Categorías: Sucesos y Seguridad

Guinea Conakry se ‘empapa’ de esperanza tras varios rescates

29 vidas a salvo. Las de 28 hombres y una mujer. Todos de Guinea Conakry. Todos convertidos en el ejemplo más carnal del milagro. Hoy descansan en el CETI, después de que durante toda la madrugada y día de ayer buena parte de ellos fuera protagonista de los distintos operativos de salvamento que tuvo que activar el Servicio Marítimo y los GEAS.

La primera de las intervenciones tuvo lugar pasadas las 2.00 horas, cuando el servicio de vigilancia y control marítimo detectó la presencia de una patera a motor que se aproximaba hacia una de las franjas costeras que la Guardia Civil tiene marcada en rojo. Lo tiene porque ahí, en Fuente Caballos, se han producido en los últimos meses varios desembarcos, lo que ha dado pie a la detención de 4 patrones de pateras y dos ciudadanos que colaboraban en la logística para facilitar que se produjeran.
Movilizadas las patrullas terrestres y marítimas, se logró interceptar a los 13 ocupantes, entre ellos una mujer, nada más llegar a la playa, siendo reconocidos en el lugar por el ERIE de Cruz Roja. El propósito de los patronos de la patera era el de escapar, pero la coordinación ajustada con el Marítimo hizo posible la detención de la pareja, ambos naturales de Marruecos y llamados M.A. y A.A. Los dos han sido acusados de un presunto delito contra los derechos de los extranjeros, mientras que a los subsaharianos se les ha identificado como testigos de dicha práctica delictiva.
La madrugada prometía. Con este servicio aún ‘en caliente’, un grupo de 7 subsaharianos lograba alcanzar la playa de San Amaro a bordo de una neumática a motor. Esta vez los varones, también de Guinea Conakry, llegaron por sus propios medios hasta la playa, a una zona muy próxima a la base que tienen los GEAS. No contaron con piloto alguno. Dejaron embarrancada la lancha y emprendieron la huida a la carrera. Se les vio por San Amaro, seguir trayecto hacia la plaza Azcárate y finalmente fueron localizados, en torno a las 5.00 horas, en la plaza de los Reyes.
En este caso la entrada se produjo sin que la Guardia Civil pudiera intervenir, más allá de interceptar la embarcación a motor, más preparada y avanzada que las pateras tradicionales de pesca marroquíes que se están usando para llevar a cabo los pases acoplándoles un motor básico.
Las dos entradas nocturnas se vieron aumentadas con goteos que vienen marcados por una nota común: las fuerzas de seguridad se dan cuenta de ellos una vez que los propios inmigrantes tocan a las puertas de las dependencias policiales para advertir de que han logrado su meta. Así acudieron 4 varones de Guinea Conakry a la Jefatura Superior y otro de la misma nacionalidad a la Comandancia de la Guardia Civil en Hadú. Su entrada pudo estar ligada a la ocultación en dobles fondos de vehículos con los que se pudo cruzar sin problemas la frontera.
La jornada no terminaba ni para la Benemérita ni para los propios inmigrantes. Quedaba por llegar el que sin duda fue el rescate más dramático de todos; dramático por lo que pudo suceder de no ser por la rápida intervención de los GEAS.
El escenario fue Benzú. Allí, aferrados a una de las rocas de ‘Las Tres Piedras’, estaban cuatro subsaharianos después de que la toy que ocupaban zozobrara. Aferrados a unos flotadores hechos con cámaras de neumáticos, con la balsa playera que se mantenía a flote a duras penas y haciendo uso de unos remos de madera forrados de plástico para hacerlos menos duros a las manos, los 4 varones lograron aferrarse a una de las rocas de Benzú para, desde ahí, ser advertidos por la Guardia Civil.
Desde la roca uno de ellos utilizó su teléfono móvil para avisar de su situación. Asustados, veían de cerca a la Benemérita pero moverse de las rocas podía suponer una fatalidad. La patrullera no podía adentrarse en el lugar y tuvieron que ser los GEAS los que consiguieron aproximarse y recuperar sanos y salvos a los cuatro amigos.
Amigos de travesía pero también de historia. En la base del puerto deportivo, tras superar una hipotermia que estuvo a punto de llevar a uno de ellos al Hospital, se afanaban en la recuperación de su temperatura corpórea ayudados de las mantas entregadas por la Cruz Roja. Entre sonrisas de agradecimiento, uno de ellos se entrevistaba con El Faro, mostrando su contento al saber, por boca de este medio, que sus amigos de Marruecos sabían ya de su llegada con éxito. Atrás dejan un país en el que, reconoció, han sufrido mucho, y en donde perdieron varios años de sus vidas. Antes de que, a las 3.30 horas decidieran partir de Tánger, habían permanecido tres noches durmiendo al raso hasta que llegó el momento de emprender la escapada.
Les salió bien. Ahora, agradecidos, solo esperan su oportunidad. El atrás ya ni siquiera existe en sus mentes. Ahora, unidos en el destino como lo fue en la partida, les toca sencillamente soñar.

El uso de pateras a motor y magrebíes como pilotos
El regreso de las pateras con motor

En las últimas intervenciones que se han saldado con el decomiso de embarcaciones usadas para introducir a inmigrantes ha habido una nota común: se ha utilizado una patera de madera, de las que tradicionalmente se utiliza para prácticas de pesca, a las que se le ha añadido un motor. Las personas que ejercían de pasadores han sido pilotos de origen magrebí.

La entrada ‘por sorpresa’
A la carrera por las calles del centro

Un grupo de varones subsaharianos consiguió llegar a bordo de una embarcación hasta la playa de San Amaro. Desde allí llegaron a la carrera hasta la zona centro, siendo interceptados en la misma plaza de los Reyes. Después se personaron en las dependencias del Paseo de Colón. En su caso venían ellos solos en la lancha, sin necesidad de contar con patrón alguno.

Algo más que un detalle
‘Armados’ con remos y flotadores

Es tal la desesperación que los subsaharianos nada temen, emprendiendo complicadas travesías haciendo uso de rudimentarios remos de madera y de flotadores que hacen aprovechando las cámaras de las ruedas de vehículos. Con esto y una toy son capaces de emprender travesías para alcanzar incluso las costas peninsulares. Son auténticos ‘suicidos’ que esconden detrás un drama.

El después de la desesperación

Del bosque y la presión en Tánger a la búsqueda de una oportunidad

Uno de los cuatro inmigrantes que fueron rescatados de una de las rocas de las ‘Tres Piedras’ de Benzú tuvo que ser atendido por la ERIE de Cruz Roja al presentar un cuadro de hipotermia severo. A punto se estuvo de proceder a su traslado al Hospital Universitario, pero después de una atención en la unidad medicalizada se pudo recuperar su temperatura. Los cuatro amigos unidos en la misma travesía volvían a reunirse en el puerto deportivo, ya a salvo, ya a punto de ser filiados por la Guardia Civil para su posterior traslado a la Jefatura Superior. Atrás dejan su estancia durante años en Marruecos, su permanencia en el bosque, su escapada de Guinea Conakry para albergar la posibilidad de un futuro. Uno de los cuatro subsaharianos sabía incluso algo de español.

 

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