Así estaban, haciendo el paripé ante los manifestantes que reclaman un puesto de trabajo. Y es que hay historietas en este pueblo que aunque te las cuenten no terminas de creértelas porque parecen tan de chiste que una piensa que se han creado para burlarse de la ciudadanía. Resulta que con la resolución parida de las manos de Chacón para poner orden a los parados, hubo más de uno que tuvo que atarse los machos y entonces se buscó un pegote: un sonómetro con el que medir los decibelios para hacer que ni los desempleados ni Comisiones Obreras hicieran más ruido de lo debido. Pero resulta que la Policía Local se posiciona, sonómetro en mano, con un aparato con el que las mediciones de nada valen porque no puede sancionar. Da el pego en la foto, se queda bien ante el ciudadano, pero todo lo que se mida no vale más que para, como decía, hacer el paripé. Como todo lo que tiene que ver con el ruido. Nunca se ha tratado este tema como se debiera y así hemos llegado a una situación de abandono y dejadez que ha degenerado en situaciones de incumplimiento de la ley que nunca pueden ser sancionadas. Todo es una farsa y una mentira. La pose, el hacer como que se controla, el decir que se atienden las llamadas de quejas de ruidos cuando la realidad es que no se pueden controlar los decibelios porque llevamos meses sin los sonómetros operativos.
Todavía recuerdo a la entrañable consejera de Sanidad, Adela Nieto, a las puertas del Ayuntamiento celebrando el Día sin Ruido. Un acto político más que se suma a tantos otros: la elaboración del mapa, las encuestas públicas, los concursos... cuando el resultado es el que tristemente tenemos: familias enteras afectadas por un problema grave que ha provocado que algunos estén siguiendo hasta tratamiento médico y un sin fin de intervenciones policiales que no valen más que para rellenar estadísticas y maquillar una atención al ciudadano que queda bonita plasmada en la fotografía.