Durante este tiempo de
pandemia, en el que los ceutíes nos hemos tenido que confinar por culpa de un virus desconocido, no ha sido fácil para muchos que no han podido seguir su rutina. A pesar de que Ceuta ha entrado en la fase 1 y cuenta con más libertad a la hora de poder salir a la calle, queda un largo camino que recorrer. Detrás de las estadísticas de curados, hay personas con nombre y apellidos que, por desgracia, lo han pasado mucho peor que el resto. Contrajeron el virus y han tenido que combatir esta dura enfermedad.
Los días se hacen eternos, la desesperación marca el paso de las jornadas y la mejoría no se refleja tan rápido como desearían. Todo esto marca demasiado. El Faro contactó con uno de esos 155 curados de Ceuta para saber cómo se ha sentido durante la enfermedad y cómo está una vez que ha conseguido curarse.
-Cuando le pregunté si quería permanecer en el anonimato, me contestó que “sí, porque las personas de esta ciudad son demasiado especiales”. ¿Piensa que le mirarían de otra forma por saber que ha padecido la enfermedad? -No es que me fueran a mirar de otra forma o que sintieran pena por mí, es que seguro que tendría que escuchar comentarios de todo tipo que no iban a ser agradables para mi familia. Ceuta es una ciudad muy bonita, pero cuenta con algunas personas muy chismosas a las que les encanta juzgar la vida de los demás. Estoy seguro que muchos todavía no entienden que esta enfermedad le puede tocar a cualquiera, solo hay que ver cómo se saltan a la torera las normas impuestas por
Sanidad.
-¿Cuáles son los primeros síntomas que empezó a sentir? -Pues la verdad que los primeros días antes de tener los típicos del coronavirus fueron que empecé a notar bastante cansancio en el cuerpo y mucho picor en los ojos. Dos días más tarde, ya me desperté con dolor de cabeza, al principio lo achaqué a que no había descansado bien por los dolores, pero algo más tarde ya empecé a tener fiebre y me fue incrementando durante todo el día. Luego llegaron los dolores más fuertes de cabeza, que apenas me dejaban descansar y perdí el apetito por completo.
-¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando se enteró del positivo en COVID-19? -Sentí frustración porque estaba llevando las medidas de higiene que habían aconsejado desde Sanidad. Una vez que lo asimilé hice todo para no contagiar a nadie de mi familia y para cumplir con un aislamiento total.
-¿Cómo ha llevado el tener que estar alejado y no poder ver a nadie de su familia durante esos días? -La verdad que muy mal. Soy una persona muy sentimental y me encanta estar con mi familia. El verme solo, sin poder dar ni un abrazo es bastante duro. Todas las noches me asomaba a la ventana de mi habitación, con la ciudad completamente en silencio. No podía reprimirme y se me saltaban las lágrimas. No entendía por qué tenía tanto dolor y la fiebre parecía que no se me iba a ir nunca. Es una sensación muy desagradable.
-¿Qué echa en falta? más información, estar en otro sitio que no sea su casa… ¿Es difícil cumplir los protocolos que mandan? -Más que falta de información, que al final con los distintos medios de comunicación tanto nacionales como locales vas teniendo, lo que sí pediría es que
Ingesa, desde que tienes los síntomas, venga a realizarte la prueba. No puedes estar con esos dolores y tenerte a la espera por si por arte de magia desaparecen. Y, por otra parte, claro que es difícil cumplir los protocolos. No todos tenemos casas enormes con muchas habitaciones. He tenido la suerte de contar con una habitación con cuarto de baño y mi familia disponía de otro por lo que yo no tenía que salir y estar en contacto con ellos.
-¿Cuándo empieza a notar que se está recuperando?, ¿cómo fueron las sensaciones que le habían entrever que estaba curado o que así lo creía? -Creo que cuando llevaba unos 12 días, así fue cuando empecé a notar que cada vez tenía más hambre y el fuerte dolor de cabeza ya iba desapareciendo. Fue cuando me di cuenta que lo estaba superando.
-¿A pesar de encontrarse mejor, tenía miedo a que al volverle a repetir la prueba diese positivo? -Claro. Desde que te llaman para decirte que van a venir a casa a realizarte de nuevo la prueba no se te va de la cabeza. Tú te sientes bien pero no sabes si el virus ha abandonado tu cuerpo por completo. Es una sensación extraña, pero cuando me llamaron y me dijeron que ya era negativo fue una alegría inmensa.
-¿Qué fue lo primero que hizo cuando ya estaba curado? -Abrazar a mi mujer y mis hijos. No podía estar más feliz. Ellos se ponían detrás de la puerta para darme ánimos y decirme que fuera fuerte. No lo olvidaré jamás.
-¿Tiene miedo a salir a la calle? -Quizás la palabra no es miedo, pero sí mucho respeto. Veo a la gente sin mascarillas y sin distanciamiento social y me da coraje porque no ven el peligro real del virus. Ojalá me equivoque, pero tengo la sensación de que puede haber un rebrote de casos muy pronto.
-¿Qué mensaje daría a las personas que no hayan pasado el coronavirus? -Que se lo tomen en serio, que todos tenemos ganas de estar como estábamos antes, pero ahora mismo no es el momento. Tenemos que cumplir con las órdenes, ya no solo por nosotros solo sino por nuestras familias. Es una enfermedad muy dura y de verdad que no se la aconsejo a nadie. Tenemos que cuidarnos entre todos, si somos estrictos seguro que iremos avanzando en las distintas fases.