“Había miedo, algunos no sabían nadar”

{jaimage crop="TC" /}Ahora descansan en el CETI. Han pasado 24 horas desde que protagonizaran una entrada que ha sorprendido incluso a las fuerzas de seguridad.

Lo cierto es que no los esperaban. Con el blindaje impuesto en las fronteras por las fuerzas marroquíes y los acosos diarios en el bosque, toparse con dos balsas playeras cargadas de subsaharianos parecía propio de otros meses, aquellos en los que la falta de acuerdos incidía directamente en unos fenómenos migratorios que se tradujeron en tensiones de verano. Trece de los 14 subsaharianos rescatados por la Benemérita y la Gadir, en plena madrugada, dos horas después de haber partido de las costas marroquíes ya tienen su plaza en el centro de acogida del Jaral. Han dormido. Mucho. Se han asentado y han empezado a entremezclarse con quienes serán, ahora, sus compañeros. Hombres y mujeres con historias similares, o no. Hombres y mujeres que han dejado atrás su tierra buscando un futuro. “Hace tiempo que queríamos llegar”, reconocen en su encuentro improvisado con ‘El Faro’. “Estamos contentos por cómo lo hemos conseguido”, añaden, agradeciendo a Dios y a sus padres el encontrarse ahora aquí, en Ceuta.
Los integrantes de las dos balsas playeras que se han convertido en los primeros sin papeles en llegar a Ceuta en este 2012 no se conocían entre sí. Reconocen que se habían visto en el bosque, pero cara uno se había ‘buscado la vida’ a su manera. Así fue hasta que la madrugada del pasado lunes se juntaron para ocupar las dos balsas playeras que iban a convertirse en su trampolín para alcanzar su sueño. Los ocupantes de una de las balsas decidieron el pase 15 días antes, mientras que el resto lo acordó tan sólo una semana atrás. ¿Por qué eligieron esa noche? No responden porque quizá ni lo sepan, el hecho fue que esa madrugada resultó la propicia para abandonar un bosque que algunos llevaban ocupando seis meses y otros, tan solo, un mes.
Responden, eso sí, que cada uno decidió por separado el pase, y que al final se unieron todos en dos grupos. Atrás dejan historias variadas. No todos han sufrido las mismas escenas, pero comparten la vida dura en el bosque, en donde deben escapar para comprar comida en un pueblo cercano y regresar sin ser vistos. Una vida dura en la que las entradas de los militares son constantes, en donde el acoso se traduce en presión y en donde si te detienen terminas deportado al desierto.
Para quienes tan solo llevaban un mes en el bosque la travesía se convirtió en una auténtica lotería. Sobre todo si se comparan con quienes llevan casi año intentando llegar a este lado.
¿Era su objetivo Ceuta? Sí, al menos para los ocupantes de una de las balsas, ya que los otros pensaban en una meta algo distinta: Tarifa. Estuvieron unas dos horas en el mar. Poco tiempo en comparación con otras travesías más complicadas. La Guardia Civil tiene su explicación: las cámaras del COS los detectaron prácticamente en su salida, así que no resultó complicado detectarlas. Entre los miembros de ambos grupos había miedo “porque algunos no sabían nadar”. La incertidumbre, los peligros de una mar desconocida no hacen sino hacer aún mayor esa sensación de temor por lo que pueda suceder. Ahora, en el CETI, se sienten agradecidos. Empiezan una nueva etapa sin saber que  su entrada ha sido cuando menos extraña. Burlar la fortaleza marroquí es harto complicado. Ellos, ni siquiera, saben que lo han hecho.

Y otros 7 rescatados en Algeciras

El día de ayer comenzaba con alerta. La emitida por uno de los ferry de Acciona cuando cubría el enlace entre Algeciras y Ceuta. El avistamiento de una balsa con siete subsaharianos a bordo obligaba a la activación del protocolo oportuno, obligando a la intervención de la Guardia Civil y de Salvamento. Pasadas las ocho de la mañana la balsa era localizada a unas seis millas de Ceuta y se optaba por su traslado al puerto de Algeciras, dada su cercanía. El grupo de siete varones, todos en buen estado de salud, había salido de las costas marroquíes en una balsa de plástico, al igual que los compatriotas que descansan en el Jaral.