La historia migratoria de ayer terminó con dos rescates significativos. Uno, a primera hora de la mañana, que terminaba con el traslado de siete subsaharianos a puerto, que vienen a subir la lista de ingresos en este mes de agosto a cerca de los cuarenta. Ayudados de una balsa y con flotadores, se encargaron de bordear el espigón del Tarajal para adentrarse en aguas españoles. Resultó curioso que la unidad de Salvamar tuvo que esperar varias horas a que las corrientes arrastraran a aguas españolas la balsa para rescatarla, mientras en el lado marroquí no se ordenó rescate alguno. Pasadas las ocho de la mañana, el grupo era trasladado a la base del Servicio Marítimo para, tras la entrega de ropas dadas por Cruz Roja, ponerlos a disposición de la Policía Nacional.
El de ayer era un nuevo caso más de unas entradas marítimas en torno a las que surgen ya varios interrogantes. ¿Si la Benemérita recibe órdenes de no entrar en aguas marroquíes, se puede hacer prevalecer la ley del mar para que sea la ‘Gadir’ la que se adentre en estas aguas rechazando las balsas a su punto de partida?, ¿podría hacerlo Cruz Roja? Las preguntas se han puesto encima de la mesa para intentar aclarar una realidad a la que se enfrentan a diario los guardias de Ceuta y Melilla. Su papel encomendado es el de meros taxistas, mientras las voces oficiales llaman a la tranquilidad con Marruecos y los sindicatos policiales empiezan a mostrar su malestar con la situación publicitando duros comunicados.
Nada más llegar a puerto deportivo los subsaharianos repitieron las escenas de sus compatriotas. Llegan, son atendidos, sacan sus móviles bien envueltos para su protección y empiezan las llamadas. Es la pescadilla que se muerde la cola en un momento del verano en el que se apunta con cierta preocupación hacia los asentamientos de Beliones y Castillejos. Este último es el que viene recibiendo a la población del ‘gran bosque’, para después llevar a cabo acercamientos a la playa y entradas en bloque, como la que se llevó a cabo el pasado mayo como experiencia pionera.
Con los inmigrantes ya en el CETI, pocas horas de descanso tuvieron los agentes del Servicio Marítimo ya que, pasadas las doce del mediodía, se recibía aviso de la presencia de una pequeña balsa hinchable ocupada por dos inmigrantes que eran empujados por un tercero que se ayudaba de aletas: el motor humano.
Se repetía el mismo modus operandi del pasado lunes, pero en esta ocasión la Guardia Civil pudo identificar a los tres varones, señalándolos como marroquíes y facilitando así la entrega a las autoridades del vecino país.
La diferencia entre los servicios en los que se interceptan balsas y los que se localiza a un motor humano radica en que, en el segundo de los casos, la Benemérita puede denunciarlo en el juzgado abriéndose diligencias contra el pasador por un delito contra los derechos de los extranjeros que lleva consigo notorias penas de cárcel.
¿En qué situación estamos ahora? En un momento en el que la población subsahariana sigue ejercitando sus entradas basadas en el rescate que, saben, tendrán una vez que toquen el agua; mientras que la magrebí vuelve a poner de moda el empleo de los motores humanos en el que delincuencia e inmigración irregular estrechan los lazos.
Ante toda esta situación el CETI va respondiendo, afrontando con los recursos de que dispone y algún que otro extra una realidad variable, estirando las plazas hasta las 700, manteniendo las condiciones de habitabilidad de los inmigrantes de forma digna.
Hoy viernes las fuerzas de seguridad ya van perfilando la manera de actuar ante la inminente ‘Operación Feriante’, cerrando filtros en frontera, mañana, y en los bajos de la Marina, desde primeras horas del domingo. El descenso de hasta el 50% que se ha ido registrando en los últimos años en el volumen de salidas puede verse afectado en esta edición en la que, ya de por sí, la presión en la avenida portuaria es constante y diaria sin que haya cacharritos de por medio.
La Policía Nacional, portuaria y Guardia Civil se repartirán, según el protocolo de la Delegación del Gobierno, las parcelas de control que tienen asignadas de acuerdo a sus competencias en materia de seguridad.
La anécdota de la jornada Los tres supuestos argelinos. Que tras ser reconocidos por la Guardia Civil se comprobó que eran marroquíes y fueron devueltos a Marruecos.
La balsa. Que ocupaban dos mientras un tercero, ayudado con unas aletas, les empujaba ejerciendo de motor humano en el segundo caso en esta semana.
Grecia está construyendo un foso para frenar el flujo de inmigrantes Hace unos meses, la Grecia del rescate y de la presión migratoria buscaba asesoramiento para saber cómo tratar la problemática derivada de la entrada masiva de sin papeles. Para ello, la secretaria de Estado de Inmigración enviaba a uno de sus diplomáticos a Ceuta, con el objetivo de conocer el CETI, el centro de operaciones de la Benemérita, el perímetro fronterizo y las instalaciones policiales. Pues bien ¿aprendieron algo? Más bien no. El diario ‘To Vima’ se ha encargado de destapar la auténtica realidad de la política migratoria griega: el país se ha lanzado a la construcción de un enorme foso defensivo en la frontera con Turquía con el que quiere contribuir a frenar el flujo de inmigrantes indocumentados que quieren entrar en la Unión Europea. La actuación, según este diario, se ha basado en la construcción de una trinchera anti carros de 120 kilómetros de largo, 30 metros de ancho y siete de profundidad, que pretende hacer de la región de Evros una zona esencial en la defensa del país. El primer tramo de la obra, de 14,5 kilómetros de longitud, ya está terminado y se están preparando los trabajos para otros dos sectores de 11 y 13,5 kilómetros respectivamente. El foso, construido por las Fuerzas Armadas, forma parte del sistema de cierre de la frontera greco-turca a la inmigración ilegal.
Evidentemente la construcción del foso ya ha sido criticada por organizaciones en pro de los derechos de los inmigrantes y por expertos en la materia, que consideran que esta obra es sólo una solución parcial, ya que el tráfico de inmigrantes puede seguir a través del río Evros.
Así las cosas Europa responde con políticas duras a una presión africana movida, en parte, por las revueltas del norte. Grecia da este paso, mientras Italia y Francia buscan el beneplácito de la UE para poder levantar fronteras virtuales para negar la entrada de avalanchas de inmigrantes. ¿Pero qué se considera avalancha? No se especifica, ante lo que se ve como una manera de ambos gobiernos de defender su política dejando atrás a otros países. {galerias local="20110805_10y11" titulo="Guardia Civil rescata a 7 inmigrantes en una balsa y devuelve a otros tres" /}