Víctor Sánchez, cuatro veces campeón de España y reconocido en el mundillo del tenis de mesa nacional por su capacidad de trabajo, se dirige a mí para darme parte del estado técnico de mi jugador. Me dice: “José Cámara ataca el servicio con la bola demasiado arriba, lo cual hace que el adversario ejecute su máximo efecto con facilidad; además impacta con la pelota de plano con lo cual ésta no coge curva y es probable que se salga de la mesa”. Por mi parte, Pablo Escámez no flexiona las piernas lo suficiente, con lo que llega un poco tarde a las bolas y eso dificulta la fluidez de su juego. No es el caso de Alejandro, quien es rápido de reflejos, pero se empeña en imprimir máxima velocidad a la bola en detrimento del control, de tal manera que el porcentaje de bolas en mesa no da para ganar partidos. Javier Gómez es entusiasta y ha encajado bien las durísimas sesiones de ejercicios multibolas.
Estábamos en el fragor del entrenamiento cuando los más peques se ponen a aplaudir. Es He Zi Wen, “Juanito”, que entra al pabellón para ofrecer unas clases, tras su participación en los Juegos de Londres. A sus cincuenta años conserva la ilusión de un juvenil, lo que le hace estar arriba en el rankin, compitiendo y poniendo en apuros a los mejores, por su colocación, astucia y servicio.
En el campus de tecnificación están inscritos la flor y nata del deporte base andaluz, que como se sabe es la primera potencia nacional en tenis de mesa. Y los jugadores de Ceuta se han mezclado entre ellos en actitud de aprendizaje. Han podido comprobar con sus ojos que el espíritu de sacrificio precede a la victoria, y que sólo entrenando dos horas diarias podrá jugarse a esa velocidad, efecto y control.
El talento es importante pero el trabajo constante y tenaz te libera de los defectos, y podrás retener así todas las posibles situaciones que se dan en un área de juego.
Mis jugadores han venido con ilusiones renovadas, por entrenar y por imitar los gestos de los mejores.
El tenis de mesa es un deporte extremadamente técnico. La evolución de la técnica de golpeo puede llegar a ser de tres años de iniciación, y de tres años en la tecnificación. Para poder insinuarse a la victoria en competición es necesario un ambicioso plan, donde tan importante como el compromiso del entrenador es el compromiso del jugador. Los jugadores forjan su espíritu de lucha en la soledad de la sala de entrenos, ya nieve, diluvie, o relampaguee.
Durante una semana hemos sometido nuestro cuerpo a unas sesiones durísimas, y estoy contento por cómo mis jugadores las han encajado.
El rigor físico hay que vivirlo, pero a cambio el cuerpo y la mente experimentan un equilibrio que bien pudiera ser placentero.
Os animo a todos a sudar la camiseta.
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