La diputada Hamed recalcó ante los periodistas que estaba ya mejor de la indisposición del sábado y se lanzó a criticar la “desfachatez impresentable” de las declaraciones hechas por Márquez. “El PP podrá decirme muchas cosas, pero no que soy una mujer humillada y sumisa”, aclaró Hamed que, resaltó, que siempre está a disposición de lo que diga el partido, incluso en lo relativo a la ubicación que tendrá en los plenos. “Estoy a disposición de mi partido para sentarme donde me corresponda y para trabajar con la misma dedicación para que quienes han votado a Caballas y el resto de los ceutíes tengan una representación política a la altura de sus intereses”, aclaró, recordando a quien quiera escuchar que un diputado no trabaja más o menos según el lugar en el que se siente.
Hamed optó por devolverle la pelota a Márquez apuntando a uno de los asuntos que todavía siguen escociendo en el PP, la dimisión de Pedro Gordillo.
“Márquez debería haber hablado de humillaciones cuando el presidente de su partido usaba su despacho para hacer ciertas cosas que sí eran verdaderamente ofensivas para la condición femenina y humana en general”, apuntó.
El debate infantil sobre de quién es un asiento o el otro ha terminado molestando a la oposición, que acusó al PP y a su gente afín de “intentar desprestigiar” de una forma patética y vergonzosa a la coalición. “Son impresentables, por ahí se han equivocado”, espetó Aróstegui. “Nosotros podríamos hablar y mucho de todos los militantes del PP a los que se ha echado y mandado a freír espárragos para incorporar mercenarios y corruptos a su peor candidatura, como reconocen sus propias bases”, señaló, advirtiendo a los populares que “queda Caballas para rato” a pesar de que el PP haya puesto a “mercenarios y corruptos a atacarnos metiendo cizaña”.
Caballas pidió el mismo debate en torno al ‘juego de la sillita’ para el PP, lamentando que nadie haya sacado a la luz pública debates sobre el puesto que ocupa cada popular en la lista o la forma en que terminan recibiendo cargos. Por su parte Alí calificó este debate de “estéril”.