El martes pasado después del entrenamiento, uno de mis jugadores me propuso que lo llevará hacia el Príncipe.
Me quedé un poco ‘pillado’ ya que siempre le había dejado en la Pantera.
Y fue cuando me empezó a decir: “Desde que mi madre está enferma me estoy quedando a vivir con mi abuela. Por eso voy hacia el Príncipe al lado del antiguo Poblado Legionario. Hoy voy a visitar a mi madre. La pobre está hospitalizada y está muy malita·.
En estos momentos fue cuando mi sensibilidad se multiplicó al máximo y me di cuenta que debería de utilizar mis artes para que este crío pudiera ir a ver a su madre con una actitud nueva.
Le empecé a decir que nuestra madre es única y hay que mimarla todo lo posible. Ya que ella desde que habíamos nacido estaba allí para cuidarnos y por eso tenía que ir a verla con toda la sonrisa que tuviera. Transmitirle una impresión de que todo iba bien. Ser un icono de positividad.
Me vino una idea que la califiqué de excelente. Le dije que cogiera un recorte del periódico del día anterior o sea del lunes que tenía en la parte de atrás, en los asientos traseros. Y que leyera un artículo publicado por el diario decano, El Faro.
El chaval empezó a leer el artículo que tenía por título ‘Felicidades mamá’ que por mor había sido escrito por mí.
Lo hizo con todo el cuidado del mundo, ya que al ir en un vehículo pues podría ir saltándose de renglón.
Y lo noté por un lado muy atento, y por otro muy emocionado a manera que iba transcurriendo la lectura del mismo.
Cuando terminó me dijo que estaba muy bien escrito. Que incluso se había emocionado. Entonces fue cuando le ofrecí que se lo llevará él. Y que se lo leyera a su madre, como si lo hubiera compuesto él. Y con la misma intensidad y dulzura como me lo había leído hacia unos minutos.
Se le vio un brillo muy evidente en sus ojos. Estuvo incluso apunto de llorar. Y me dijo si quería que le mandará una foto del artículo.
Al decirle que se lo podría mandar por el grupo nuestro que tenemos de los jugadores me advirtió que su padre no tenía wasap. Entonces le volví a decir que se lo llevara. Era por una buena causa y tener el recordatorio para el futuro ya lo buscaría otro día. Espero que le haya valido para algo. Con esto quedó feliz por hoy. Que poco pido de la vida.