El gerente de la empresa de autobuses Hadú-Almadraba, Manuel Cuéllar, ha exigido un "trato especial" para la compañía debido a los "continuos atentados a la seguridad" de trabajadores y usuarios. Cuéllar cifra el vandalismo contra los buses en 40.000 euros, e incide que la cifra se ha alcanzado "en tan solo cinco meses".
"Desde el mes de febrero estamos recibiendo continuos atentados a la seguridad de nuestros trabajadores y usuarios (atracos y roturas de lunas) que merman nuestra capacidad de servicio", ha lamentado el director gerente de la compañía, que también se ha referido a los problemas de la frontera, "que también contribuye a aumentar el estado de tensión en detrimento de la calidad habitual de nuestros servicios".
En este sentido, Cuéllar ha recordado que estos atracos y ataques han provocado "situaciones inasumibles económicamente". "Esta empresa lleva siete años con las mismas tarifas, con la problemática de la frontera, que ha provocado una bajada de viajeros en la línea 7 (frontera) de cerca de 100.000 viajeros. Además, soportamos esta ola de actos vandálicos que también tienen costo económico".
11 acciones de roturas de lunas y atracos
La empresa eleva a este número la cantidad de actos vandálicos y reseña que de todos ellos, al menos tres han sido informados a las autoridades "con sus correspondientes denuncias". Así, mientras que la Policía Local si diseñó un dispositivo para proteger los buses, Cuéllar critica que a la Delegación del Gobierno se le solicitó hace dos meses "una mayor implicación". "¿Se está haciendo? ¿Se ha tenido en cuenta que es un problema de orden público?", se pregunta.
Aunque el gerente reconoce que de estos tres atracos uno se resolvió gracias a la presencia de cámaras de videovigilancia, Cuéllar pide a los ciudadanos "una toma de conciencia de la importancia de los servicios". "Por parte de todos, no solo de nuestros trabajadores, también de autoridades, políticos y policías, usuarios y no usuarios, porque este servicio, lo dé una empresa privada o una municipalizada, es un servicio público".
"Necesitamos un trato especial, movemos a muchas personas en beneficio de todos, de los que lo usan y de los que no. Mejoramos la circulación, la polución, llegamos a barriadas donde otros servicios se niegan a ir sin escolta porque temen por su seguridad, sin embargo nosotros estamos allí siempre. Pero todo tiene un límite y por encima de todo está la seguridad de los trabajadores y usuarios".
Cuéllar ha recordado que un autobús agredido queda inutilizado temporalmente para su uso, y siempre se necesita al día siguiente. "Es de todos, de nadie en particular, y es necesario para toda la ciudadanía".
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