La muerte, ayer, del marroquí Brahim, tras cuatro días ingresado en la UCI del Hospital Universitario al sufrir lesiones incompatibles con la vida tras caer desde una vivienda del Príncipe, saca a la luz una historia dramática.
La de su familia: su mujer, Najat, de 51 años, y los ocho hijos que tuvo con ella, cuatro varones y cuatro hembras, con edades comprendidas entre los 31 y los 9 años. Brahim representaba para ellos el padre, el esposo y el único sustento económico de una familia humilde que ahora queda en una penosa situación económica.
Durante estos cuatro días de agonía, Najat ha permanecido al lado de su marido. Quizá esperanzada en que eso que los médicos certificaron como ‘muerte cerebral’ tuviera solución. Así ha permanecido todos estos días, al lado del cuerpo de su esposo hasta que ayer los médicos de la UCI certificaban su fallecimiento.
Hoy se le practicará la autopsia para conocer las causas exactas de su muerte, al tratarse de un asunto ya judicializado.Najat no entiende de trámites, sólo quiere llevarse hasta Tánger el cadáver de su esposo.
Al otro lado de la frontera esperan sus hijos mayores. No han podido cruzar a Ceuta al carecer de papeles pero quieren estar al lado de su progenitora. Mientras en una casa del Príncipe Felipe, en donde viven los amigos de Brahim, encuentra consuelo junto a su hija mayor.
Todos coinciden en que el pasado jueves había llegado “su día”. No quieren hablar de algo más, ni echan en cara nada, porque ahora lo que necesita la viuda y sus ocho hijos es consuelo, tranquilidad y sobre todo ayuda.
Brahim era una especie de buscavidas. Llevaba 25 años entrando y saliendo de Ceuta, trabajando sobre todo de pintor, porque ésa era su especialidad. Mientras estaba en la ciudad residía en el Príncipe y quien más quien menos le llamaba para hacer algún trabajo. Lo justo para ir obteniendo algo de dinero que, cada semana, llevaba a Tánger. Ahora su ilusión era poder conseguir algo para comprar el borrego y para pagar los ocho meses de luz y los seis de agua que debe la familia. Lo iba a hacer poco a poco. La situación económica está mal en Marruecos: no hay trabajo y en Ceuta, también escasea. Pero Brahim era trabajador, siempre se buscaba algo para, como cabeza de familia, poder mantener a su familia. Hubo una época en la que tuvo contrato laboral, al estar trabajando para un español. Los papeles lo demuestran y es que desde muy joven conseguía hacer algún que otro trabajo para salir adelante. “El marido era el único sustento para ellos”, apunta una amiga de la familia. La mala fortuna, como prefieren asimilar, ha hecho que Brahim muera. La mala fortuna y la fatalidad. Entre otros trabajos ayudó a pintar la torre de la mezquita del Príncipe, sin percance alguno. Una caída de la parte superior de una vivienda del barrio, que no llega a los tres metros, por lo que no era necesario que tuviera medio de prevención alguno, fue el último de sus trabajos. La fachada de la vivienda luce a medio terminar. Con la mitad de la pared de blanco y la otra color cemento. “Dicen que se cayó de más de seis metros de altura, pero no fue así, quien vea la vivienda puede comprobar que fue de menos. Pero era el día en que tenía que morir”, avanza una amiga de la familia mientras consuelan en el duelo a la viuda Najat. Al término de la autopsia que hoy tendrá lugar se determinará el día en que pueda celebrarse el entierro. Entre los deseos de viuda e hijos está que pueda recibir sepultura al otro lado de la frontera. Los hijos de Najat quieren venir a Ceuta para estar con su madre, pero ayer no pudieron obtener el pase para apoyar, en su duelo, a la viuda. Ahora todo son esperas, rezos y esperanza.
“No le abandoné, no sabía que estaba tan grave”
La persona que fue detenida por la Policía Nacional acusada de abandonar en el hospital al marroquí Brahim, defendía ayer su derecho a dar su versión sobre lo ocurrido. Asegura que “no abandonó” al ahora fallecido, destacando que él lo llevó al hospital y ahí lo dejó pensando que “no estaba tan grave. Llegué con él en mi coche, y ayudé a bajarlo. Lo metí hasta urgencias en donde me dijeron dos celadoras. Allí di todos los datos de él y me marché, no pensé que estuviera tan grave, creía que tenía una lesión en el brazo”, dice. “Si le hubiera abandonado, como dicen, no le hubiera llevado hasta urgencias, lo habría dejado tirado ¿no?, eso es abandonar a alguien no lo que yo he hecho”, añade. Niega que tuviera alguna relación contractual con el fallecido, a quien conocía del Príncipe. “Me estaba ayudando a pintar la casa. ¿Quién no cuenta alguna vez con alguna ayuda de alguien de Marruecos? A cualquiera le podía haber pasado esto, no soy ningún criminal. ¿Quién no tiene en su casa una casera sin papeles que le puede dar algún día un infarto? estaría en mi misma situación”, señala. “Lo que ha pasado es un accidente, yo esperaba que saliera por su propio pie de allí”, indica, “no sabía que era algo tan grave”. El caso está ahora judicializado a la espera de que el Fiscal se pronuncie.
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