Con un ‘cerrado por vacaciones’ el secretario general del PSOE de Ceuta, Juan Gutiérrez, evitó dar explicaciones públicas del sainete de verano que él mismo provocó anunciando antes de tiempo un pacto de gobierno con el PP.
Mientras en Madrid socialistas y populares recelaban de cualquier acercamiento, en Ceuta se había allanado un camino que, después de trascender a nivel nacional, Madrid se encargó de censurar.
Tras aquello se suponía que iba a producirse una rueda de prensa para dar las explicaciones oportunas que incluso dentro del partido le exigían a Gutiérrez. Nunca se dieron. El líder socialista optó por negar esa intervención a los medios de comunicación ordenando que la primera nota de prensa que se emitiera tras este escándalo fuera para hablar del servicio de limpieza, lo que terminó llevándole a un enfrentamiento en redes con MDyC.
Ahora, casi dos meses después, sí da su versión descafeinada a un medio de comunicación sin someterse a preguntas del resto y lo hace para darle la vuelta a la tortilla situando los tiempos en espacios temporales que no cuadran con la realidad.
Dice Gutiérrez en la cadena Ser que efectivamente se produjeron conversaciones informales donde PP y PSOE ofrecieron sus puntos de vista, dándose el verano para seguir avanzando en septiembre. Algo que se estropeó cuando el “PP prefirió filtrarlo” y salió en todos los medios.
Lo que no dice Gutiérrez es la verdad. Así de sencillo, cómo fue él mismo quien en la televisión pública reconoció esas conversaciones recalcando además que querían estar en el gobierno “desde adentro”. El problema es que Madrid nada sabía de esto y ordenó parar lo que era un auténtico despropósito. ¿Cómo defender una alianza en Ceuta con una guerra abierta en Madrid? Nadie en su sano juicio podría dar calor a este juego de intereses que superaban lo político.
En esos acercamientos con el PP estuvo Gutiérrez pero no precisamente con sus compañeros de partido, los que él mismo puso en los primeros números de la lista para acompañarle a ocupar la alcaldía y que eran ajenos a esos contactos. No se les informó en lo que fue el primer gran plante en público sufrido por una ejecutiva que ya en plena contienda electoral había tenido sus más y sus menos.
Esas negociaciones reventadas por Ferraz las manejó el líder socialista a espaldas de su equipo, próximo a otros poderes. Nunca se le ha podido preguntar por estos extremos a Gutiérrez porque se ha negado a dar una rueda de prensa abierta y a contestar a todos los medios. Se ha negado antes y ahora.
Al sainete de verano le han seguido otros más en círculos internos. Gutiérrez vendió en campaña un proyecto de partido para lo que captó a personas reconocidas socialmente.
Se supone que en ese equipo se iban a abordar todas las decisiones y trazar las posturas nacidas de un acuerdo en común para cambiar Ceuta. Pero da la sensación que lo que el PSOE finalmente apoya no sale de lo abordado en el grupo sino de la decisión del propio líder. En muchos casos ni siquiera ese movimiento es conocido por los miembros de la ejecutiva que se han llegado a desayunar noticias en los medios de comunicación de lo que se supone deberían saber antes.
Ha habido cambios de posturas cuanto menos curiosos nacidos más bien del ímpetu del secretario general que del partido. En pleno sainete de verano y después de que Vivas anunciara en rueda de prensa que no habría más acercamiento con el PSOE, Juan Gutiérrez le hizo llegar varios ‘recados’ al alcalde en forma de WhatsApp transformando en impracticable cualquier negociación.
De la auténtica oposición que iba a realizar -advertencia incluida en esos mensajes- se pasó a los paños calientes que en este tiempo han intentado colocarse desde otros grupos de poder ajenos a la sede de Daoiz para reconducir las buenas relaciones.
Vivas llegó a temer que el PSOE votara en contra del expediente de modificación de créditos pero en el partido de Gutiérrez no todos estaban dispuestos a dejarse romper la cara en público con unos cambios de criterio que nunca se les había consultado.
La foto de familia unida vendida en campaña no es la real en un partido en el que ya es claro y conocido el malestar entre miembros por cómo se toman las decisiones y con qué criterio se cambia el sentido del voto, algo que se puso de manifiesto de forma sangrante en el punto defendido por Ceuta Ya! sobre las pensiones.
