Habrá que empezar dando ese tiempo de confianza hasta que su andadura le vaya forjando y asentado en su nuevo cargo, que, por cierto, lo nombró el Consejo de Ministros del actual gobierno de Mariano Rajoy, cuestión distinta es que desde ésta nuestra aldea autóctona que no autonómica, fuese propuesto o recomendado por su superior en la Ciudad Autónoma. Su excelencia el alcalde presidente y Cabo de Honor de la Compañía de Mar.
A partir de su nombramiento y toma de posesión le corresponde a nuestra nueva excelencia, Abdelmalik El Barkani, demostrar con hechos que es un cargo del Gobierno de la Nación para todas y todos los melillenses, igual que lo fueron los anteriores, con sus sombras y luces, porque no me lo imagino atravesando la plaza España ¡a toda carrera!, de un lado para otro, para informar y ser informado. No lo creo, ¡vamos que no!, que quien así lo pueda pensar –Dios y la Santa Compaña me libre de ello– tendrá unos años para comprobarlo, yo apuesto que no.
Conocí a El Barkani hace tiempo, me pareció muy buena persona y con ganas de hacer cosas y trabajar por ésta su ciudad, que también es la mía, aunque haya quienes no lo crean que también es mi tierra, los hechos lo han demostrado una y otra vez, pero mi paciencia y terminación van ‘hasta el infinito y más allá’.
Una cosa es conocer a las personas, mujeres y hombres, hombres y mujeres, cuando no tienen un cargo político dentro del organigrama del gobierno local o central, y otra muy distinta cuando están o han estado enchufados a una máquina política casera, local o central, porque –no todas las personas cambian–. Por ello digo que conocí… no que conozco, al nuevo delegado del Gobierno de Melilla. En la etapa de cargo político con su excelecia el alcalde presidente y Cabo de Honor de la Compañía de MAR DE Melilla; para mi, sin ánimo de ofensa, fue un número más como el resto de compañeras y compañeros; ahora espero ver la otra parte que representa ser delegado del Gobierno central que no local. Lo demás, eso del origen, la religión, la etnía, el nombre o los apellidos, me trae sin cuidado, es un ciudadano español, como nombrado por un Gobierno por supuesto también español, como él y yo, y lo demás deja de carecer de importancia, nada más que para quien no haya nacido en este mosaico de culturas, lenguas y religiones ya que ante nuestra constitución todos los españoles tenemos los mismos derechos y obligaciones.
Por el bien de Melilla espero y deseo que el nuevo delegado del gobierno tenga buena estrella en su trabajo, porque esa estrella también brillará para todas y todos los que vivimos en esta bendita tierra. Igualmente deseo que las injusticias, muchas veces de trato y palabra, hacia el anterior del anterior delegado del Gobierno, Gregorio Escobar del PSME y también melillense no se repitan ahora de ninguna de las maneras, y las críticas sean por la parte negativa de lo que se haga y no por partidismo de siglas