La AECC reunió ayer a pacientes oncológicos, familias, profesionales sanitarios y voluntarios en una mesa de experiencias por el Día Internacional contra los tumores. Con motivo del Día Internacional Contra el Cáncer, que se conmemoró el 4 de febrero, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) celebró ayer una mesa de experiencias titulada ‘Por un enfoque integral, acompañando a las personas con cáncer. El valor del voluntariado para una atención de calidad’. Damián Castañeda, técnico de la AECC y coordinador de voluntariado-integrador social, explicó que la intención de entidad fue enfocar la mesa “desde todos los puntos de vista”: paciente, familia, profesionales sanitarios y la organización a través del voluntariado.
Un entorno familiar en el que compartieron momentos duros, sin poder reprimir la emoción pero, sobre todo, trataron el cáncer con naturalidad. Una intervención del público resumió el espíritu del voluntariado: “He de decir que, antes, tenía cancerofobia por familiares y, yo misma, me inscribí como un reto de superación para quitarme ese miedo de pronunciar la palabra cáncer; se lo recomiendo a todo el mundo porque los pacientes y familiares nos aportan ganas de vivir, alegría... Te cambia la mentalidad y te das cuenta de que el cáncer no es esa palabra que asociamos a la muerte, sino que la Medicina evoluciona y puede haber una salvación para todos”.
Eloisa Gómez, familiar de un usuario con un dilatado período de hospitalización que forma parte de ese 40 por ciento de pacientes que van a morir por la patología, recordó las dificultades a las que se enfrentó y confesó sentirse “muy agradecida” por los “mimos” que recibe de la AECC, la Unidad de Oncología y Cuidados Paliativos. Gómez envió un mensaje a las personas que, ahora, atraviesan su misma situación. “Tienen que tener mucha fe y acudir cuando se le dice”, señaló.
Por su parte, Vanesa Alarcón, paciente recuperada y, en la actualidad, una más de la asociación, recordó el momento en el que le diagnosticaron la enfermedad. “Para mí fue un shock”, reveló; “lo primero que hice fue marcharme a Cádiz y dio la casualidad que, donde vivía mi hermana, al lado, estaba la sede de la AECC”. Esa coincidencia hizo que tomara contacto con el equipo de Ceuta, donde recibió apoyo psicológico tanto ella como su familia, así como asesoramiento sobre ayudas y la baja por enfermedad. “Desde entonces me dí cuenta de que no estoy sola, os tengo a vosotros –dijo señalando a los asistentes e integrantes de la entidad–, que sois una parte más de la familia. Gracias por hacerme sentir especial”, desveló emocionada Alarcón, lo cual mereció un aplauso de los presentes.
El testimonio de Yasmina Ahmed fue el de la voluntaria que se acercó a la AECC a través de su abuela, que padeció esta enfermedad. Sus recuerdos se remontan al Hospital de Día cuando, quienes hoy son sus compañeros, acudían a su encuentro y les facilitaba ese paréntesis que necesitaba en el acompañamiento de su familiar ya que el Hospital Universitario, “pese a ser grande, a mí se me hacía muy pequeño”. Sobre su actividad, relató dejando fluir sus sentimientos que es “muy bonito, me gusta y recibo más de lo que doy” además de reconocer que nunca la dejaron sola. Antes de finalizar su intervención, dedicó unas palabras al jefe de la Unidad de Oncología de Ceuta, Pedro Ballesteros, que también estuvo presente en la mesa de experiencias.
Ballesteros fue el siguiente invitado en intervenir después de testimonios esclarecedores de por qué el tumor tiene un impacto tan importante en la sociedad. El oncólogo adelantó que en Ceuta ya comienza su andadura el Registro de Cáncer de Base Poblacional. “Lo que subyace en la sociedad de que en Ceuta hay más cáncer que en el resto del territorio nacional no es así”, precisó el especialista. La razón que esgrimió el doctor es que la ciudad tiene la misma tasa bruta por cien mil habitantes que el resto de España. Por tanto, “Ceuta no es una ciudad especialmente señalada por la incidencia de cáncer”, aseveró.
En 2013, se empezaron a mover los cimientos del voluntariado de la AECC en el Hospital Universitario y, en la actualidad, tiene el despacho en el propio Hospital de Día, lo cual genera “confianza y disminución del estrés con el que llegan a Oncología gracias a la sonrisa de los voluntario”. Castañeda recomendó a los interesados que acudan a informarse a la sede de la AECC en la calle Independencia 5, frente a la playa de la Ribera.
Luis Utor, DUE de la Unidad de Cuidados Paliativos de Ingesa ocupó los últimos minutos antes del debate. El enfermero recordó que sus inicios fueron con la AECC, alabó el espíritu “desinteresado” del voluntariado y resaltó que disponer de voluntariado en Cuidados Paliativos sería el “culmen de la cadena de asistencia voluntariada” en la ciudad autónoma.