Gutiérrez está generando crispación en el partido, pero también fuera de él.
Salió del que denominó “Congreso de la unidad” de noviembre de 2021 aclamado por unanimidad como nuevo líder del PSOE de Ceuta. Dos años después, en Daoiz vuelve a haber “mar de fondo” aunque hasta algunos de sus menos afines reconocen que “recuperó, al menos hasta las elecciones municipales de mayo, la vida interna del partido” que Manuel Hernández había, dicen, dinamitado.
Hay cuitas, pero no son “personales”, pues hasta las formas para destituir a Salvadora Mateos, que se enteró por terceros de su cese, se achacan más a una “torpeza” de Madrid que a las “quizá no justas o lógicas, pero legítimas” gestiones que se pudieran hacer desde la Ejecutiva Regional para tomar el timón de la Delegación con alguien más dúctil.
“Normalizó la actividad interna del PSOE, pero tras los comicios municipales, en los que no se obtuvo el resultado esperado con toda la movilización, fondos y apoyos que teníamos, no ha habido ni un atisbo de reflexión o autocrítica y ni siquiera se ha convocado algún foro interno para analizar qué pasó”, explican fuentes del partido, “y después en las generales hubo una gran desmovilización que se puede atribuir a la depresión del 28M, pero que nos hizo perder una oportunidad casi única de lograr los escaños en el Congreso y el Senado de Ceuta”.
El afán por pactar un gobierno de coalición con el PP hasta con consejerías reclamadas (Barriadas, Sanidad y Turismo, así como varias empresas municipales), también “sin ningún debate interno”, ha sido la gota que ha hecho aflorar un malestar “político más que personal, como sucedió en otras etapas”. Desnortan los cambios de rumbo de Gutiérrez con las bonificaciones, el complemento a las pensiones no contributivas, la gestión de la basura o el apoyo a Vivas, pero, sobre todo, su falta de explicaciones a la militancia.
“Para muchos socialistas no tenía sentido negociar con el PP, como reconoció públicamente, un pacto cuando estábamos pendientes de la gobernabilidad del país con un partido de derechas aliado con Vox y muchos dimos 'toques' a Madrid para que parara eso”, reconocen veteranos de Daoiz que aprecian que la baja de Cristina Pérez en verano por motivos de salud dejó al partido un tanto a la deriva y “sin su punto de cordura y experiencia” en manos de una Ejecutiva “muy novata”.
A seguir perteneciendo a ella acaba de renunciar José Simón, que se ha ido en silencio tanto de su cargo orgánico como de la Dirección Provincial del SEPE de vuelta a la docencia. Según fuentes de su entorno, pues él ha rechazado hacer ninguna declaración, dimitió cansado de presiones e injerencias de partido incompatibles, a su juicio, con lo que debe ser la gestión institucional de un departamento de la administración tan sensible como el que selecciona a los beneficiarios de los Planes de Empleo, pero no solo, en Ceuta.
No es el único que ha salido de la nómina de cargos políticos de la Administración General del Estado en la ciudad desde que Rafael García fue nombrado delegado. A finales de agosto la institución de la plaza de los Reyes cesó también a Pablo Núñez como asesor de su titular.
Antes había intentado hacer lo mismo unilateralmente con otros responsables de departamentos ministeriales en Ceuta hasta el punto de que desde Madrid tuvieron que parar los pies a ese intervencionismo, que no se vio justificado.
La imagen del PSOE actual no cuadra con lo que vendió a muchos de los que se patearon las barriadas para rascar todos los apoyos posibles para Gutiérrez en campaña. Del Príncipe se encargaron y el barrio se volcó, patearon distritos en los que los socialistas sacaron respaldos y en muchos casos han tenido que soportar verse señalados por la pérdida de oportunidad para arrebatar la alcaldía a Vivas.
Gutiérrez, obsesionado por las críticas en los medios de comunicación, dispara su malestar a base de mensajes de WhatsApp y audios que ya le han dado el primer disgusto. Evita la apertura, el debate abierto con los medios, el cara a cara como el que anuló a última hora con Vivas usando el caso Emvicesa y la denuncia a Kissy Chandiramani como excusa cuando ni siquiera se ha pronunciado sobre los últimos autos judiciales al respecto.
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