La edición digital de nuestro diario permite a muchos ceutíes mantener un contacto fresco con la tierra que les vio nacer salvando las barreras de la distancia. La fidelidad de algunos lectores es admirable. El último ejemplo me lo da Manolo Martínez, a quien no recuerdo. Él a mí sí, me dice, de mi época en ‘Radio Ceuta’, cuando el deporte o cualquier otro reclamo informativo me llevaba tantas veces a Hadú, barrio en el que él nació y vivió hasta bien avanzados los setenta.
Manolo me llama desde Barcelona, donde reside desde hace casi cuatro décadas. Lo hace a propósito de lo que viene leyendo de su inolvidable y adorada barriada en la que tampoco queda ya nadie de su familia. Es uno más de tantos eslabones de la preocupante diáspora ceutí, muy especialmente sensible en ese distrito de tanta solera.
Martínez me dice que dónde hay que firmar, que si puede hacerlo. Quiere adherirse a esos vecinos que reivindican que la Guardia Civil no se vaya de Hadú. Porque, independientemente de la inseguridad que ello generaría, el traslado de la de la Benemérita supondrá otro golpe más a la identidad del barrio, como si éste no tuviera ya bastante con el éxodo de familias de toda la vida hacia el centro o a hacia la Península, la pérdida de la actividad que antaño gozó su activo comercio, o la difuminada estampa de los mismos Regulares que, aún en su acuartelamiento, pasan ya prácticamente inadvertidos por sus calles.
Para angustia de antiguos e incluso de muchos de los nuevos vecinos, Hadú no ya no es el mismo. Gente extraña que ha aterrizado por el barrio lo hace todavía más irreconocible. Comerciantes y residentes reclaman más seguridad, y el subir de compras al segundo centro urbano comercial de la ciudad hace tiempo que es historia.
Además de adherirse a la causa, Manolo quiere que escriba de algo que posiblemente ya esté sólo en la memoria de los más mayores. De las glorias deportivas de su Betis de Hadú, equipo que con sus sucesivas apariciones y desapariciones aún sigue vivo contra viento y marea. Genio y figura.
Hablar del Betis es recordar a sus inolvidables fundadores y vecinos del lugar: Antonio Alé, Pepín Lara y Francisco Reina (1941). El viejo Betis, furia, temperamento y pasión, era el equipo capaz de las remontadas y las sorpresas más inverosímiles dentro o fuera de casa: campeonato de Marruecos, Larache, Balompédica de Tetuán, Zaio, África Ceutí… Época de memorables jugadores como Baena, Negret, Peña, Juanito Almagro, del mismo Nayim, muchísimos años después; del milagro en el último minuto, cuando el equipo subía en tromba a rematar el corner hasta con el propio portero, Vallecillo.
Tiempos heroicos de desplazamientos en ¡camiones militares!, en ocasiones por encima de su capacidad de carga para sorpresa o alguna risa a su llegada a cualquier destino. Y luego, desde el vehículo directamente al estadio. Quién lo diría, comparado con las comodidades con las que ahora viajan nuestros equipos modestos.
Hablar del Betis hadueño es también la mención obligada a los Lara, Juan y Juanito, padre e hijo. Un hombre de corazón abierto, el primero, al equipo de sus amores y al barrio, aquel a quien era habitual ver sentado tantas madrugadas en una silla, a la puerta de su establecimiento, distraído con el trasiego de cuantos visitaban casas de tolerancia que proliferaban en sus callejuelas y que dieron también su peculiar estampa a la barriada.
El popular ‘Bar Lara’, sin horario de cierre y sin el menor miedo a los sobresaltos en aquel pacífico, entrañable y familiar Hadú en el que todos se conocían, fue siempre la sede social y el lugar de concentración de los jugadores de este Betis, hasta su primera desaparición, y la cuna en la Manolo Anta, alma y vida del posterior renacido Betis comenzó su nueva singladura balomédica, siempre con la mano tendida de Juanito Lara, hijo.
Hadú ha perdido muchas cosas. Demasiadas. Pero no a su Betis. Volvió y ahí sigue. Modestísimo como siempre, quizá mucho más que antaño, pero vivo. Me gustaría verlo algún día a Tercera. Lo merece su historia, el barrio y sus dirigentes.
Y ojalá que la Guardia Civil pueda continuar en Hadú, buscando por las inmediaciones de su actual acuartelamiento la ampliación que precisan sus dependencias. No más repliegues. A la Benemérita la quiere su barrio, huérfano ya de tantas esencias y símbolos de identidad. Dicho queda, Manuel.
QUE BONITO. YO JUGUE DOS TEPORADAS EN EL BETIS DE JADUD, COMO CAPITAN. AÑOS 66-67. EL CENTRO DE REUNION LOS TENIAMOS EN EL BAR LARA, QUE REGENTABA jUANITO LARA (qed) AMBOS AÑOS FUIMOS CAPEONES DE REGIONAL PREFERENTE. NOS ELMINAMOS EL PRIMER AÑO EN EL MELILLA Y EL SEGUNDO CON EL GRANADA. FUERON DOS TEPORADAS MUY BONITAS. LO ENTRENABA EUGENIO CANA (QED). MASAJISTA PEPIN. PRESIDENTE MANOLO VEGA. ES UN EQUIPO QUE NUNCA DESAPARECERA Y QUE ESTA EN LA MEMORIA DE MUCHAS GENTES.