Como una mala infección que poco a poco se extiende por el organismo, eso es lo que está ocurriendo en Navarra, Euskadi y Cataluña con el clima de tensión contra los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de las del Estado de Seguridad del Estado. En concreto contra los integrantes de la Guardia Civil a los que se amenaza y acosa sin importar que sus familias sean testigos de esta cacería. En las últimas semanas esta persecución la han sufrido tanto en el cuartel de Gràcia, Barcelona donde, en sus proximidades, han aparecido pintadas amenazadoras y en Vera de Bidasoa, Navarra, donde ha sido el propio ayuntamiento el que se ha puesto a la cabeza de estas acciones acosadoras. En el caso de Cataluña, la Asociación Española de Guardias Civiles somos conscientes que las pintadas pertenecen aún a los primeros síntomas y que posiblemente, si no son atajados a tiempo, se irán extendiendo cada día más, con el peligro de que los agresores se vuelvan más violentos. Porque estos actos los protagonizan aquellos intolerantes que pretenden imponer sus ideas a fuerza de amedrentar y acosar a los únicos cuyo único cometido es velar por la seguridad de todos, incluida la suya propia. De este incremento de la tensión es un ejemplo también lo ocurrido en Vera de Bidasoa (Navarra), donde el ayuntamiento, gobernado por EH Bildu reprobó a los agentes por haber hecho su trabajo durante las fiestas: velar por la seguridad ciudadana durante las fiestas. Para AEGC lo ocurrido en esta localidad ha sido la última escenificación de la intolerancia del mundo abertzale. Por mucho que quieran hacernos creer que están con la convivencia pacífica y en contra de la violencia los cachorros de la difunta ETA siguen queriendo imponiendo sus ideas aunque sea por la fuerza y el miedo. Y el miedo es, precisamente, lo único que podría explicar, que no justificar, la actitud del representante de UPN en el pleno del ayuntamiento absteniéndose en la reprobación y la solicitud de repliegue de la Guardia Civil del Municipio. En AEGC consideramos que lo ocurrido es solo una muestra más de las verdaderas intenciones del mundo abertzale: robar la identidad al pueblo navarro para imponer la suya con el fin último de euskaldinizar a los navarros y dejar la seguridad de los ciudadanos en manos de sus gudaris. Los mismos que cumplen condenas en las cárceles por matanzas como la de Hipercor, de la que se acaban de cumplir 30 años y en la que fueron asesinadas 21 personas. Tal vez los herederos de la difunta ETA vean con buenos ojos que sean los cabecillas de esta masacre los que se ocupen de la seguridad cuando salgan en ocho meses a la calle. Aunque habrá que preguntar a los navarros si están de acuerdo con que estos intransigentes sean los que decidan por ellos. A todos estos acosadores, desde AEGC les recordamos que, no dejaremos solos a nuestros compañeros ni a sus familias y denunciaremos cada uno de sus escraches. No vamos a tolerar que usen para sus fines políticos el acoso y derribo a los guardias civiles por el único hecho de haber elegido una profesión concreta para ganar honradamente el sustento de sus familias, quienes, indirectamente, también están sufriendo este acoso. Aunque los autores de todas estas acciones parece que hayan olvidado que los guardias civiles viven con sus mujeres e hijos, nosotros se lo recordaremos cuantas veces sean necesarias porque ellos también sufren las amenazas. Desde AEGC, en el caso concreto de los compañeros de Gràcia, queremos subrayar a aquellos que, desde sus cómodos sillones, en la sombra apoyan e incitan estos actos de acoso y derribo a la Guardia Civil que, como la historia cabezonamente nos demuestra, del insulto al lanzamiento de objetos y a la violencia desmedida hay un paso muy pequeño. Ellos sabrán si quieren basar la defensa de sus ideas en el acoso y la intimidación. Si optan por esta postura se encontraran a AEGC enfrente denunciando cada una de sus acciones.