, más aún si cabe a un grupo de devotos, hermanos cofrades, gentes enraizadas y enroladas en un mismo barco, llamado misericordia, amor y mucha, mucha, muchísima ilusión por todo lo que hacen y les queda por hacer.
Te hicieron de madera y lejanía, siempre vigilante, te han situado en un altar desde el que se otea una plaza llena de juventud ilusionada y un pueblo cargado de esperanzas, y te han rodeado de cera, incienso y flor. Hoy este coqueto altar de novena es un pequeño tesoro que guarda el amor a raudales hecho cariño materno, que carga con nuestras flaquezas y debilidades, que soporta nuestras miserias y recompensa nuestra débil condición humana. Lo que golpea nuestras neuronas, lo que eriza nuestra piel, lo que acelera el pulso de nuestras arterias, lo que nos hace estar vivos es una historia reciente y tan lejana ya... Un álbum de familia entrañable, son retazos de una corta, pero intensa vida junto a Ella.

Yo quisiera cualquier noche
en la penumbra del templo
hablaros de muchas cosas
desvelar mis sentimientos
y mostrar mi alma desnuda
despojada de misterios
veréis como en mi interior
de forma humilde y callada
vivo yo y Ella vive en mi
Santa María de África.
Porque Tú lo eres todo
eres cual blanca Palma
porque todo lo llenas
de Caridad y Esperanza.

Yo quisiera, Señora
tener talento
para decirte las cosas
como las siento.
Soberana de este pueblo
Primor que engancha en las almas
que precioso el encaje
fruncido de tus enaguas,
con qué gracia, mi Señora
asido me llevas preso
por esa bendita senda
que me conduce hasta el cielo.
Reliquia de mi Ceuta
¡Ay, quién pudiera
cobijarse en tu manto
mientras viviera!.

Mi corazón se ha ido preparando en los últimos meses, desde que se recogiera el palio de la que es Nuestra Esperanza entre guardias cansinas y sueños de temporales, entre días de solano y noches de insomnio mirando a la luna, a esa luna que se posa a sus plantas para que su querido Hijo dormido en su regazo, sueñe con sueños de infancia en los que jugaba con Ella a pasar una a una las cuentas de su rosario como si quisiera ver desfilar por delante toda su vida en un enajenado sueño de eternidades. Y a pesar de todo y de todos, yo sigo siendo aquel, a pesar de tus dudas y mi eterna locura, yo sigo siendo aquel niño al que le gustaba jugar a las cofradías en casa de su abuela Victoria. ¡Qué tardes de pasitos y procesiones, de nervios y sinsabores, de Levante y de poniente, de coronas en la frente, de laureles y de palmas, de cordura penitente, de locura que enamora y de amor que me devora...

¡Queremos parar el tiempo
y no queda más consuelo
que recordar los momentos
que nos ha regalado el cielo!.

Y así es queridos hermanos, así es estimados paisanos, hay mucho, mucho más amor que odio, digan lo que digan los demás, y ya sabéis que la lucha por la verdad es una larga paciencia...

Hay mucho, mucho más amor que odio
mucha más gente buena que te quiere ayudar
la gente tiene fe y te adora
y lucha por lo bueno y nada más
digan lo que digan, digan los demás.
Hay mucho más azul que nubes negras
y muchas, muchas velas en tu altar
digan lo que digan, digan los demás
hay mucho más verdor que flores secas
y muchas, muchas flores en tu altar
Digan lo que digan, digan los demás.
Hay mucha más gente buena en esta tierra
que esa mala ralea con maldad
hay mucha, mucha más gente que te ama
que aquellos que te quieren incendiar
digan lo que digan, digan los demás.

Digan lo que digan, digan sin cesar
la gente de tu pueblo que te adora
te aclama como Madre sin igual
y esperan a que llegue ese día
en que tus costaleros sacarán
a la Madre de Ceuta por sus calles
y con mimo y salero pasearán
a la que es Madre buena y escogida
por esa Pura y Santa Trinidad,
para que nos proteja día a día
de esa mala ralea ante tu altar
que no sabe de salves y plegarias
y no se quieren bien enterar
que aquí no manda más que una Señora
que es África la Madre Celestial
de todos los que llegan a tus playas
y aquí junto a tus hijos se quedan
prendados de tu porte y señorío
y no pueden sus labios pronunciar
más que una plegaria enamorada
ante la que es Señora en su altar
y cuando sube a su paso de Patrona
y sale por sus calles a pasear
la aclaman con cariño y con dulzura
y todos le repiten sin cesar
que hay mucho, mucho más amor que odio
y mucha, mucha gente ante tu altar
que quiere y te proclama como Reina
digan lo que digan, digan los demás.

Líbranos de la peste foránea
que desde la otra orilla llegará
para mangonear a su manera
lo que está buena tierra tiene ya
y no permitas nunca Madre mía
que nos despoje nunca de tu ajuar,
de Madre, Reina y buena Soberana
que a Ceuta tiene llena de bondad
y no permitas nunca Madre buena
que nunca nos aparte de tu mar,
de ese que rodea tus hechuras
y siempre te custodia de su mal
de ese que se acerca desde fuera
y quiere a tus hijos condenar
y despojarlos sea como sea
de todo lo que es suyo y nada más.
Y ya sabes mi Reina y Soberana
que si yo no te lo he dicho ya
que hay mucho, mucho más amor que odio
digan lo que digan los demás.